12.8.10

miaku_ (2010) 1/2

en la oscuridad con los ojos cerrados, por miaku_
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el arco-iris más bello sólo se ve en la oscuridad con los ojos cerrados
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hay una clarividencia de la oscuridad
cosas que sólo vemos
en la oscuridad y con los ojos cerrados


galaxias creándose y estallando
en infinitos haces de luz
calor y energía


desde el origen
hacia el origen


destellos mágicos
del parto sangriento
y maravilloso
del universo


aunque somos
entre tanto mar sideral
habitantes censados
en la vía láctea
avenida planeta tierra
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La mujer es un centro, dijo Benedetti, y el hombre es otro centro, pero hay más centros, el idealismo, el pacifismo, la espiritualidad, la creatividad, y muchas más cosas también son centros.
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Siendo segura la muerte, el riesgo más lógico es vivir.
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Quien crea que lo tiene todo claro, es que tiene más ego que cerebro o más ego que honestidad.
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florecer


niebla,
vapor de agua,
gotas de lluvia
dando a luz
hierba fresca
y tierra mojada
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cosas pequeñas hechas con cariño
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el amor deja en evidencia miserias de la vida como la injusticia y la muerte
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amar es la mayor riqueza
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quien no lucha por lo que ama, ¿para qué vive?
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si cada vez que las cosas se ponen feas no lo intentamos nunca nos llegará alguna que otra vez un buen azar
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La mayor de las riquezas es amar, tampoco es pequeña riqueza crear, y notable tesoro es y hay en la amistad.
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nadie desea morir mientras siente que puede desarrollar su propia vida
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arco-iris mágico: ojosadentro
clarividencia de los ojos cerrados
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quizá una vez perdida la esperanza nace una luz más real que paradójicamente crece con esperanza y da más esperanza
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es un error esperar demasiado de la vida, pero otro error es no esperar más que lo habitual, o sea no esperar gran cosa de la vida, más bien nada, y otro error es sólo esperar...
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Se consideran el centro del universo y alrededores...
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La palabra amor es muy corta, ¡el amor es tan grande!, es enorme, inmenso, ¡se desparrama de grande que es!.
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La frustración es una rara bendición, significa que intento vivir algo que no se logra sólo con dinero o repitiendo una fórmula. Significa que intento vivir algo más difícil de lograr.
La frustración es lo habitual, lo raro es conseguirlo.
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El problema de la vida es tomársela demasiado en serio, aunque otro problema es tomársela demasiado en broma.
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Si fuéramos muy importantes, no moriríamos; si no tuviéramos ninguna importancia, no naceríamos.
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Hay sueños que son como quejas enviadas a dioses que en caso de existir no van a escucharlas. Sueños idealistas. El idealismo es consciente de que si el mundo se hizo en siete días, bien mirado se podría haber hecho en un mes y que hubiera quedado algo mejor. Bien mirado, el ser humano por lo general no es para tirar cohetes, y eso sin entrar en lo que suele gobernar y comandar ejércitos y credos.


Hay sueños que son como súplicas al azar. Sueños ilusos quizá, que no son imposibles pero de improbables que son el caso es que creer en ellos es casi lo mismo que desear la paz y prosperidad mundial.


Hay sueños que son tan pobres que se pagan con dinero. Sueños materiales, que no son gran cosa y más bien no son sueños sino deseos suntuosos y poco más.


Hay sueños que provocarán pesadillas. Cuidado con lo que sueñas, que la diferencia entre los sueños y la vida es que los sueños suelen ser más agradables. Aunque todos soñamos con una vida que supere nuestros sueños.
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la verdad es que lo que no es mentira rara vez es toda la verdad
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la riqueza de los placeres sencillos
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hoy empieza algo,


no sé qué,


lo descubriré
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también llevamos dentro las nubes y el arco-iris
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conservar es lo contrario de vivir; vivir es fluir y regalar
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encuentro, regalo, busco, recibo... algo de amor en un mundo sucio
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cuando un gato hace miau, ¿no es un haiku?.
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no entiendo nada,


da lo mismo,


es maravilloso
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noche mágica,


el arco-iris besa a la luna,


tierra mojada y hierba fresca
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Hay pérdidas que son ganancias. Hay ganancias que son lastres.
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Se me pasan los días,


y en las noches no se me pasa


entre párpado y párpado


acordarme de ti
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¡Ah! ¿Qué sería del mundo sin la audacia de los tímidos?
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Siempre hay un riesgo, y nunca sabemos qué riesgo es mayor, si arriesgarlo todo a una carta o dejar que la vida nos reparta las cartas.
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La calma del alma es bella, más bella es todavía el alma enamorada.
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La debilidad de las dictaduras, oligarquías y monarquías queda clara cuando se descubre que no pueden vivir sin la gente mientras que la gente puede vivir perfectamente sin dictaduras, oligarquías y monarquías. Hay cientos de ejemplos.
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Lo peor de la maldad no es todo el daño que provoca sino toda la bondad que no deja crecer.
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hoy empieza algo,
no sé qué,
lo descubriré
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también llevamos dentro las nubes y el arco-iris
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conservar es lo contrario de vivir; vivir es fluir y regalar
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encuentro, regalo, busco, recibo... algo de amor en un mundo sucio
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cuando un gato hace miau, ¿no es un haiku?.
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no entiendo nada,
da lo mismo,
es maravilloso
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noche mágica,
el arco-iris besa a la luna,
tierra mojada y hierba fresca
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Hay pérdidas que son ganancias. Hay ganancias que son lastres.
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Se me pasan los días,
y en las noches no se me pasa
entre párpado y párpado
acordarme de ti
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¡Ah! ¿Qué sería del mundo sin la audacia de los tímidos?
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Siempre hay un riesgo, y nunca sabemos qué riesgo es mayor, si arriesgarlo todo a una carta o dejar que la vida nos reparta las cartas.-

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La calma del alma es bella, más bella es todavía el alma enamorada.
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La debilidad de las dictaduras, oligarquías y monarquías queda clara cuando se descubre que no pueden vivir sin la gente mientras que la gente puede vivir perfectamente sin dictaduras, oligarquías y monarquías. Hay cientos de ejemplos.
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Lo peor de la maldad no es todo el daño que provoca sino toda la bondad que no deja crecer.
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Sólo el vaiven del universo es eterno.
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Ayer no es hoy ni hoy es mañana.
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Si existe un destino, lo cumplimos, lo sintamos o no, pero probablemente es el azar. Intentamos cuadricular el azar con líneas rectas, simetrías y perfectas disecciones, sólo que la vida no se puede diseccionar, ni es simétrica, ni es recta.
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No mirar atrás, no sirve de nada y hace más pequeños los logros o más estúpidos los errores y dolores, y además las cosas buenas del ayer entristecen y empequeñecen las que ahora no son tan buenas, ¡no digamos las mediocres y las malas!.
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Si el pasado es un fantasma, bueno, también es un fantasma el sueño, y lo es la imaginación, y hay algo etéreo y fantasmal en la propia fugacidad del presente, que no llega a ser pronunciado. Todo es fantasmal, y las cosas sólo son sólidas en nuestra mente, pero la realidad es líquida, profundamente fluida.
Hay una dimensión líquida de la realidad que permite que vivamos, porque si la realidad fuera sólida y estable todo sería la constante repetición de una fotocopia. Pero en la vida no hay pausa, todo está en reproducción constante, podemos retroceder al pasado en un instante, podemos imaginar un futuro, pero no podemos avanzar rápidamente hacia el futuro. Y todo está también en constante desintegración. Vivimos y morimos a cada instante una nueva vida y una nueva muerte.
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El idealismo ¿acusa a la vida o escapa de ella?.
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Los límites de la vida quedan en evidencia ante los sentimientos y deseos más nobles.
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Un objetivo es una trampa y también un límite.
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Hay más y mejores formas de vivir que la acostumbrada.
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Quizá ofenda a nuestro ego reconocer el papel que el azar juega en nuestras vidas.
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Lo maravilloso y lo terrible de la vida es que el azar puede sonreírnos o desangrarnos sin motivo alguno. Las bendiciones y maldiciones del azar, de lo imprevisible, de lo que nos envuelve y no podemos controlar, de aquello sobre lo que no tenemos la última palabra. Y así, incluso en los peores momentos puede llegar un buen azar que nos haga salir del agujero, y al contrario incluso en nuestro momento de gloria puede llegar un azar adverso que nos destroce. El azar, la incertidumbre de la vida, es un misterio que da tantos motivos para la esperanza como para la preocupación.
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He aprendido a aceptar los golpes injustos y a aceptar los regalos injustos. La vida está llena de estas cosas. La justicia no es de este mundo, ni de ningún otro, lo raro es que tengamos una idea de justicia, un ideal de justicia siendo que la vida no lo tiene. Será quizá una de tantas paradojas humanas.
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En el error está el acierto, si nos damos cuenta de que nos equivocamos.
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Reír es mejor que llorar, a no ser que en realidad tengamos motivos para llorar. Lo paradójico es que a menudo reímos por no llorar, y cuando somos muy felices lloramos de alegría. ¡Qué complicada es la vida!.
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Cuando recordamos olvidamos muchas cosas mediocres y dolorosas, por eso vivimos en vez de ser consumidos por la depresión y la ira. Creo que sobrevivimos no porque recordemos sino porque olvidamos mucho y relativizamos.
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Es mucho esperar de la vida que no dé lo que nos conviene. Casi nunca sucede. Al canalla le da motivos para seguir siéndolo y al inocente lo martiriza. Y aún hay quien dice que la vida es bella porque sólo ha visto las cosas bellas de la vida. La vida es bella a veces, y a veces es maravillosa, pero cuando ya se ha secado la sangre de los crímenes y se han apagado los gritos de las víctimas.
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He escuchado que hay un tipo de "suicidio altruista", cuando una persona se siente una carga para la sociedad se quita la vida creyendo que así favorece a los demás. Lamentablemente los dictadores y canallas de todos los tiempos no pensaron jamás que suicidándose le hubieran hecho un favor a la humanidad.
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Abundan tanto las trampas y traiciones que la persona solitaria haría bien en no ser más que optimista muy ilusa creyendo que su soledad es lo más triste, ¡hay relaciones y gentuza que hacen preferible la soledad!.
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Quizá una vida al azar, carente de rumbo, sentido, a la deriva, tiene incluso más sentido que una vida vivida con un rumbo equivocado, con unas ideas sobre el mundo erróneas, creyendo en la gente equivocada, aunque estuviera alentada por los más nobles sentimientos.
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"Hay una grieta en todo, es así como entra la luz", dice Leonard Cohen, sí, hay una grieta en todo y esa bendita grieta es la que nos hace humanos, aunque a menudo duela.
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La justicia tiene poco que hacer en la vida, así que se mete en las cabezas de los idealistas para no morir del todo.
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la gente puede cambiar pero nunca más allá de ciertos límites

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Uno va y olvida los malos tratos, y se acuerda sólo de los buenos ratos, que si uno lo pensara más y mejor, tampoco eran tanto, pero quizá por comparación han quedado elevados a alturas increíbles, míticas, de la misma manera que ciertas películas que hoy en día no nos parecen gran cosa en su día fueron consideradas el no va más, y puede que entonces lo fueran, pero por razones coyunturales. No se trata de quitar méritos, que méritos tiene todo el mundo, y todo tiene alguna cosa buena en su interior, pero si creemos algo mejor de lo que es ya la hemos empastrado, y mucho. Si vemos a alguien con buenos ojos y no hacemos caso de sus malas acciones, las disculpamos, pues así acabamos siendo cómplices en cierto modo.
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Si algo no se combate, se consiente. La omisión también cuenta, y quizá es lo que más cuenta, todo lo que no se hace, se dice, se intenta.
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nos fijamos en lo dicho, lo hecho, en los resultados, las palabras, las acciones pero no damos importancia a lo que sentimos y pensamos pero no decimos, a lo que sentimos pero no intentamos, ni a menudo a lo que intentamos pero no alcanzamos. Y estas cosas son importantísimas.
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A veces hacemos trailers muy bonitos de relaciones que no eran nada buenas. Seleccionando sólo los buenos momentos parece que las cosas fueron mejores, pero la película era mala de narices.
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Y al despejarse las nubes, el sol no era tan cálido, el cielo no era tan azul.
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Uno no manda en el corazón de los demás.
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engordé una mariposa que se vuelve avispa
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Me engañó el canto de una sirena, poco más.
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Mi cerebro me dice que llevo demasiado tiempo haciéndole caso a mi corazón: mi corazón falla más que una escopeta de feria.
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Mejor uso la cabeza un mucho más.
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Soy esclavo de sueños demasiado bonitos. No tengo porqué ser esclavo de sueños demasiado bonitos.
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Lo que los demás sientan depende en gran parte de su sensibilidad y madurez.
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Una cosa es amar y otra es amargarse.
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Quizá mi vida se basa en la necesidad de expresión.
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me siento bastante orgulloso de lo que he intentado y algo de lo que he creado. De lo que he lo logrado pues no porque verdaderamente he logrado casi nada, pero tampoco le doy importancia al fracaso,
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lo que me parece un fracaso es no intentarlo.
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lo que quiero sentir es que lo he dado todo, que lo he intentado todo. Lo que yo no logre, quizá lo logren otros o lo intentarán otros, pero yo debo dar mi fuego, confiar en que alguna chispa del fuego que recibí y di prenda en otros corazones. Escribir no es todavía un sentido de vida, pero publicar significa entrar en el río, continuar el río de la vida. Internet es el río de la modernidad, y llevo en él cinco años. Supongo que seguiré en el río mientras sienta que dejo algún trozo de madera al que aferrarse, con el que atravesar mejor la travesía.
Quizá sea algo que distraiga de cosas malas, o algo que advierta de cosas peores, o algo que muestre arco-iris a los ojos.
Si no es eso, ¿para qué estoy aquí?. Quizá uno no está para nada pero dentro de la nada uno puede hacer algo o no hacer nada, o hacer algo bueno o hacer algo malo. Se puede elegir, o se tiene una inclinación, no lo sé.
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mi vida debe fluir
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grande es todo lo que he intentado, y si se me quiere considerar pretencioso lo acepto, incluso hay algo de verdad en eso, pero no he sido conformista, mediocre, inercia, comodón, o sea un parásito social. El mundo, cuando alguna vez avanza en alguna cosa lo hace gracias a gente que va más allá de lo normal y se aventura en lo desconocido con el deseo de crecer y hacer crecer. Soy pequeño en eso pero pertenezco a ese grupo de soñadores, idealistas, luchadores, e incluso ilusos y locos.
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Quizá yo idealizo todo aquello que no he vivido precisamente por no haberlo vivido. De haberlo vivido quizá no sería tan idealizador. Ya lo soy mucho menos.
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aún cabalgaré lo más libre que sepa y que pueda. Me derribarán y mientras pueda me levantaré, y cuando ya no pueda levantarme moriré sintiendo que dejé el mundo algo mejor de lo que me lo encontré, o que al menos lo intenté.
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disfrutar nuevos placeres y delicias. Que el miedo no sea mi dueño, como lo fue. Vivir de frente, pero sin buscar la guerra antes que el sendero feliz.
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me puse en camino hace 20 años y no he vuelto en realidad atrás, sí alguna vez, pero sigo avanzando en el camino que inicié. Cada vez será más difícil, pero no me importa. Creo en mí, no creo en la vida pero creo que mi vida es digna y lícita. Que mi lucha es justa y buena. Creo que con los años en vez de aplacarme me haré aún más crítico y radical. Sereno por otra parte pero más firme y sólido. Me engañarán menos y me daré cuenta antes. No he llegado hasta aquí para empezar a retroceder.
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las mejores cosas que hay en mí, que no creo que estén en mi cabeza sino en mi corazón, en mi voluntad, en mi alma.
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Voy a vivir mi vida tanto como sea capaz, y como la propia vida me deje. Y eso me va llevar toda la vida. Me ha salido regular pero la otra alternativa era mucho peor.
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Ahora veo que la vida es un intento que no suele prosperar. Aún así hay que intentarlo.
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En la vida abundan los esfuerzos que no logran prosperar. Los éxitos son escasos, y el azar también cuenta.
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la intuición de más vida
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Los problemas vienen cuando uno intenta más de lo que está a su alcance.
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adicto a esa sensación de descubrir más de lo esperado y luego puede ser que no fuera oro lo que más había
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si no hubieran mejillas, para qué los labios.
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Lo difícil es, una vez perdida la inconsciencia no perder del todo la inocencia.
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Lo más peligroso de las mujeres no son las uñas ni los dientes, sino los ojos y los labios, las lágrimas y las sonrisas, con esas dos armas han derribado y conquistado imperios.
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no elegimos ser hombre o mujer, eso es una condición, pero sí tenemos quizá algo que ver con ser un tipo de persona, o ser otro tipo de gente.
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decida lo que uno decida en la vida, el azar y el entorno cuentan
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Hay más oportunidades para el conocimiento y el placer, pero siento que hay menos bondad y alegría, que todo es más mediocre y deshumanizado, que se ha perdido respeto y sensatez.
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cada época tiene su clima, su ambiente, sus corrientes..
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todo eso se ha ido deshaciendo entre mis dedos como arena que se lleva el viento.
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fui esclavo de lo imposible y de lo improbable, creo que siempre de lo imposible
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quizá yo no tengo mucho interés por el mundo real.
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mis sueños tenían otra vez mucha ilusión pero pocos pies. Pero es mejor que haya salido peor, así queda más claro que ni el pasado ni el presente valen gran cosa si no son para encaminarme a un futuro medianamente digno.
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Un sueño puede ser la peor pesadilla.
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La luna es un satélite, la tierra no es el centro de esta galaxia, esta galaxia no es el centro del universo, pero aún hay quien se cree el ombligo del mundo. Es divertido, ridículo y patético.
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Si somos responsables o no de nuestros actos es una cuestión delicada, yo a menudo no sé si puedo sentirme responsable ni de las cosas que escribí hace tiempo ni de las que hice mal hace tiempo. Ni de lo bueno ni de lo malo, en cierto modo creo que siempre he sido presa de circunstancias, de impulsos, corrientes, vaivenes, que desde luego en otras condiciones yo hubiera sido de otra manera dado que soy muy permeable, influenciable, maleable y corrompible. En un ambiente mejor hubiera llegado a más probablemente, en uno peor hubiera llegado a menos probablemente, pero nunca se sabe.
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Yo no sé si soy libre, quizá Buñuel tenía razón al hablar del fantasma de la libertad. Creo que sencillamente somos parte de la vorágine, obedecemos corrientes, interiores y exteriores. Quizá nos gusta sentirnos libres, pero eso sólo sea otra esclavitud. ¿El esclavo puede creerse libre, y el esclavo puede sentirse libre?
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Si el inconsciente decide mejor que el consciente, entonces porqué pensar tanto las cosas, si al final las últimas palabras las tienen el instinto y el azar. El instinto propone y el azar dispone.
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Ahora veo que la vida es un intento que no suele prosperar.
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En la vida abundan los esfuerzos que no logran prosperar. Los éxitos son escasos, y el azar también cuenta.
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Quizá un muro evita una derrota mayor, incluso la bancarrota total de una vida. Quizá un puente cortado evita que crucemos donde seríamos presa de nuestros mayores enemigos y de grandes catástrofes. Sin embargo, como no sabemos de qué nos libramos sino que imaginamos con gran idealismo prodigios y maravillas mil, sentimos frustración, decepción, desilusión y tristeza. Quizá podríamos pensar que hay sueños que nos llevarían a pesadillas porque esconden dobles fondos que no guardan tesoros sino pirañas para el corazón.
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Ser sentimental parece una desventaja en la vida, tampoco ser inteligente parece una ventaja, ni ser una persona sensible, porque la mayoría no vive en un nivel menos sensible, intelectual y sentimental, con lo que no comprenden y suelen despreciar la sensibilidad, la inteligencia y los grandes y profundos sentimientos que no laten en su interior.
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Lo conveniente es no ser ni más ni menos que el promedio, porque quien está por encima será mirado con suspicacia, recelo, incomprensión y envidia, mientras que quien está por debajo será tratado con desprecio, como si fuera insignificante y se le pudiera pisar sin más. A quien está arriba se le intentará derribar y a quien está abajo se le intentará pisotear.
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Quizá…
La vida exige parches y costuras, no es precisamente una segunda piel. Ni un traje a medida, pero en los mejores momentos todo es fluido y fresco como un aroma.
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El mundo es imperfecto porque así podemos mejorar alguna cosa. Y por otra parte, si estropeamos algo tampoco será una obra maestra precisamente. Considerar la creación una obra maestra es carecer de imaginación y
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Hay cosas que nunca saldrán bien, da igual lo que uno ponga, como si lo pone todo y con la mejor voluntad del mundo. El corazón es limitado, la voluntad también es limitada. La vida es más pequeña que el amor y el esfuerzo. De todas formas hay que intentarlo siempre.
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Amar es amarrarse, no amargarse. El lazo es una soga si no hay ternura.
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Triste es no ser amado, triste es ser despreciado, triste es ser odiado, pero lo más triste es dejar de amar y odiar. Aunque igual que existe un buen amor hay un buen odio en cierto modo. No se nos puede exigir que amemos a quienes nos odian, nos hacen mal, nos cortan alas, nos lastran, y descorazonan. El odio también es un mecanismo de defensa, igual que el miedo. Pero el odio tiende a la agresión y el miedo a la huida, aunque seguramente en el miedo hay odio y en el odio hay miedo. ¿Odiamos lo que tememos y tememos lo que odiamos?.
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quizá la vida es mejor si no se espera lo mejor
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Quizá nos pasamos la vida buscando refugios para la inevitable catástrofe. Creemos encontrarlos, claro, pero la verdad es que nada puede detener el enjambre de adversidades que encierra vivir. Sería sólo un paseo por un bello jardín en el que las rosas no tendrían espinas.
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¿Qué nos atrae de la belleza? ¿Qué nos conmueve y fascina de la belleza? ¿Qué nos deja en vilo, boquiabiertos, extasiados… de la belleza? ¿Qué buscamos en la belleza? Quizá anhelamos la inexistente armonía bondadosa de la vida, quiero decir que en la vida hay armonía y bondad pero no son el primer mandamiento de la vida, suceden pero en un caos indiferente, a menudo mediocre y sobre todo egoísta, además no exento de maldad. Y la maldad triunfa a menudo. Y la fealdad es mucha. Entonces vemos algo bello y nos deslumbra como el oro, porque la belleza no es el metal más abundante de la vida. Y en la belleza a menudo creemos que hay ecos de la bondad, pero tampoco es así. Las crueldades de algunas bellezas, refinadas o no, darían para más de un libro. En la belleza no buscamos simplemente placer lúbrico, que también, sino creo que sobre todo buscamos esa sensación de que la vida tiene un sentido, una armonía, una bondad, y una belleza mayor de la que en realidad tiene. Buscamos consuelo en el caos de los días, buscamos un remanso de armonía en el sinsentido de las cosas, un centro de matemática perfección en un mundo que nunca ha sido perfecto, ni lo será. La belleza es una efímera victoria contra la muerte, el dolor, la decadencia y el caos que son parte de la vida. En la belleza creemos encontrar la inmortalidad de la plenitud, pero no existe tal cosa. Todo nace con fecha de caducidad, o si no existe destino el caso es que todo tiene su apogeo y extinción. En la belleza amamos una de las plenitudes más amables de la vida, pero vemos cosas que no están en ella, como bondad, sentido, equilibrio y armonía de la vida. La vida no es armonía, ni equilibrio, ni tiene un sentido distinto al de seguir siendo vida, ni es buena o mala, es buena y mala al mismo tiempo y sobre todo indiferente. Lo demás podemos buscarlo o incluso creer que lo encontramos,
pero la vida no es tan maravillosa, la vida puede ser maravillosa pero no lo es, no sólo es maravillosa, es sobre todo azarosa, con sus inconstantes rachas de buena y mala fortuna, de aciertos, errores y casualidades, o destinos, que tampoco sabemos si somos un poco libres o en realidad obedecemos. Y el esclavo mejor adoctrinado sería aquel que ni siquiera sabe que obedece, sino que se cree libre. El consumidor habitual del capitalismo neoliberal, sin ir más lejos.
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Quizá sintonizamos varias frecuencias y según las que más sintonicemos acabamos produciendo más melodía que ruido o más ruido que melodía.
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Toda la vida nos la pasamos creando una película, en la que vamos dando saltos temporales, haciendo remakes de lo que en realidad sucedió, escribiendo un guión de las escenas que nos gustaría interpretar y vivir, descartando tomas que nos hacen sentir demasiado dolor o vergüenza, enfatizando con un montaje efectista nuestros logros, para que así parezcan mayores. Nos pasamos la vida interpretando las cosas que vivimos, seleccionando, ignorando, descartando, creando cada cual su propia realidad. La realidad en cierto modo no existe, cada cual vive en su mundo, cada cual de alguna manera crea su propio mundo al interpretarlo, cada vez que nos fijamos más o menos o miramos para otra parte ante lo que vemos, oímos, pensamos, sentimos… Hacemos películas toda la vida, y cuando queremos ver películas del pasado no vemos las películas del pasado sino que las vemos con los ojos del presente (o incluso del futuro) y la película ya es otra, el tiempo le ha dado una pátina más amable o desgarradora de lo que en realidad fue. Quizá estas son las mayores complicaciones de la vida. Además nunca vivimos sólo en el presente, ni dejamos nunca atrás del todo el pasado ni el futuro, que nunca existió pero que imaginamos, y no nos es ajeno. El pasado con sus glorias y miserias sigue presente, y desde el presente nos llegan los ecos de un futuro que puede que nunca suceda, pero en el que en parte ya estamos viviendo, con sus amenazas y promesas de felicidad. Y todo es vivir, el pasado es vida, el presente es vida y el futuro es vida, lo vivido es vida y lo soñado es vida, en realidad ¿qué es lo vivido?. Nuestros sueños a menudo son más reales que nuestros actos. Nuestros actos a veces no revelan nuestros sueños, nuestros sueños a veces no son nuestros, pero lo creemos. Vamos de la realidad a la imaginación a la velocidad del sentimiento, y si la imaginación fuera simplemente una huida de la realidad (que es más) el caso es que a menudo acabaremos huyendo de la imaginación y volviendo a la realidad, pues un bello sueño tiene en sí el reverso de una cruel pesadilla. El marqués de Sade dijo una vez que todos los suicidios se deben a la frustración de la esperanza. Todos no, pero la mayoría seguramente sí. Tanto si elegimos la realidad como si elegimos la imaginación, estamos sujetos a ciertos límites. La realidad es limitada, la imaginación es ilimitada pero al intentar que los sueños se hagan realidad no es raro que la realidad muestre sus límites (incluso los nuestros) y nos defraude de manera atroz. Soñadores, idealistas, lunáticos y demás inconformistas con la realidad, o inadaptados que se dice ahora, no creo que tengamos elección, en nuestra naturaleza la imaginación es mayor que en la mayoría igual que hay gente que tiene un cuerpo más atlético o una mente capaz de afrontar cualquier desafío matemático. Idealistas, soñadores, aprendices de locos a poco que las cosas se tuerzan, a no ser que uno se dé cuenta de que los sueños suelen ser mejores que la realidad y que intentar que los sueños se hagan realidad es de lo más natural pero lo normal es que no se hagan realidad. Si se parte de la normalidad del fracaso y se ve el éxito como algo raro, excepcional, ni siquiera luchado o merecido (la vida está más allá de esas cosas en muchos casos) entonces se puede más o menos seguir por la vida, seguir soñando, seguir luchando por los sueños y asumir una derrota tras otra, y dudar si la derrota es de los sueños o de la realidad, aunque al final de todas formas las consecuencias las asumiremos quienes soñamos y luchamos por nuestros sueños. La otra opción, soñar y no luchar sólo conduciría a envejecer sin vivir y algún día avergonzarse de no haber intentado quizá lo imposible, pero haberlo intentado. Conseguirlo es raro, pero quien no lo intenta debe afrontar su mediocridad, la mediocridad de quejarse en vez de esforzarse, arriesgarse, intentarlo. Es más fácil lamentarse y seguir la corriente, soñar un poco sólo como evasión nada más en vez de dar el paso que va del sueño a la realidad. Cuando damos ese paso atravesamos un abismo que la mayoría de las veces no atravesaremos sino que nos atravesará, caeremos desde muy alto y nos costará levantarnos, pero si no estamos dispuestos a luchar y sufrir por nuestros sueños, ¿vivimos?.
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Quizá soñamos para escapar de la realidad y luego escapamos de los sueños y volvemos a la realidad, frustrados, y entonces, ya medio moribundos nos queda algo, pero no el entusiasmo algo iluso a menudo de los días soñadores. Y sin embargo los días soñadores estaban llenos de pesadillas. Bendito quizá quien no sueña y va descubriendo una vida de maravillosos sueños vividos.
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La mayor vulgaridad es tomar la vulgaridad por genialidad.
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la sensación de avanzar es clave en la vida. De alguna manera uno debe sentir que crece en algo y que va hacia alguna cosa mayor, que aprende, descubre, disfruta cosas mayores, mejores… sin este pensamiento de escalada, sin esa voluntad de crecer, la vida es posible pero no valiosa. Sentir y pensar que a uno le quedan cosas buenas que aprender, descubrir y disfrutar y que incluso lo peor del pasado algún día revelará alguna cosa ventajosa para la vida. Quizá sea eso lo mejor.
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Los ángeles y demonios del pasado tienen alas más limpias y feroces de lo que solemos recordar… eso creo, que la memoria suele idealizar lo que sucedió, es lo que sucede con las historias, se crean epopeyas más literarias y más gloriosas de lo que en realidad fueron. Y lo mismo sucede con los supuestos diarios y escritos autobiográficos, en los que se escamotean siempre cosas, se tinta con colores favorables las cosas que no fueron exactamente así, y de esta manera, inventando, tamizando, decolorando, y retocando al final un poco o mucho todo se llega a un resultado final que tiene algo que ver o muy poco con lo que de verdad fue el pasado. Recordar es convertirse en novelista, en fabulador y fantaseador de lo vivido. Si la propia vida, el propio presente, ya es algo subjetivo, una interpretación personal de cuanto nos llega, hacemos y nos sucede, ya lo de recordar añade una distancia en el tiempo y la paradoja de que nadie recuerda en realidad sino que desde el futuro miramos a quienes fuimos en el pasado, pero no somos los mismos, en realidad el recuerdo no existe porque ya no es presente, pero además el recuerdo no existe porque ya no somos quienes fuimos, somos los descendientes y las secuelas de un pasado. Hay algo fantasmal, surrealista, algo paranormal en el hecho de recordar, de sentir y pensar en quienes fuimos, lo que vivimos. Nos pasamos la vida viajando en el tiempo, pero a diferencia de las películas en las que al viajar no cambiamos ni nosotros ni cambiamos nada a nuestro alrededor, cuando nosotros viajamos hacia el pasado lo hacemos hacia alguien que fuimos y sí influimos en lo que verdaderamente vivimos entonces porque quienes somos ahora nos enfrentamos con la mirada de hoy a lo que vimos ayer. Por eso el pasado es poco fiable, porque recordamos sólo algunas cosas y a menudo en vez de recordar aún parcialmente lo que hacemos es adaptar el pasado a lo que nos conviene desde el presente. Por otra parte, cuando viajamos hacia el futuro, estamos dando pasos en el presente que nos lleven o no nos lleven hacia el futuro imaginado. El presente es subjetivo, interpretado, seleccionado, pero más cercano a la realidad que el pasado, que añade a esa subjetividad la mirada ya distinta del descendiente, que lo vivió entonces. El futuro es imaginación, creación casi completa, imaginaria, basada en algunas cosas reales, pero sobre todo en sentimientos, sueños y pensamientos… en parte vividos y en parte que podemos llegar a vivir, pero imaginados.
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Misterio es una bella palabra para ocultar lo mucho que ignoramos.
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Lo más probable es la decepción pero más improbable es estar vivo, ¡y aquí estamos, vivitos y coleando!.
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Lo más probable es la decepción pero la única derrota es no intentarlo.
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La vida titilea entre la búsqueda de la armonía y el puro caos, o azar.
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Es más agradable llamar azar al caos.
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Quizá lo terrible es que para la vida nada es terrible.
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El pasado siempre es complejo, si lo miras mucho es mal asunto; si no lo miras olvidas el camino que recorriste, pero en cualquier caso siempre mira otro y en realidad se mira con otros ojos, incluso se cambia en la baja fidelidad de lo que llamamos memoria (más bien reelaboración de lo vivido) lo que se mira. En cierto modo la mirada crea el mundo, y en cierto modo el mundo crea la mirada. Las dos cosas son ciertas.
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Con buena suerte se consiguen más cosas que con buena voluntad.
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El optimista ve una oportunidad en todo, pero si el mundo una y otra vez le da gato por liebre, acabará siendo pesimista y viendo un peligro en cada oportunidad. Según nos va así acabamos viendo la vida, se puede intentar cambiar el mundo y en parte cambiarlo, pero finalmente es el mundo quien nos va cambiando, con cada etapa de la vida, incluso a cada rato. Con buena voluntad se consiguen menos cosas que con buena suerte, ya con padrinos ni lo cuento. Incluso se consiguen más cosas con mentiras que con verdades, y con argucias, y alternando verdades y mentiras, y con medias verdades. Y no parece que la vida tenga sentido alguno de la moralidad, por eso el mentiroso siempre tendrá ventaja en la vida, porque hasta que se le descubra (si se le descubre) ya ha cogido ventaja y un buen trozo del pastel. El pesimista dirá que el mundo es un fraude lleno de corrupción y argucias, que siempre triunfa el mal, o que lo hace muchas veces; el optimista dirá que a pesar de tantas estafas aún existe el arco-iris, el cariño de los enamorados, las sonrisas llenas de ternura, la creatividad y la gente dispuesta a ir a corazón abierto por la vida, aunque alguna que otra vez algún inferior se aproveche de su buena fe. A fin de cuentas mienten quienes son inferiores, quienes no saben lograr las cosas de otra manera, de manera digna. Mentir es coger ventaja, es tan fácil, que sólo puede ser la práctica habitual de quien juega con las cartas marcadas, de jugadores de ventaja.
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Un pesimista nunca acaba decepcionado pero el fatalismo encoge el paso. El realismo es posible que en realidad no exista apenas porque, ¿qué es la realidad?. La realidad es muy grande, muy compleja y muy cambiante como para que alguien pueda captarla en su totalidad, complejidad y mutabilidad con total precisión, además cada cual mira con sus ojos, o sea con sus principios, temores, sueños, aspiraciones, querencias, capacidades, recuerdos, estados de ánimo... La realidad es múltiple y cada cual es subjetivo. La objetividad no existe ni en una fotografía, cada enfoque, cada lente, cada película, cada revelado, por no hablar de la iluminación, da una fotografía distinta. No es la misma piel a la luz del neón que a la luz de la luna.
Hoy no sé porqué pienso en estas cosas, quizá porque el triunfalismo bobalicón me da dentera, y la vida me ha enseñado una y otra vez que lo impensable pasa más veces de las que creemos, que en la vida hay imposibles pero lo improbable, por remoto que pueda ser, también sucede, y lo más improbable, si lo piensa uno bien, es estar vivo aquí y ahora. En el fondo lo más sensato es pensar que ante cualquier cosa hay posibilidades de que sí y posibilidades de que no. Los porcentajes serían incalculables, nos puede parecer que más que sí o más que no pero nuestras creencias no son más que creencias y las cosas salen como salen, incluso a veces parece que bien y en realidad más bien al contrario. Incluso los resultados pueden ser engañosos, hay derrotas victoriosas y victorias que son derrotas. La vida está llena de estas cosas que parecen paradojas, contradicciones y juegos de palabras. La vida posee una especie de humor fino, sarcástico e irónico, a veces muy negro, que aún así a veces tiene su gracia, aunque a veces no tiene ninguna gracia y nos hace sonreír de puro terror. Hace siglos que ya lo dijo Blake: "el exceso de dolor, ríe".
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Creo que prefiero el azar al destino, incluso al puro caos, al guión ya escrito; la duda voraz al plan trazado; la oscuridad también luminosa de la incertidumbre al cajón prefabricado; sentir la magnitud de lo desconocido, improvisar una nueva pirueta en la cuerda floja del instante, fluir entre mares de posibilidades y volar entre nubes inciertas, buscando una brisa de verano, un sol de invierno, el aliento suave de la primavera y el fresquito vivo del otoño cuando empieza. Y octubre, y abril, y mayo, y a cada parpadeo una sorpresa, dulce o amarga, sin saber jamás si el azar soplará a favor, en contra, o no hay azar y todo es un mecanismo de relojería.
Creo que prefiero no ser un engranaje en el sistema, pero si lo fuera podría serlo y no saberlo.
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todo es según lo vemos de alguna manera, todos nos montamos una película en la cabeza, la cabeza se monta sola las películas según lo que cree, siente, necesita... pero eso de que nada es verdad ni es mentira, pues no sé, en ese caso ¿todo vale lo mismo? para mí la mentira vale menos que la verdad, y hay cosas que son verdad y cosas que son mentira, y también están los sueños, y los recuerdos, que tienen su parte de verdad y su parte de mentira, y también están las novelas, y el cine, el teatro... todo tiene su parte de verdad menos la mentira, la mentira es un camino fácil para esquivar la verdad, para sacar partido de la buena fe de la gente

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Un éxito injusto se premia más que un fracaso digno.
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Puede que la auténtica verdad sea que no hay destino ni camino alguno, que todos nos buscamos la vida entre el caos y las ruinas, y algunos llegan, otros no del todo, otros se descarrían o les cortan las alas, y de todas formas el resultado es lo de menos, lo único importante es morirse habiendo vivido los propios sueños, aunque casi nunca los alcanzemos. Defenderlos, lucharlos, intentarlos, es vivirlos también.
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Cada vez veo más la vida desde el lado mayoritario de lo intentado y frustrado, que no es lo que se nos suele decir pero es lo más habitual. Muchos lo intentarán, pocos lo conseguirán, y bastantes lo conseguirán sin merecerlo.
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Todos preferimos la belleza, pero la belleza no supone bondad, mérito o alguna otra virtud. Queremos belleza porque buscamos la armonía. La belleza y la armonía no pueden durar. Tampoco el caos.
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El sexo puede ser espiritual, amoroso y cósmico, pero con frecuencia es algo más bien necesario, instintivo y, sin tono peyorativo, animal. Después solemos teorizar, adornar, refinar, racionalizar y abordar de mil maneras, ¡o al menos de mil y una maneras! el impulso sexual, pero en realidad buscamos el calor, el placer, el éxtasis y la ternura del sexo.
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Nos pasamos la vida sumando y restando, también multiplicando y dividiendo. Descubriendo y añorando. Todo está lleno de sorpresas, agradables o dramáticas, todo late entre el deseo, el presente y la ausencia. Futuro, presente y pasado. La alegría y la tristeza siempre tienen motivos para hacerse notar, y así vamos de la una a la otra al compás de la vida. Ni una ni otra pueden durar eternamente, aunque hay personas predispuestas a una o a otra las circunstancias son más que influyentes a veces decisivas. No somos tan independientes y autosuficientes como a veces nos creemos, ni siquiera podemos vivir un rato sin respirar. El azar y el entorno, los demás, son al menos la mitad de lo que vivimos. Otras circunstancias, otras relaciones, y todo sería de otra manera.
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El cine siempre exige demasiado si no da algo digno y valioso. Puede dar mucho pero cuando no lo da has perdido vida, tiempo, atención e inmovilidad. La música no pide tanto, más que exigir se ofrece, y no pide el completo arrebato de los sentidos. El poder de seducción de la música es enorme, tal que el propio cine suele abusar de su influencia emocional, a veces subliminal.

En el cine hay algo subyugador y vampírico. Y erótico, muy erótico, algo urgente y emergente. Una foto la puedes mirar un instante o perderte en ella todo el tiempo que quieras. Una película te ofrece-te exige una montaña rusa, pero podemos detener el viaje incluso en todo lo alto. Podemos dejar que la película siga y abandonarla si no nos gusta el viaje.
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Todo se puede ver bajo la pregunta, ¿y en otras condiciones?. Por ejemplo, ¿tratamos igual a una persona bella que a una que no lo es, y a la que es des(a)graciada?. Pensar que son detalles sin importancia en un mundo en que la cirugía estética empieza a ser tan frecuente que la belleza será cuestión de talonario, sería pecar de ingenuidad. Incluso, sobre la belleza, Esther Vilar llegó a afirmar que "la belleza es reaccionaria".
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Es tonto compararse con nadie, incluso con uno mismo. Todos tenemos virtudes, defectos, ventajas, inconvenientes, pero claro, hay quien tiene todo tan de cara que tiene mejores cartas en principio. Lo que es tonto es compararse con alguien, las circunstancias se pueden comparar. La persona que posee belleza, parte siempre con ventaja, la belleza no es una virtud ni un defecto, es una propiedad (que se pierde), no supone bondad o talento, ingenio, creatividad, valentía, coraje o empeño. Y sin embargo se suele llegar más lejos con esta propiedad superficial pero agradable de ver, y evidente, quizá porque además de encender la líbido se nos presenta como una encarnación de lo maravilloso, la perfección, como si hubiera una voluntad de armonía, belleza y bondad, un orden agradable y delicioso en el universo. Sólo es belleza, pero en la belleza proyectamos nuestros sueños más idealistas. Sin embargo hay bellezas que esconden tinieblas crueles, o como poco ñoñerías y mediocridad. Y no hay mayor peligro que alguien que posee encanto pero no es persona. Stephen King escribió en algún lado que "La voz del diablo es dulce".
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Me acuerdo mucho de las palabras de Baudelaire; "por mirar al cielo caigo en abismos profundos". Siento cada sílaba de esos versos en cada latido de mi corazón, pero sigo mirando al cielo, las estrellas, y el arco-iris tras la tormenta.
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Aunque sepan tu nombre no te conocen: nombres legales, nombres artísticos, alias, pseudónimos, anónimos...
Desde que empecé a escribir, he firmado cosas con bastantes nombres, y algunas las he difundido anónimamente. Y ahora pienso sobre si el nombre legal es el más honesto o simplemente el legal, el menos escogido de todos. Nos ponen nombres y apellidos los demás, a no ser que legalmente hagamos algo al respecto, que se puede. La autenticidad e identificación de darse a conocer con el nombre legal es variable, depende de lo afines que nos sintamos con este nombre. Si hay una completa identificación, el nombre gusta, entonces es de lo más natural, pero no obligatorio, identificarse con el nombre legal. Crear otro nombre puede deberse a varios motivos, puede que haya una falta de simbiosis, de identificación con el nombre asignado, el nombre legal, o una necesidad de crearse una nueva identidad como si de un propio nacimiento se tratara, nombrarse, o se intente uno separar de conflictivos lazos familiares, que por otra parte pueden ser beneficiosos. De todas formas son tan frecuentes los nombres abreviados, los pseudónimos, uso de iniciales, seleccionar entre los nombres compuestos, escoger solo un apellido, y no siempre el primero, y tantas cosas más que al final ¿alguien firma con su nombre legal completo?. Casi nadie. Lo habitual es escamotear parte del nombre compuesto o algún apellido, y enfatizar el resto, al igual que al vestirnos mostramos más o menos piel, la que queremos mostrar. Además el nombre legal sería muy largo, aunque en ocasiones ahorraría confusiones, y por eso algunos para ser identificados recurren a exponer sus nombres y apellidos al completo, o serían confundidos. También hay quien usa pseudónimo parapetándose en él, desligándose o marcando una distancia entre su trayectoria anterior, de la que se siente más orgulloso, como reconociendo con cierto sonrojo que está haciendo cosas con las que no se siente tan identificado, quizá por necesidad económica. Hay sin embargo casos curiosos en los que el pseudónimo se hace más popular que el nombre legal aunque durante décadas el nombre legal se haya utilizado y el pseudónimo sólo en unas pocas ocasiones. También hay pseudónimos literarios que son corazás y espadas para el libelo, un nombre que se sabe ficticio que acompaña a un ataque, que a todo esto puede ser una ataque justo, o injusto. Son nombres agresivos, a veces pomposos, que enfatizan escritos agresivos, que no desvelan el nombre legal ni suplantan a otro, pero son nombres de guerra, tampoco anónimos pero sí evitan la posible comunicación cara a cara. También hay creaciones literarias que en vez de ser agresivas son amorosas, como los admiradores secretos, escritos bellos pero tímidos en la autoría, que no desvelan el nombre legal pero se muestran amables, galantes, dulces... delicados. Un nombre artificioso, literaturizado, tampoco es ensí agresivo o cobarde, puede ser dulce y tímido. O quizá por distinguir mejor, hay quien se acoge al nombre literaturizado para sacar partido de él, enfatizando el ataque, mientras que otros se acogen a él por una cuestión de pudor, timidez, falta de arrojo, pero en cualquier caso sin maldad alguna. A todo esto hay que decir que quien no se identifica de manera clara, no puede ser ni perseguido ni recibe crédito literario alguno, por eso quien tenga una gran vanidad al final usará un nombre con el que ser conocido en vez de un anónimo. Firmar con un nombre de guerra supone una cierta premeditación en el peor de los casos, y un refuerzo a lo escrito, intensificarlo al darle una autoría, impactante por lo general, un énfasis efectista muchas veces. Una armadura y una espada afilada. Siempre y cuando no haya manera de responder claramente a quien ha dicho o escrito algo casi es lo mismo si lo ha hecho desde el anonimato o con un nombre literario, común, de chiste, o alguna otra forma, los matices al final esconden que no habrá cara a cara. Los apodos, nicks, en internet, chats, blogs, redes sociales y demás, ¿no son algo parecido?. ¿Hay mucha diferencia entre que te diga algo quien te dice su verdadero nombre o que te lo diga alguien con un pseudónimo?. Si no te da la oportunidad de contestarle, qué más da. No me gusta el rollo contestar en los foros, blogs, redes sociales, ¿quién sabe si vuelven y leen las respuestas?. La comunicación es cuando es mutua, si no es así se trata de monólogos, cosa que abunda más que nunca. No se trata de que haya un nombre sino una clara intención de vincularse con lo dicho y discutirlo, defenderlo... con posterioridad. Es fácil decir algo, largarse, ni justificarlo ni estar dispuesto a aclarar, profundizar... pero muchas veces no hay comunicación bidireccional, y en ocasiones se agradece que sea así. Si alguien nos ataca anónimamente sabemos que no sabemos quién, pero un nombre a menudo tampoco nos dice nada, muchas veces no hay una persona detrás del nombre. Todo el mundo tiene un nombre o varios, pero no todo el mundo es persona. Hacer más caso de lo que diga alguien reputado con un nombre que alguien anónimo carece de sentido porque el nombre reputado puede tener un mal día, equivocarse (¿hay alguien infalible?) o pervertirse, y sin embargo el anónimo podría estar en lo cierto, incluso ser alguien públicamente con una reputación que no la quiere exponer. En el mundillo vanidoso como pocos del arte, apareció un colectivo enmascarado y anónimo de activismo feminista (no sé de qué tipo de feminisno, que hay varios, como varios tipos de mujeres) que se afirmaba compuesto por gente importante en el mundillo, quizá cargos en museos, parte de la crítica artística... A mí esto de los enmascarados no sé si me parece cómodo, o quizá a veces jugar a dos bandas es lícito, y estar dentro y fuera del sistema, dentro y fuera de la exposición total, entre dar la cara y no darla, puede tener a veces su justificación, o se trata de un recurso. Caso a caso y según las intenciones me iría decantando. Quizá lo de morder la mano que te da de comer incluso puede ser legítimo si la mano que te da de comer también te pega bofetadas de cuidado. Y si uno va a casos particulares, si alguna institución o alguien es cruel, letal, ¿se merece que nos identifiquemos para ser reconocidos y encontrados con más facilidad?. Puede que no, que no tengamos que dar la cara con quien tiene la cara muy dura. Y de hecho incluso en la legalidad del sistema a veces se usan nombres en clave e identidades falsas por completo como en el caso de los infiltrados, en principio con propósitos legales, aunque medios no precisamente la verdad toda la verdad y nada más que la verdad. Pero a veces ir con toda la verdad por delante es darle ventaja a quien ya juega con ventaja, una tontería. Un engaño deliberado en ocasiones puede estar justificado ante quien es deliberadamente fraudulento. A alguien que miente por sistema no estamos obligados a decirle toda la verdad, y si le mentimos quizá tampoco está tan mal. Quizá el grado de excelencia y exigencia mayor sólo se lo debemos a quienes son personas de verdad. Aún hay más posibilidades, si alguien nos tergiversa, discrimina, y humilla por sistema, y no leería nada firmado con nuestro nombre, podemos enviarle algo anónimamente y lo leerá, y si en el anónimo desvelamos sutilmente, nunca explícitamente, nuestra identidad, en cierto modo no es un anónimo sino una especie de carta sin remite que al final viene firmada. No es del todo lo mismo, pero no es tan distinto como parece. Acordándome de Oscar Wilde recuerdo que dijo que a una persona hay que darle una máscara para que muestre su verdadero rostro. En ese sentido un pseudónimo puede llegar a ser paradójicamente una máscara que permite mostrar el verdadero rostro. Aunque en realidad nadie tiene un solo rostro, aunque legalmente sólo tenemos una identidad. Hay también esta cuestión, una persona va cambiando no sólo de aspecto a lo largo de la vida sino sobre todo de personalidad, de intereses, carácter, intenciones, deseos... y eso durante toda la vida, sin embargo desde que nos traen al mundo hasta que nos entierran a todas esas vidas y personalidades se les pone un solo nombre. Me parece increíble, ¿qué tengo yo que ver con el bebé que mamaba de la teta de mi madre, o con el de hace unos meses?. Algo, sin duda, vengo de lo anterior, pero no soy el de antes, ni después seré el de ahora. Como poco junto al nombre legal deberíamos añadir el año y el mes, a veces hasta la hora, minutos y segundos. Lo de los nombres nunca está muy claro y definido, crea expectativas o sesgos que muchas veces no son realistas, y así por ejemplo al saber que una película es de un director que hizo cosas sublimes le buscamos la maestría que no tiene esa película, o nos llevamos una gran decepción, por comparación con lo anterior. Y al contrario nunca sabremos lo que nos perdemos de quien hemos tachado, que en algún momento ha hecho algo de valor, pero no lo conoceremos jamás. Lo ideal sería juzgar anónimamente, por las implicaciones asociadas a los nombres, los favoritismos y prejuicios asociados a tal o cual nombre. Sólo en algunos casos sería casi siempre imposible el anonimato, en las artes escénicas a menudo, en la interpretación musical, el teatro y el cine, a no ser que el maquillaje cubriera el verdadero rostro, o filtros la verdadera voz, pero en las demás artes el anonimato podría facilitar un juicio desprejuiciado y puro. En realidad es muy corriente que alguien que ya se ha hecho con un nombre, merecido o no, después se dedique a vivir del cuento, a vivir del nombre. Firmar, por otra parte, significa también que se quiere reconocimiento, así que la vanidad está en juego, y el anonimato impide cualquier tipo de vanidad. Se escoja la opción que se escoja, y quizá nadie escoge sólo una, se puede defender o discutir, y en cualquier caso por lo general es lícito elegir cómo se presenta alguien, o si no se presenta. Si hay deliberada mala fe, el anonimato tiene su rasgo perverso en que siembra cierta duda respecto a la autoría o autorías, pero los nombres ofensivos y las suplantaciones de personalidad encierran mayor perversidad por el énfasis y el mayor engaño en el caso de la suplantación. Ya para acabar, añadir que cuando decimos algo siempre creemos poseerlo de alguna manera al nombrarlo, acariciarlo, ensuciarlo... Pero como cantó Bunbury, "Aunque sepan tu nombre no te conocen". Los nombres al final son palabras, y unas pocas palabras no pueden encerrar ni expresar todas las complejidades de una vida, aunque lo pretendemos. Así solemos funcionar, con estas simplificaciones e inexactitudes que más bien promueven confusiones. En el fondo, todo es más complicado que poner un nombre o que dar un nombre. Todos somos poliédricos y tenemos muchas caras y muchos nombres.
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Quienes aparentan ser personas apasionadas y sentimentales pero en el fondo son cerebrales, calculadoras y no precisamente personas, consiguen muchas cosas injustamente a través de estas trampas. Aparentan una calidez dionisíaca que oculta una explotadora crueldad apolínea. No hay mayor mentira, ni mayor peligro. Quien interpreta este fraude puede escalar a base de mentiras y traiciones casi indefinidamente. Y es muy común, en todas las épocas y lugares.
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La belleza es cada vez más reaccionaria.

En un notable artículo, Esther Vilar afirmó que “la belleza es reaccionaria”, y no sólo eso, sino que cada día más y más. Y además una belleza cada vez más sin alma ni encanto, una belleza casi sin belleza, cada vez más superficial. Aunque a todo el mundo le atrae la belleza, lo que es cada vez más evidente es que muchas decisiones se toman al instante, que un trabajo, por ejemplo, no se decide por el C.V. o los títulos, talentos, méritos, sino por ser una cara más bonita (y a ser posible un cuerpo) que la mayoría. Así de cruda es la cosa, y que no nos la adornen, porque uno se harta de ver a gente de lo más convencional, sin mayor propiedad (ni siquiera virtud) que el haber nacido con una cara bonita. Con eso parece que ya sea suficiente. Hace un tiempo hablando con el dueño de un videoclub me hizo ver una verdad evidente. Hay modelos que una vez han destacado se pasan al cine, y se quieren convertir en actrices, sus primeros papeles son mediocres como poco, pero como son guapas, les siguen dando papeles, oportunidades, y con el tiempo acaban aprendiendo un poco (o bastante) y van siendo mejores actrices. Si no hubieran sido guapas no hubieran tenido ni la primera oportunidad ni las demás. Esto me lleva a la conclusión, no muy alentadora, de que la belleza parte con mucha ventaja en la vida social y laboral. La belleza es una especie de fascismo, o discriminación positiva. En la belleza buscamos algo de tal magnitud que no nos importa ser injustos con personas de mayor mérito y talento, a las que penalizamos indirectamente por no ser guapas. Lo hacemos todos siempre que tenemos ocasión, de una manera o de otra, al dar un trabajo, al ofrecer conversación, al… Y creo que eso tan grande que buscamos en la belleza es un sentido del equilibrio, de la armonía, una plenitud gozosa que no abunda en la vida, y menos en estos tiempos. Quizá nuestra obsesión con la belleza delata el caos de esta época, aún mayor que el de otras. ¡Todo lo arreglaremos por un momento viendo una cara bonita, hasta tal punto somos infelices, que sacrificamos la inteligencia, la equidad y a veces hasta el alma, por una cara bonita!. Nuestros ojos modernos se han hipertrofiado, tenemos el alma asustada ante la muerte, la vejez y la enfermedad, buscamos refugio en la belleza y anhelamos el mito de la eterna juventud. Y por supuesto, que todo sea perfecto, retocado con bisturí o con el retoque digital, tanto nos estamos alejando de la vida. Y si esto es evidente en algún género cinematográfico más que en otro, observar lo habitual en el cine sexual de los años 70 y lo habitual en esta última década ofrece devastadoras conclusiones. Todo es más sintético y postizo ahora, ¡pero vende!. Parece que las mentiras triunfan cada vez más para intentar camuflar las feas verdades de este mundo en el que lo más globalizado son las desigualdades, las injusticias y la mediocridades, por no hablar de cosas peores.
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Mentir es robar a manos llenas. Mentir es empobrecer al mundo. Mentir es fomentar la desconfianza. Mentir es mentirse. Mentir es creerse más de lo que se es. Mentir es un crimen que nunca se paga lo suficiente. Las mentiras nublan el sol, las mentiras encogen a quienes han sido mentid@s y engordan a l@s mentiros@s. El mundo es un mal lugar para vivir no por culpa de la decadencia, la enfermedad, el dolor o la muerte, sino sobre todo por culpa de las mentiras. Y mentir es tan fácil que quien quiere más de lo que merece se dedica a mentir. Y triunfa, porque la verdad es más desagradable y difícil de descubrir que inventarse una mentira agradable y traidora. Al mentir, sobre todo, adulan nuestro ego y aún peor nuestros sueños más nobles, no estamos preferimos las cosas agradables que las desagradables, y de eso se aprovechan l@s mentiros@s.
Es una grieta por donde entran los ángeles caídos, que nos arrastran a los mayores infiernos. La naturaleza no es tan sabia, de serie deberíamos contar con un detector de mentiras, pero la mayoría de las mentiras no las descubriremos jamás. Muchas ya las descubrimos cuando incluso es peor descubrirlas.
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La muerte siempre está agarrándonos por detrás, acechándonos, pero la vida se vuelve aún más complicada por esa sombra de vida y de muerte del recuerdo.
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El placer y el dolor no son premios ni castigos. La vida no premia ni castiga según méritos. La vida no sabe de retribución o justicia.
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Soltar el lastre y ser un globo, a la deriva en el cielo, que explota en el vacío del universo.
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Todo es complejo, incuantificable, lleno de imponderables, de cosas que no controlamos ni podemos prevenir, prever, evitar... el azar es enorme, las cosas son poliédricas y no conocemos siquiera el número de sus caras, por eso cuando todo se alía en nuestro favor podemos sentirnos bendecidos, afortunados, y pensar que en la magia, en ángeles, dioses y milagros. Siempre hay que intentar lo maravilloso, pero hay que tenerlo muy claro: el viento sopla donde quiere, y en el camino se quedan genios mutilados y matados que nunca podrán dar su luz y su calor. Quienes, incluso con gran esfuerzo, al conseguir el éxito, incluso los mayores logros, no reconocen que no lo hicieron solos, y que el azar tuvo el detalle de cortarles las piernas, las manos, las alas, con alguno de sus mil y un (por lo menos) vaivenes, estos triunfalistas que se creen escogidos y superiores, únicos autores de su éxito, en realidad carecen de verdadera grandeza, se creen mejores que los demás, creen que en la vida el azar da las mismas oportunidades a todo el mundo, y no es así. Creen que son mejores que quienes el azar quitó del camino. Cuando el azar les quite del camino seguro que pensarán, con más humildad y menos engreimiento, que con el esfuerzo no basta, el azar puede desbaratar hasta el mayor esfuerzo. Esto lo aprende, tarde o temprano, todo el mundo. Al menos quienes alcanzan a ser personas.
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El sexo, que ha dado para análisis profundos como los de "El erotismo" de Bataille, es algo paradójicamente divino y demoníaco a la vez. Nos hace salir de nosotros mismos y fundirnos en el todo, disolvernos y alcanzarnos, conocer a gente maravillosa y a gente detestable, nos saca de nuestras casillas y a saber dónde nos mete. Es una fuerza tan primitiva y enorme que en su dulzura y en su ferocidad, en su inocencia y urgencia no tiene comparación posible. El sexo compone tantos poemas, escribe tantos libelos, late en tantas sílabas de las religiones y la filosofía. "El sexo todo lo contiene", dijo Walt Whitman, y todo contiene sexo, todo está hecho de sexo, de erotismo, de lucha, de violencia y de juego, y todo esto, medio domado se amalgama en el deporte más que en cualquier otra manifestación humana. Pero es bien sabido que en la vida como en el deporte, quien se salta las reglas lleva un paso de ventaja, y a menudo le servirá para ganar. Las reglas no es que estén hechas para ser transgredidas, pero cada transgresión demuestra que en el fondo reprimimos gran parte de la sexualidad y la agresividad que la propia vida nos ha dado. En el fondo las conductas psicopatológicas en las agresiones sexuales extreman y colapsan la naturaleza menos amable que hay en nuestro interior. El sexo, en principio síntoma de vitalidad y entusiamo, de salud y plenitud, ¿en qué momento pasa a ser enfermizo y perverso?. Según las sociedades y las épocas, a partir de cierto punto. No es que todo me parezca relativo y todo me parezca bien (la intimidación, el engaño, la violación y la agresión me parecen crímenes) pero hoy consideramos por ejemplo la homosexualidad como una identidad sexual y hace no tanto (incluso en determinados lugares todavía) se consideraba algo digno de lástima o de persecución. Las sociedades dictan lo que socialmente es aceptable en el sexo, y en todo lo demás. Por polémico que sea el asunto, la madurez sexual en los últimos tiempos se ha adelantado en occidente por la nutrición, y no me extrañaría que también por la mayor información, por lo que quizá la mayoría de edad habría que considerarla de nuevo, tanto para las decisiones relativas al sexo como para la responsabilidad penal. El sexo no espera a la mayoría de edad, es más urgente. Sin embargo, el sexo es un asunto tan serio aún en su placer que no nos vendría mal pensar un poco sobre todo lo que significa. De lo contrario el sexo es el que nos tiene, no somos quienes tenemos sexo.
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Pienso últimamente sobre lo que es erotismo y lo que es pornografía, entre lo que es obsceno y lo que no lo es. Hay opiniones muy distintas en esto, y no me extraña. Hay quien no ve diferencia alguna. Quizá la perversión, que también habría que definir, sea mayor cuanto mayor es la transgresión, así que el cine pornográfico en realidad empezaría siendo transgresor pero conforme avanza el metraje, al hacerse cotidiana la desnudez y la sexualidad manifiesta iría perdiendo su capacidad de transgresión, mientras que un film erótico podría mantener cierto nivel de transgresión implícita con leves insinuaciones o velados desnudos, o no tan velados. Quizá depende del contexto, y quizá, en la vida cotidiana la mayor muestra de erotismo no sería alguien que apenas lleva ropa sino alguien que insinúa un deseo y una sexualidad latente más que anunciarlo a los cuatro vientos, lo que sería exhibicionismo pero quizá poco erótico. Quizá, por ejemplo, un contraste de provocación y frialdad, por ejemplo una minifalda azul, es más erótico que por ejemplo unos pantalones rojos, que podrían ser casi obscenos por su claro simbolismo sexual. Quizá al final, lo más erótico, siguiendo un poco a Bataille, es un contraste entre belleza y pureza, inocencia y dulzura y la clara intención de que esta inocencia y pureza no sean sino aparentes, por ejemplo creo que en el imaginario más o menos colectivo masculino la fantasía de la colegiala es recurrente porque entre los 15 y los 20 años las mujeres poseen un rubor especial en las mejillas y una lozanía llena de frescura, pero además ya la sexualidad en flor, cosa que es muy atractiva. Sin embargo creo que lo más atractivo para un hombre seguramente sea una mujer algo más madura, quizá hasta los 30 o 35, depende de cómo se conserve, pero que sea capaz de inspirar esa sensación juvenil. Sexualmente, una mujer con más edad sin duda ha crecido mucho más, pero si además es capaz de inspirar la ilusión de que es una jovencita, la sensación de transgresión en el hombre es mayor, ¡y la ley no puede decir nada!. Más que creer, como Bataille, algo así como que el sexo es feo y se necesita una belleza en el rostro para hacerlo atractivo, o que en el sexo se intenta como ensuciar una pureza, me parece que el sentido de transgresión muchas veces se da por condicionamientos sociales, legales, por lo prohibido, o por la sensación de abandonar las obligaciones de la edad madura y adentrarse, aunque sea ilusoriamente, otra vez en la juventud, época de descubrimientos mil en la que la sexualidad se lleva la palma. Quizá, de alguna manera, el mayor atractivo sea recobrar la sensación de la primera vez, pero con la sabiduría de lo aprendido. Para esta ilusión si el hombre (bastante soñador dicho sea de paso) encuentra una mujer de aspecto juvenil, con la imaginación se puede lograr el resto. Esto me parece más erótico que obsceno o pornográfico, y en mi opinión nada perverso, aunque imaginativo un rato. Quizá lo único verdaderamente perverso es la mentira, y la violencia, con sexo o sin sexo.
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Me maravilla el haiku de Basho:


No lo olvides:
caminamos por el infierno,
contemplando flores


Siento que en el fondo es así, en la propia alegría está el germen de la tristeza, ¡la alegría perdida!, pero nacemos para contemplar las flores a pesar de las espinas e infiernos. Basho me parece más realista que pesimista, en realidad me parece un poeta que ha sido atravesado por los mayores abismos y sin embargo ha logrado ver las mayores cumbres. En su sencillez este haiku es toda una cosmovisión y una sabia advertencia para navegantes, además combate la resignación, el fatalismo y los excesos idealistas, que se llaman optimistas.
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Nada más cruel que una sonrisa falsa. Así, con sonrisas que son mentiras, se va desgastando la fe en el ser humano, y en que la cara es el espejo del alma. La cara es sólo la cara, y hay quien tiene la cara muy dura.
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al final resulta que formamos parte de la vida y de la muerte, que todos los refugios se desmoronan ante el azar, que la vida no es amor, aunque se puede amar la vida
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al escribir se puede caer en la tentación de abarcarlo todo, intentarlo todo, expresarlo todo, y ninguna de las tres cosas es posible
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damos unas pinceladas de color, o dejamos un manchón de tinta, pero nuestra repercusión en el conjunto del universo es ínfima porque el conjunto no puede cambiar, aunque es más probable empeorar las cosas que mejorarlas, incluso con buena intención... es una triste verdad, aunque de todas formas hay que seguir intentando mejorar un poco el mundo, o al menos no empeorarlo
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muchas cosas están en la mente pero no son naturales, sino costumbres; muchas expectativas no son nuestras, son sociales, culturales, religiosas, familiares... nos creemos en la obligación de cumplirlas, pero si no las cumplimos el mundo sigue girando y seguimos girando alrededor del mundo
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La crueldad humana es tan enorme porque el dolor humano y el deseo humano -sin olvidar el ego humano- son los más grandes de la creación. También la alegría humana es la más grande de la creación, pero a menudo son mayores las ambiciones injustas y los sufrimientos.
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Lo más recordado es el olvido. Lo más frecuente es la inercia, lo raro es la vida; lo más frecuente es la cobardía, lo raro es la valentía; lo más frecuente es la tontería, lo raro es la inteligencia; lo más habitual es la rutina, lo raro es la genialidad; lo más frecuente es la injusticia, lo raro es una chispa de justicia; lo más frecuente es el gris, lo raro es el arco-iris, pero el sol sale siempre aunque esté nublado.
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El hambre del mundo se acabaría si sus egos fueran comestibles.
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El cine no es sueño ni es realidad, pero parece sueño y realidad.
Quizá la magia del cine está en que no es sólo sueño ni es sólo realidad, es al mismo tiempo sueño y realidad. En el anochecer o amanecer entre la realidad y el sueño se imagina y se crea el cine, y quizá por eso es el mejor medio, y arte, para expresar la vida, la mezcla de sueños y realidades.
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Se dice que "si no tienes naranjas y tienes limones, pues haz limonada", pero quienes sólo tienen piedras, ¿qué hacen?. Lo más probable, tirárnoslas. Sin olvidar que la riqueza de una minoría se basa en la explotación y en la pobreza de una mayoría. Siempre ha sido y será así, pero es cruel. Y no se arregla con superficialidades pseudoptimistas del estilo de "si no tienes naranjas...". En realidad no tiene mucho arreglo, pero me fastidia la gente que se cree que (te) arregla la vida con cuatro palabras superficiales, dichas desde su torre de marfil. Hablarían de otro modo si pasaran hambre.
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el número no hace el valor
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Hay más odio que amor, más estupidez que inteligencia, más cobardía que valentía, más inercia que vitalidad y sin embargo las nubes no ocultan el sol.
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lo más recordado es el olvido
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el cine no es sueño ni es realidad, pero se parece al sueño y a la realidad.
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en la vida algo seguro es morir, y esto de morir dura toda la vida, hasta que te mueres, ¡entonces se acaba la muerte!
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El amor es la locura más racional y lógica de cuantas existen, porque al final conduce (o al menos intenta) el emparejamiento vital y sexual, que suele conducir a la reproducción de la especie, y a la formación de una familia, que es la base de la sociedad. En esencia, la locura del amor también es un mecanismo de continuidad de la especie. Sin embargo en algo tan natural se enfrentan sentimientos de éxtasis maravillosos y otros dramáticos y traumáticos, porque se trata generalmente de la máxima aspiración en la vida, del impulso más profundo.
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La decadencia es parte de la condición de ser vivo, ni siquiera es algo humano, todos los seres vivos decaen, incluso las flores lo muestran claramente. Las personas morimos a cada instante y tenemos una decadencia física prolongada, cada día más larga, aunque en cierto modo el cuerpo va por un lado y el espíritu va por otro lado. El espíritu, el corazón, y la capacidad creativa e intelectiva pueden seguir creciendo aunque la velocidad, los reflejos y la masa muscular vayan decayendo. La decadencia es natural, pero la resignación y la propia traición no son naturales. Por otra parte, ante la decadencia, además de la aceptación, la resignación o la traición, también es posible la negación, o sea el mito de la eterna juventud, intentar reverdecer laureles, intentar ser joven toda la vida, lo que puede llevar a las mayores tonterías. Aceptar la decadencia y la muerte cuesta si se está vivo, pero negar la evidencia es peor.
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hay quien cree que Dios le llama (al móvil, o telepáticamente) para pedirle consejos... tiene su gracia
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El prototipo de "triunfador" suele esconder, rapacidad, traición, explotación, engreimiento, delirios egocéntricos, y cobardía, y como mayor mérito, si eso es un mérito, saber manipular psicológicamente a la gente, cercana, y a los potenciales clientes. La última película de David Fincher expone un ejemplo de lo más elocuente, aunque habrían muchos más. El "triunfador" es un ser humano fracasado por completo, pero siempre tendrá fracasados que le aplaudan y sean sus cómplices en la masacre de cada día, en el sibilino robo a manos llenas.
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El engreimiento revela carencia de autoestima.
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salvaje alegría de la juventud
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ya es pronto para que sea tarde

                                                     samuel miaku



1
Creo, aunque soy algo descreído, o a lo peor desilusionado, que la vida no es como nos dicen. No es tan difícil lo que nos dicen que sólo está al alcance de las autoridades (políticas, sanitarias, educativas, culturales...) aunque tampoco es fácil, y desde luego no es tan fácil vivir como nos dicen en los libros de autoayuda (así ardan en el infierno) y tantos vendedores de humo.
Pero no voy a preocuparme, ya no. Sólo quiero fluir como el aire, seguir siendo más o menos lo que soy (tampoco eso lo tengo claro, pero sé qué no me gusta atravesar, que me atraviese) en un mundo que nunca fue, es, ni será como yo creí, quisiera...  Mejor así, si el mundo ya fuera la octava maravilla sólo podríamos contemplar o incluso estropear tal perfección. Gracias a que el mundo es bastante ruinoso, no poco bobo, caótico y como poco duro y dramático, pues nos queda algo que aportar y mejorar. Al mundo no le sobra ni un sólo gramo de bondad, es más, cada gramo de bondad perdida ni imaginamos siquiera lo que significa en el mundo. La bondad no abunda tanto, y no logra tanto, pero ¿cuál es la otra opción?. ¿Ser como dicte la estupidez, la mediocridad y la cobardía del momento?. ¿Dejar que los fascismos de cada día ganen nuevos territorios?. Si en el fondo, a no ser que seamos algo ilusos, es verdad que mucho no se puede hacer en el conjunto, que la batalla entre el Bien y el Mal ni siquiera es una batalla, el Bien y el Mal está en cada persona, en cada ser vivo. Y si acaso podemos morir medio buenos, y eso ya no es poco, porque es más fácil que el mal nos corrompa del todo. Lo que no hay que imaginarse cielos rosados y lluvias de melocotones, o que existan rosas sin espinas. La vida no podría existir sin la ferocidad, el crimen, el engaño ni tampoco sin la ternura, la generosidad, la entrega, la confianza y el amor. Y en el amor incluyo el deseo, o la libido, o la lascivia, o la lujuria...  Pero no quiero parecer, ni tampoco ser, dramático, pesimista, nihilista o algo por el estilo, sólo es que hay que combatir ya de una vez las ramplonerías bobas, engañosas, o incluso fraudulentas, de tanto optimismo de pacotilla que nos ha llevado a un mundo que se muere de hambre por un lado, y en donde el supuesto mundo desarrollado se va muriendo de asco, frustración o empacho de nada. Y hundido en la indigencia humana más preocupante. De verdad, hay que estar medio ciego para creer que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Y no soy tan cándido, ya no, aunque incluso ahora, tras décadas no muy memorables, siento que ya es pronto para que sea tarde. Y también que el desierto no está desierto, que el vacío no está vacío, y la vida sigue siendo a pesar de, aunque ¿a qué precio?. Todos pagamos un precio, pero en el fondo no puedo considerar humano a quien no está dispuesto a arruinarse por lo que ama, a quienes siguen la moda del momento, a quienes quieren quedar bien con todo el mundo, a quienes se declaran neutrales, a quienes van de moderados. Ahora hay mucho de esto, quizá eso sea el ser humano sin atributos, pero eso es lo contrario de ser, es simplemente durar en el día.
Y yo, no es que haga falta, pero yo bendigo la luminosa oscuridad de la noche. Nuestra madre es la noche, nuestro padre es el día, y la muerte apenas un parpadeo en blanco, hacia ningún lugar, día y hora.

Aunque antes de morir, que no es pequeño error creer que uno tiene toda la vida por delante (y no es el caso), quiero vaciar mi garganta, poco a poco y con cariño, o con la rabia de vivir y la sangre ardiendo que me hace hombre y no piedra.


2
De vez en cuando siento que el deseo y el placer, que los instintos, que tantas cosas que nos llegan, que nos rodean, o que están dentro de nuestra naturaleza, al final son quienes nos dirigen, que la mente racional es más una ilusión que otra cosa en el sentido de que quizá somos más animales y emocionales que racionales. Lo de que el ser humano sea un animal racional a veces me suena casi a chiste, como eso de que lo que nos distingue de los animales es la inteligencia, y la historia humana es en gran parte una sucesión de estupideces de tal calibre que ningún animal moribundo cometería, y esta época no es menos boba que las demás, puede que incluso sea más boba incluso. No confundo cultura con inteligencia, en realidad es hasta divertido ver a gente con sus diplomas universitarios, incluso con premios de prestigio diciendo sandeces que un niño despierto de apenas 5 años ni pensaría. Somos una generación más preparada que la anterior, pero no por esto más inteligente, ni más feliz. Se habla ya de la generación de la frustración, y con bastante razón (por una vez), casi nadie encuentra un trabajo adecuado a su capacidad, y tal y como van las cosas quien encuentra un trabajo, o dos, para llegar a fin de mes, casi tiene que sentirse afortunado, pero no hay nada que celebrar. Nos han tomado bien el pelo con el crecimiento ilimitado y todo ese rollo. Ahora poco menos que nos comemos los mocos, pero sencillamente es que el ser humano es crédulo por naturaleza y preferimos que nos digan cosas agradables, siempre se mirará con poco aprecio al mensajero de malas noticias, a quien advierta del peligro, como poco se le considera el aguafiestas, el aburrido, el serio...  Seriedad es lo que le falta a un mundo que se vende como pura diversión, y está más cerca de ser pura deserción, incluso putrefacción. Nada de eso, la gente prefiere que le regalen el oído con lo que halaga su ego y la comida masticadita. Todo está controlado, no interesa que la gente aguce el oído, que mueva las neuronas, o incluso que note el latido de su corazón. En todas las épocas y lugares ha interesado que la mayoría sea manejable, homologable y dócil, poco más o menos piezas en un engranaje pensado de antemano, ¡todo para el pueblo pero sin el pueblo!. A mí es que me da como pereza, y que no me sale de los cataplines, ser engranaje ni media tuerca. Yo no voy a desmontar esta farsa de mundo, pero con que sólo una persona se despierte y logre un instante más puro de su vida, me basta y me sobra. Antes creía que un verso justifica una vida, hoy siento que incluso la prosa más sobria y básica si posee un racimo de lucidez sobre el mundo, sólo eso, que con eso ya es suficiente para que una vida tenga sentido. Y quien dice verso o prosa dice, palabras dichas a alguien, o incluso una mirada, o un brazo en el hombro. O un abrazo, o un beso, o el simple hecho de escuchar a quien necesita hablar. Escuchar es un don cada vez más escaso. Todo el mundo habla y habla, ya se sabe que la razón es lo mejor repartido del mundo porque todos creemos tener lo suficiente, pero lo de escuchar...  Llevo décadas escuchando (en realidad parafraseo a tantos de mis maestros constantemente que un cinéfilo podría compararme con Godard y su obsesión por los rotulitos) escuchando, pero aun con algo de inseguridad y timidez (no se rían que va en serio) creo que ya va siendo de publicar mi primer libro, y estoy escribiéndolo. Escuchar, dicen, que es el doble de importante que hablar, o mejor dicho que deberíamos escuchar el doble de lo que hablamos, si fuera así no habría patéticos programas de cotilleo, que son plaga. Sería incluso más digno que retransmitieran (aunque sería cansino al final) horas de intimidad sexual (por no llamarlo cine sexual o porno para los amigos, y aficionados), pues a fin de cuentas al menos ahí nadie pretende que hay sentimientos, corazón o algo así, se tiene sexo por dinero y punto, pero hablar (mentiras o verdades innobles) por dinero, ¿no es prostituirse?. Humanamente es una prostitución mayor, y con esto no quiero insultar al noble gremio de prostitutas que desde el principio de los tiempos (más o menos, yo no lo puedo asegurar) viene haciendo algún que otro bien a la humanidad (yo diría que no sólo a hombres, sino quizá incluso indirectamente a mujeres y a la sociedad en su conjunto) pero que suele ser maltratado socialmente. Pero siguiendo con lo de escuchar, ¿cómo se escucha en un libro?. Yo no puedo oír a quien lea lo que escribo, es una de tantas pegas y límites de esto de escribir, de la literatura. Sólo las artes espontáneas y dinámicas, como la danza, la música en vivo tienen esa magia y riesgo de la comunión instantánea con el público, esa comunicación, eso sí es interactivo, ¡el feedback!. Aunque hay feedbacks que son como cuando acercas una guitarra eléctrica al amplificador y se acopla con un ruido (blanco o de mil demonios) que tiene su aguijón sensual, vamos, que tiene su puntito erótico: ondas que chocan y se mezclan creando una nueva aleación...  quizá eso sea el sexo compartido, el diálogo de los cuerpos, y no sólo de los espíritus.
El sexo, tema inacabable, pero no es para menos, sin el sexo no estaríamos aquí, y yo tengo casi la certeza de que es uno de los pocos asuntos que interesan por igual (aunque con notables matices) al filósofo y al menos despejado, al sensible y al bruto, y en fin, a todo el mundo, desde aquí hasta el fin del universo, si es que existe eso. Y ahora, que tengo cierta edad, pero ni mucha ni poca, creo que es el momento en el que de verdad puedo ver con más claridad que el sexo está bastante mal enfocado en casi todo el mundo. Del sexo se hace un pecado en medio mundo, y en el otro medio se hace un mero entretenimiento, entre el deporte y el bailoteo, poco más. Y creo que el sexo ni es algo sucio ni algo superficial. Rara vez se habla siquiera de las dimensiones espirituales del sexo, se toman medidas, se aumentan medidas, se cuentan posturas, se practican posturas pero el fluir espiritual que recorre el mejor sexo se escamotea, quizá porque el mejor sexo es verdaderamente profundo, y eleva el espíritu, y el ánimo, y la salud, y sobre todo la conciencia de lo que es ser humano en el mundo. Lo contrario del sentimiento de pecado o el placer rapidito y más bien vacío (aunque incluso el sexo barato, y más bien vacío, no tiene rival) que son los abismos habituales. El sexo es bastante más, pero el sexo incluso se ha ido convirtiendo en parte del engranaje, en vez de una fuerza capaz de desconectar a una persona de su ambiente bobo o incluso opresivo y conectarlo con el éxtasis del universo, con el origen del prodigio, y con la eternidad luminosa de cada día. El sexo más noble y supremo es un camino hacia la conciencia de estar vivo, no precisamente sólos en el mundo, una llave hacia la trascendencia, lo contrario de integrarse en un mundo más clonado de lo que creemos. Es curioso el culto a la individualidad de estos tiempos, todo el mundo quiere parecer diferente, único, enfatizar lo diferente que es, pero bajo el maquillaje y la ropa, del momento casi siempre, las ideas, las costumbres, los pensamientos, y sensaciones son casi las mismas. Es un escenario en el que se escogen disfraces pero casi todo el mundo representa más o menos el papel que otro ha escrito. Incluso si alguien quiere pensar por sí mismo, cosa peligrosa, le conviene pasar desapercibido y camuflar cuanto sea posible que no repite ideas porque sí, así que al final, incluso superficialmente casi todos seguimos las modas del momento, aunque sea de cara a la galería. Pero una cosa es comprar ropa y otra vivir en una vida diseñada desde fuera, cosa que es más habitual de lo que creemos. Ahora nos creemos libres, muy libres, y sin embargo somos quizá tan esclavos como siempre, o quizá más que antes, con la diferencia de ahora abundan las cadenas invisibles, las que más difíciles son de detectar y de romper. Yo llevo 20 años y aún no he terminado con algunas... 

3
Esto es un libro, lo aseguro, tiene palabras y tiene forma de libro, lo que yo no he dicho es que sea una novela, un ensayo o algo con un método, principio, nudo y desenlace, pero para facilitar lo del orden, he numerado los apartados. Si les parece que esto no va a ninguna parte, puede que tengan razón, sólo que yo entiendo la vida como un camino y un caminar, en el que lo importante es lo que vamos dejando y encontrando en el camino y la manera de caminar. El principio del camino no lo conocemos y el final quizá tampoco, pero parece que para abreviar la ignorancia podemos dejarlo en que el final es la muerte, así que el nudo es el camino, incluso el vagabundeo, a la manera situacionista incluso. Me sonreí cuando leí que los situacionistas vagaban por las calles, y que eso era algo importante en su manera de concebir la vida, porque yo antes también hacía eso, sin más. Coincidencias, en el fondo si no existe un destino lo cierto es que las coincidencias son importantes en nuestras vidas, como las afinidades, como los pequeños detalles que a veces pasamos por alto. Los detalles a veces revelan muchas cosas, por lo menos para quien escucha y mira. Quizá una persona medianamente observadora tiene algo de detective del alma humana, por llamarlo de alguna manera. Aunque lo más difícil es mirarse a uno mismo, y no me refiero al ombligo... Mirarse a uno mismo con algo de honradez, ser capaz de reconocer estupideces, mezquindades, crueldades, cobardías, y no arrepentirse de los fracasos, de los amores frustrados, los sueños rotos, los desastres y sufrimientos. Estar dispuesto a seguir luchando y sufriendo y perdiendo incluso, sí, pero por lo que amamos. Y no por menos. Quizá eso es ser humano, y lo demás es triste, o fraude. Dicen que cuando te haces muy mayor te acuerdas de lo que no hiciste, y si no dijiste “te amo”, supongo que te sientes bobo y cobarde, ¡y con toda la razón!.

4
Creo que envejecemos cuando empezamos a entrar en el ciclo de semana, mes y año, cuando empezamos a reservarnos, y a calcular demasiado. Al final se impone el más calculador, frío, distante e inhumano. Los apasionados enloquecen o se deprimen, o aún peor reniegan de su fe en la alegría y tragedia del instante, y se vuelven normales, mediocres, o incluso se pasan al bando frío del cálculo, y el número sin valor, ni valía.

5
La obra nunca se acaba
pero cada verso que damos
enriquece el universo
-
Nunca se acaba la obra
aunque cada verso
enriquece el universo
-
Cada cual aporta su parte a la obra inacabable

6
Entrar en la corriente del río, desprenderme del tiempo, despertando conciencias, desmontando mentiras, errores y fraudes, enseñar y crear cimas del espíritu humano contra la mediocridad. Ser puente, escalera, lluvia y rocío. También arco-iris y a veces tormenta y huracán.

7                        
Hay una manera de ver la vida americana según la cual todo lo que no sea el paraíso pasa a ser el infierno y se ataca con rabia, pues según la propia constitución americana toda persona tiene derecho a ser feliz. Hay una manera de ser más europea en la que incluso las privaciones y escaseces, o incluso las humillaciones pueden verse como parte de la vida y no agrian el carácter sino que aún agrandan la comprensión sobre la vida, el ser humano y también la compasión, fomentando incluso la creatividad más notable y humanista. Está claro que el modelo americano promete más de la cuenta, y con la frustración se siente una sensación de estafa, rabia e ira colosales, quizá también porque en el fondo gran parte de lo que es norteamérica se forjó en la más despiadada violencia, con un temerario acento en la ley del más feroz, lo que ha vuelto más inhumana quizá la psicología norteamericana. El individualismo triunfante sólo lo ha sido para los pocos triunfadores, y el sueño americano está formado de una multitud de insomnes y pesadillas. Nada raro que la depresión y la violencia sean habituales, al basarse en el materialismo y el éxito, en el individuo en vez de en la colaboración y la sociedad, el sistema americano ha privilegiado a los privilegiados y utilizado al resto. Un americano no tiene razón en su ira contra la vida, pero sí en su ira contra un sistema que le ha prometido una felicidad que no le da. Esa ira es comprensible, pero nubla el juicio, y revela que el sistema capitalista se sostiene sobre alfileres, que encima pinchan y desangran.

8
Algo quedará, algo sobrevivirá, siempre hay motivos para la esperanza y la fe en la vida.

9
En un episodio de los Simpson escuché una frase buenísima “Crecer es renunciar a todo lo que te gusta”. Gran sarcasmo, pues eso en vez de crecer es encajar en el sistema, ser normal. Y yo me pregunto ¿quién quiere ser normal?. Y también, ¿qué es ser normal?. Lo que ayer fue normal hoy es raro; lo que hoy es normal mañara será raro. Incluso lo normal aquí allí es raro, y lo raro aquí allí es raro.

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