14.12.10

miaku_ (2010) 2/2

venas de luz,  miaku

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dicen que los hombres queremos sexo y las mujeres necesitan amor... ¿no serán las dos cosas sin olvidar el poder y el dinero, la comodidad, y un camino juntos que cree algo mayor además de descendencia? ¿no habrá que hablar de soledad y de confianza, de la sensación de seguridad, de la estabilidad, y olvidarse de estereotipos tan simplistas? a fin de cuentas, si sólo fuera eso los hombres no nos enamoraríamos, y nos enamoramos, y las mujeres no tendrían sexo de lo más agradable con hombres, y esto, aunque lo llamen "hacer el amor", que es más fino, es sexo, y no deja de ser una parte del amor en muchas ocasiones... en realidad uno de los motores del amor, quizá el principal
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vivo a golpes de corazón,
siempre estoy preparado para morir
porque nunca me guardo nada


soy millonario:
no tengo nada,
lo doy todo,
esa es mi felicidad

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Cuando algo que empieza siendo un juego se convierte en competición, ¡mal asunto!. Así se pierde la alegría del juego y se olvida que lo importante es el camino. Y es triste perderse algo bueno por haberse decantado por algo más pequeño y parcial. 
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la alegría del juego, sin olvidar que lo importante es el camino... si lo que empieza siendo un juego se convierte en competición, ¡mal asunto!.
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perdí la "inocencia" pero no me siento culpable
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como si el pasado fuera un misterio del que se van revelando algunas claves, como una obra (y demolición simultánea) en proceso
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el silencio aúlla, el desierto es multitud, a menudo sólo el diálogo es arco-iris
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la gata que dormía con la rata

_Alguien me ha contado una historia que ocurrió hace algún tiempo, no es una parábola sino una historia real, pero tiene algo divertido y hasta hace pensar un poco...
_Un hombre tenía una carnicería y tenía una gata, a la que alimentaba con trozos de carne, esos que son sobras para la gente pero para los animales no lo son...  la gata, con el tiempo (y ayuda masculina) tuvo gatitos, y el hombre notaba que ésta no cazaba, pero un día, ante su sorpresa, y después enfado, vió que la gata, los gatitos y una rata estaban durmiendo juntos en un cesto, tan ricamente...
_Furioso, el hombre quería matar a la gata pero al final se la dio a un hermano que vivía en una casita, en realidad eran casitas adosadas...
al poco tiempo la gata cazaba ratitas, luego ratas y hasta se la vio meter más de medio cuerpo en una cañería y sacar a una de esas ratas que casi parecen conejos de lo grandes que son, y a pesar de la lucha, que esas ratas no se andan con diplomacias, imponerse a la rata y cazarla
_El hombre, cuando se enteró de lo cazadora que era aquella gata no se lo creía, pero en realidad no sólo cazaba en la casa de su hermano, cazaba hasta las ratas de las casas vecinas, y eso que no era cazadora...
_Sólo le faltaba el motivo para cazar, como ya tenía carne en la carnicería no tenía necesidad de cazar, y es que cuando nos lo dan todo hecho, pues nos dormimos y no nos esforzamos...

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A veces (h)ojeo cosas de astrología, medio en serio medio en broma. Soy muy escéptico, pero también algo crédulo, así que voy analizando, y me río a veces. Hace tiempo me hice con varios horóscopos del mundo, el occidental, el gitano, el maya, el hindú, el chino, el azteca, el druida, y alguno más. Discrepaban bastante entre ellos, por ejemplo algunos me decían que yo iba para militar, ingeniero, pero yo suspendía las matemáticas y me hice objetor de conciencia. Unos te dicen que tendrás un largo matrimonio, y otros que no quieres compromisos, unos que eres promiscuo, otros que no te interesan las relaciones ligeras... Y así hasta el infinito. Alguna vez tienen que acertar a base de intentarlo, por simple cuestión de probabilidad., pero ¡que no lo llamen ciencia, por favor!. 
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Hoy te dicen que hagas esto, que es lo mejor del mundo mundial. Mañana te dirán que no lo hagas, haz lo otro, que es lo nuevo y mejor del mundo mundial. Después te dirán que hagas lo de más allá, todavía mejor y más perfecto, lo máximo del mundo mundial. Así son las sociedades, siempre vendiendo humo, una y otra vez. Y a uno ya le dan casi ganas de cantar hasta el "Pretty vacant" de los Sex Pistols, pues hasta lo del mercado laboral es una patraña como hay pocas. Cuesta mucho tomarse este mundo en serio, es más bien un chiste que no tiene gracia. 
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Es hasta gracioso ver cómo lo que ayer era perverso, hoy es cotidiano, lo que ayer era sublime hoy se considera ridículo y ñoño, y lo que ahora nos parece revolucionario nos hará sonrojar en unos años. Así que, al final, me parece triste quien acepte la normalidad de su época y lugar porque tal normalidad es lo más estúpido de todo, tan estúpido que la normalidad va cambiando según la época y el lugar. Como la historia del caballo y el padre y el hijo, que tanto si van los dos encima del caballo, como si van los dos a pie, como si monta el padre, como si monta el hijo, siempre les critican, al final uno debe hacer lo que siente a pesar de la época, el lugar y lo que opine el mundo mundial. Lo contrario no creo que merezca ser vivido, ni ser llamado vida.  
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Quizá fue Oscar Wilde quien decía que cuanto menos se hablara de las cosas tristes de la vida mejor, y sin duda es de lo que menos se habla, pero todo tiene su pega, si no se habla de las dificultades, trampas y azares adversos de la vida se puede llegar a la idea equivocada de que en la vida todo son rosas sin espinas, y luego los golpes son más dolorosos y quizá más probables. Lo que llaman optimismo, pensamiento positivo y cosas así son simplificaciones de la compleja realidad, unas gafas muy rosadas, que eluden las injusticias, y demás complicaciones. La vida no es tan fácil como dicen los supuestos optimistas, o los vendedores de felicidad, que por supuesto sólo crean más desgracia para más gente. 
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La luz a veces agrieta el cielo, a veces muestra un camino en el abismo. 
(La luz se suele considerar algo positivo y la oscuridad algo negativo, sin embargo, yo nunca lo he visto tan claro, hay oscuridades luminosas y luces cegadoras, y el blanco puede ser el vacío y el negro puede ser el infinito). 
Las venas de luz a veces nos ciegan los ojos y el alma, otras veces nos alegran la mirada, el corazón y el espíritu, pero si somos humanos, valientes y vivos, debemos afrontar tanto las venas de luz amables como las desagradables, porque en la vida hay bondad, y maldad, alegría y tristeza, y todos los extremos imaginables e inimaginables. Creo que la literatura tiene la misión de alumbrar la vida en su conjunto, no sólo de adornarla y embellecerla sino de mostrar su belleza y también su fealdad, mostrando todas sus complejidades, y que el mejor escritor es quien logra expresar el mayor número de caras, aristas y matices de la vida. Si además logra expresar y extraer de la vida su mayor alegría sin negar el azar y el dolor, aún es más útil al mundo, porque la literatura es útil al mundo, siempre lo ha sido y siempre lo será. 
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~
Susurrar 
luz 
en el viento
~
Susurrar
en el viento
venas de luz
~
Susurrar 
venas de luz
en el viento
~
Susurrar 
en el viento del olvido
las venas de luz
que nos unen al prodigio
~
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En un mundo en el que el rey soberano es el dinero, el ser humano no puede crecer y desarrollarse. Así aumenta la pobreza humana día a día, mientras se amasan asquerosas fortunas basadas en la explotación, la manipulación, y el fraude. Y no pocas veces en el crimen. Se supone que existe un mundo desarrollado y un mundo subdesarrollado, pero no es cierto, el supuesto mundo desarrollado no está en absoluto desarrollado, se basa en el reinado efímero del placer, y en la acumulación, de capital o de cosas. Y el analfabetismo humano aumenta día a día, la juventud está entre perdida y podrida por culpa de un ambiente calculadamente inhumano y asépticamente sórdido y rastrero. La esclavitud ha cambiado sus cadenas y grilletes por coacciones y cárceles más sutiles, aún más devastadoras. Así no podemos derramarnos sino desangrarnos.
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Somos nubes, recogemos para derramarnos, vivimos para entregarnos, y esta entrega nunca puede ser más natural, sublime, esencial, sensual y espiritual que en el amor que osa decir su nombre: deseo. 
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La tercera versión de "El amante de Lady Chatterley"... D.H. Lawrence se ganó el cielo con ella (tras un infierno en vida), y por lo visto con la segunda versión se ganó además un lugar, en el palco de honor, junto a los dioses. ¡Qué lirismo, qué entusiasmo, qué vitalidad, qué lucidez crítica, y qué dominio del lenguaje!. 
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gracias a ti (aunque no sé ni tu nombre) he vuelto a creer en la mujer y en la vida, y si te puedo poner un "nombre indio", te llamaré mujer con tranquila serenidad y sonrisa apacible como el viento tras la tormenta... (ya sé que es pelín largo... pero espero que te haga justicia)
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Es extraño el deseo, arrebatador, heroico, visceral, obsesivo y frágil como tierna muchacha adolescente, y sin embargo, de esta locura nace el aliento que une a dos seres, y quizá cree nueva vida. El deseo, fríamente analizado (o sea como no puede ser analizado en realidad) quizá no sea más que un mecanismo biológico para perpetuar la especie, pero además parece el sabio medio por el que alcanzamos el mayor conocimiento de nuestro propio cuerpo, espíritu, y del cuerpo y espíritu de la persona amada. Nada tan extraño, en realidad, aunque socialmente el deseo sigue pareciéndonos algo subversivo que trastoca la rutina establecida. Bendita locura, sin la que no estaríamos aquí probablemente. 
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A veces pienso que ya es pronto para ser tarde, ¡y es verdad!. Siempre es demasiado pronto para que sea tarde. 
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Es despreciable como cierta gentuza (supuestamente respetable, pero temible, o temida, en cualquier caso, poderosa) manipula las esperanzas y esfuerzos de la mayoría, en especial de la juventud, y cómo manipulan a la gente mayor asustándoles, metiéndoles miedo. Se engaña al joven vendiéndole la luna, se engaña al viejo metiéndole miedo, así manipulan a gran parte de la sociedad. La mediana edad, ya descreída en parte, se debate entre las esperanzas más bien perdidas y los temores más que presentes, y futuros. 
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Quien consigue cuanto se propone, con frecuencia no se propone mucho. Lo que llaman fracaso a menudo es el privilegio de los espíritus elevados.
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A veces pienso que en ocasiones lo que llaman fracaso es síntoma de éxito, que quien consigue todo lo que desea, poco desea, que finalmente se nos condiciona para sutilmente desear lo que la sociedad y época del momento promueve. Que a menudo quien triunfa con frecuencia fracasa, simplemente sigue el guión de su época. Incluso entre la supuesta rebeldía quizá no hay con frecuencia sino involuntarios partenaires del sistema establecido. Es muy simple pensar que el éxito es sinónimo de valía, o que el fracaso es síntoma de excelencia no reconocida, pero muchos genios pasaron inadvertidos o fueron perseguidos por su sociedad y su época, mientras que de los ídolos del momento hoy nadie se acuerda, como de la canción del verano. Sin embargo con la velocidad de los tiempos seguramente más genios, o gente valiosa, original e interesante, que nunca pasarán desapercibidos para la mayoría, aunque internet lo acoge todo y los malditos de otro tiempo hoy serán menos malditos, alcanzarán en cualquier caso a otros malditos, dispersos por el ancho mundo. A veces pienso también que lo único que debe llamarse fracaso es sentir te amo, y no decir te amo. O amar algo, una vocación, por ejemplo, y no intentar desarrollarla. A veces pienso que somos nubes que recogemos para derramarnos, y es triste la nube que no da su lluvia.
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En el conjunto, ¿qué logra el artista?. Que alcemos los ojos a una cima del espíritu humano, y que reverdezca la sangre que se estaba quedando seca en las venas.
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Un idealista es vitalista, no es sólo realista. La multitud realista ¿es vitalista?. A menudo parece que más bien conformista, y fácilmente manipulable hacia lo racista, fascista, nihilista...
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Lo normal no suele ser lo natural, y a veces lo normal (lo normalizado) tampoco es mejor, ni siquiera bueno.
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otoño

caen las hojas
se deshacen esperanzas
crecen las nubes
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Deseo y placer son palabras que a veces me producen algo de pudor, o sonrojo, quizá curas y monjas tengan algo que ver... aunque en el fondo creo que en estas cosas hay algo así como un término medio entre el libertinaje y la represión, entre la negación de nuestra naturaleza animal y ser tan sólo bestias lúbricas. Quizá se ha pasado poco menos que de un extremo a otro, o lo parece. Deseo y placer son imprescindibles en la vida, y sin embargo, ¿son tan buenos o tan malos como a veces los pintamos?. Quizá son muchas cosas, o pueden ser muchas cosas... 

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El deseo y el placer
Grandes pensadores, filósofos, incluso místicos, poetas, y científicos, han intentado definir, explicar estas dos realidades tan importantes en la vida. Ahora yo pienso cada vez más en estas cosas. El deseo siempre me ha parecido un síntoma de vitalidad, algo natural y bueno, algo que tiende al crecimiento, al desarrollo y la creación. Siento que el deseo es la madre y el padre del invento, la chispa necesaria que prende la mecha...  Y en especial asocio el deseo al más complejo y enorme de todos: el deseo sexual. Los demás deseos siempre me han parecido no por necesarios y humanos (o incluso en ocasiones específicamente humanos) algo inferiores, más parciales, específicos, incluso preliminares quizá. Walt Whitman, el gran poeta, escribió “el sexo todo lo contiene”, y creo que es cierto, aunque también creo bastante lo complementario, que todo contiene sexo. Quizá yo sea un erotómano, aunque sin duda soy más cosas, y tienda al pansexualismo criticado a Freud. “Antes un poste de teléfono era sólo un poste de teléfono”, como dijo alguien. No lo sé, el deseo es una fuerza de tal calibre que también cuestiona quizá las creencias que tenemos sobre lo de creernos libres, sobre lo de creernos seres racionales, que tomamos nuestras decisiones con criterios intelectuales, reflexión y análisis. Esto el deseo lo desarma en cuatro segundos. Se dice que si miras a alguien tres segundos es de lo más natural, en cuanto te detienes más tiempo puede ocurrir que el deseo sexual y los sentimientos de ternura, esa mezcla que llamamos amor, afloren y todo se desencadene como una tormenta que puede ser terrible o acabar en un bello arco-iris. En cualquier caso, no hay nada pensado, reflexionado, premeditado, calculado ni racional cuando alguien se enamora. Yo no voy a hablar de los demás. A mí me ha ocurrido, tal cual lo cuento, inmediato, como si toda la vida hubiera esperado ese momento, lugar, y a ella... Casualidad, destino, o reconocimiento, o azar, o a saber qué, pero el deseo es el rey, y seguimos sus latidos. El deseo sexual, claro, aunque el amor (y de eso te das cuenta con el tiempo, los años) es ese deseo sexual unido a que no quieres ver triste a quien amas, a que quieres que viva, florezca, se desarrolle, sonría siempre, o al menos no caiga del lado de los demonios, los del mundo y los suyos propios. El deseo, sí, y luego está, a veces, el placer. El placer es más o menos un premio, o un cebo incluso, perseguimos el placer porque así continuamos vivos, y continuamos la vida. El placer sexual no siempre va unido a la reproducción pero al final va tanto el cántaro a la fuente que... no se rompe, le crece una flor. El placer es una corona para el deseo hecho realidad, pero al igual que el amor a menudo no es correspondido, el deseo no siempre llega a buen puerto, cosa que sucede constantemente. El deseo que no logra hacerse realidad acaba siendo una frustración, una herida abierta y muy dolorosa, en la que mucha gente no tiene inconveniente en hurgar para olvidar un instante sus propias heridas, miserias y cobardías. El deseo que no se convierte en realidad suele ir acompañado del desprecio ajeno, de la consideración de fracaso, fracasado, perdedor y demás. Como si no hubiera bastante con el dolor del deseo roto, los canallas encima te pisan en las heridas. Y te demuestran que sus deseos tampoco los alcanzaron, esconden sus grietas pisando las grietas de los demás. Es lo más parecido al placer que pueden sentir, aunque el placer es otra cosa, da igual que sea sexual que sensual, intelectual o creador, ¡ah, el placer del creador cuando logra crear algo!, el placer es un matrimonio entre la realidad y el deseo, es el parto del deseo. Muchos deseos no pueden alumbrar su placer, pero cuando el deseo da a luz su placer, en realidad es mucho más que placer, se trata de algo mágico, alegre e incluso espiritual. Aunque siempre hablo de deseos naturales y nobles, nunca de deseos destructivos y puramente engreídos y egocéntricos, como los del capitalismo salvaje que padecemos.
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Deseo quizá es una bella palabra que disfraza una sutil necesidad o esclavitud biológica.
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En el fondo movemos las piezas, y hay piezas del bien y piezas del mal, a nuestro alrededor y en nuestro interior.
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El deseo quizá es una forma de esclavitud que disfrazamos con una bella palabra... y también se puede pensar que es una necesidad, en vez de una esclavitud, aunque la necesidad tampoco está lejos de la esclavitud, en realidad solemos adornar las cosas con palabras más grandes y hermosas, o disfrazarlas, incluso ocultarlas y esconderlas para creernos más libres y mejores de lo que somos, para no reconocernos dependientes, esclavos, sujetos a azares e impulsos del entorno, y profundamente animales. Las cosas no cambian aunque las llamemos de otra manera, pero la percepción que tenemos de las cosas se expresa y/o condiciona por medio de palabras, y también por representaciones icónicas y visuales. Las palabras y las imágenes no sólo expresan la realidad, en cierto modo la representan, la manipulan y la crean, troceada y procesada, para quien la recibe. Si no juzgamos las palabras e imágenes que recibimos las asumimos como verdades cuando son porciones de verdad o apenas opiniones de la realidad, incluso deliberadas falsificaciones de la realidad.
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Romanticismo
Asusta volverse aparentemente frívolo, ir sólo de flor en flor, buscando pistilos y pares de pétalos, ¡aunque muy doloroso, pues no es!. Sonrío pícaramente, aunque la promiscuidad tras el romanticismo, ¿qué es?. Un suspiro.
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saliva

escribir
con tinta
transparente
de mi lengua
en cada curva
de agua
de tu piel

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En la vida, mezcla de ángeles y demonios, quien intenta ser un ángel en la tierra se hunde en el fango de la normalidad, y quien deja de mirar al cielo simplemente se arrastra como una víbora por la tierra... en ambos casos extremos el equilibrio entre ángeles y demonios no se ha alcanzado y se falla por exceso y por defecto... no se puede vivir sólo con nuestros ángeles, la vida no es sólo bondad; no se puede vivir sólo con nuestros demonios, la vida no es sólo maldad.
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No se puede vivir sólo con nuestros ángeles, y vivir sólo con nuestros demonios es convertirse en algo que un animal despreciaría.
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Los hombres y las mujeres no podemos ser como en los cuentos de hadas, necesitamos una considerable ración de la maldad del mundo para sobrevivir entre carroñeros y depredadores, incluso nos convertimos en carroñeros y depredadores para seguir vivos, o mandamos a otros a que hagan el trabajo sucio.
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El final siempre es la desconexión, pero mientras la última desconexión llega vamos poniendo finales, a diestro y siniestro, o nos los ponen. Nos vamos desconectando de ideas, gentes, sueños, pesadillas, errores, e incluso de aciertos y nostalgias. Aunque uno nunca se puede desconectar del mundo por completo, la autosuficiencia es imposible, y cada persona tiene una autonomía muy limitada: se puede vivir poco sin comer, aún menos sin beber, y sin oxígeno la muerte llega sin el traje de los domingos, en gallumbos y a toda prisa.
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Los ángeles en el cielo tienen las alas muy limpias, blancas y suaves para pertenecer a la tierra. Los demonios se arrastran vilmente por el fango, poseídos por el fuego de la tierra, saben bien lo que es la tierra, pero no alcanzan a ver el cielo ni el arco-iris tras la tormenta.
Las personas tenemos ángeles y demonios en nuestro interior, a veces zozobramos en la tierra por intentar ser ángeles en la tierra, y otras tropezamos por ser demonios entre en la tierra. Y no es fácil distinguir a los ángeles de los demonios, ni quien está más poseído por los demonios o más imbuido por los ángeles, hay lobos con piel de cordero y ángeles encerrados entre cuerpos en ruinas.
La vida no es buena del todo ni mala del todo, tenemos ángeles y tenemos demonios, necesitamos nuestros ángeles y necesitamos nuestros demonios, porque en la tierra no se puede sobrevivir sólo con nuestros ángeles ni sólo con nuestros demonios y ser persona. Cuando alguien cae en el abismo de la crueldad, cuando sus demonios se imponen sobre sus ángeles, se convierte en cruel verdugo, y a su paso va dejando víctimas, quizá incautas, demasiado confiadas, o quizá sencillamente el mal siempre se ha aprovechado de la credulidad y confianza de las personas bondadosas. Y lo peor de la maldad es que además del daño que provoca acaba encogiendo el corazón, o incluso contagiándolo de maldad. Se puede necesitar mucho tiempo para volver a creer en el género humano, o en la propia vida.
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Cuando el indulto llega al paredón, el condenado ya ha sido ajusticiado.
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Quizá lo normal no existe, pero sí el gusto y el placer, y si tu gusto y tu placer no son los de tu entorno, ¡lo tienes claro!.
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¿Sería el deseo beneficioso y vital como fluir y proceso, desarrollo, y el placer sería ya una conclusión, incluso una interrupción? Pero sin el placer, ¿emprenderíamos una y otra vez el proceso?. Sin embargo, al haber un premio, el placer, para quien llega a coronar su proceso, queda una masa frustrada que además observa a quienes sí han logrado el placer, a menudo sin merecerlo, incluso por las malas. La vida premia el éxito, no así la virtud. La propia vida tiene algo de la mentalidad individualista liberal neocapitalista, el triunfador se lo lleva todo... La vida crea muchas semillas a las que no ofrece la suficiente agua, el necesario calor, sol y cariño para crecer. Y todo esto no es justo ni injusto, sino parte del caos en el que intentamos desarrollarnos o tiramos la toalla. O nos cortan las alas, y hasta los pies.
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Con dinero hay más posibilidades de elegir, y de hacer, pero cualquier espíritu vivo, sensible y despierto sabe hacer virtud de la necesidad, y de la escasez. Pero aún siendo esto cierto, al final cualquier tipo de precariedad es un freno que impide desarrollarse plenamente. Y no hablo sólo del dinero, pero en un mundo capitalista, con dinero se llega por lo general más lejos que sin dinero. Y eso es triste, porque la alegría, el esfuerzo, la voluntad y demás virtudes quedan por detrás de algo que a menudo se consigue simplemente por tenerlo, como los bancos, y no pocas veces con malas artes. La existencia de paraísos fiscales, además permite que todo el dinero sucio de este mundo, corrupción, mafias falsificadoras, tráfico ilegal de drogas, blancas y armas, y demás, enriquezca a lugares que se aprovechan de la precariedad del resto. Así es el mundo, y a mí me da asco.
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Lo terrible del mundo es el egocentrismo, la manipulación de los sueños y los esfuerzos, la explotación de la mayoría para el beneficio de una minoría, y el saqueo de cuanto la vida ofrece, sin mirar más que el aquí y ahora del puerco ombligo dominante.
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Una niña de 10 años ha dado a luz en el sur. No sé qué pensar, de verdad, ya casi no me asombro de nada, debe ser que veo lo relativo de todo, o que por otra parte ya me parecen cosas sin importancia visto cómo va el mundo. Parece que es correr mucho, pero quizá sea lo del chiste, que el mundo está más poblado de gente con pocas luces que de gente inteligente porque el medianamente inteligente se lo piensa y se lo piensa, ahora no es momento, no gano bastante, no he conseguido ascender en el trabajo, no es la pareja ideal, la economía no va bien, mientras que el resto no se pone a pensárselo, se pone manos (y todo lo demás) a la obra. No lo sé, me lo tomo con un poco de humor, aunque el mundo en general me hace poca gracia.
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Hay quien dice que la imaginación consuela de lo que somos, yo creo que la realidad no suele estar a la altura de la bondad de los sueños. Si me llaman soñador, idealista, lo acepto. Al final lo de ser realista suele ser traicionarse y resignarse. Y quizá lo del punto medio es uno de los mayores timos, un poco de esto y un poco de aquello, las medias tintas, ni una cosa ni otra. No se puede quedar bien con todo el mundo, ni estar en misa y repicando.
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La vida en sociedad se basa en la confianza, quien miente, quien traiciona la confianza, debería ser exiliado a su propia soledad, para ser devorado por sus propias entrañas. Y como el ser humano es crédulo, timadores, mentirosos y manipuladores de toda índole siempre han prosperado y prosperarán, a costa de la ingenuidad de la mayoría. Quizá en la escuela nos tendrían que haber enseñado a desconfiar, pero nos enseñaron a memorizar tonterías.
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Otoño caliente, en los varios sentidos de la palabra. Muy caliente.
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Lo normal cambia según la época y las culturas. Una sociedad hoy dice amarillo, pues todos tienen que bendecir el amarillo, mañana la misma sociedad dice rosa, todo el mundo tiene que bendecir el rosa, y quien tenga opinión propia, quien discrepe, que se prepare, quedará excluido, será ninguneado, encarcelado o perseguido. También puede ser silenciado, que es otra forma de negar la personalidad propia, la divergencia, la disidencia, o como le queramos llamar. Cuando yo era chaval cosas que hoy se ven de lo más normal se criticaban con furia, pero hoy hasta se alaban. No veo que haya tanto que alabar.
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Una sonrisa no arregla el mundo, pero quizá nos permite, al menos, afrontarlo. Aunque si algo es pernicioso es el fanatismo del pensamiento positivo, que sólo es ponerse unos cristales rosados y ególatras, o sea lo contrario del verdadero optimismo o vitalismo, que consiste en afrontar las cosas como son e intentar mejorarlas, no enmascararlas ni negarlas.
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La erotomanía no deja de ser un refinamiento de la libido, con lo que esto significa de humanización de la sexualidad. Además revela una cierta necesidad o querencia artística, creativa, un erotismo a veces de lujo, que se distingue de la libido desatada, impulsiva y espontánea. La erotomanía se distingue por la ritualización, el escenario, cierta tendencia al barroquismo o al fetichismo de objetos, decorados, accesorios, y demás. Por una parte, esta humanización de la sexualidad puede ser una sublimación, pero también puede ser algo más bien esnob, elitista, un velo de supuesta superioridad, y una pretendida manifestación del buen gusto. La verdad es que no me considero erotómano en este sentido, ni considero que la sexualidad deba humanizarse, volverse elegante, digna o algo así, creo que la sexualidad no necesita adornos ni dignificaciones, aunque también lamento la vulgaridad que suele abundar en las representaciones de la sexualidad, e incluso en la manera en que las modas han ido descartando la sugerencia y el encanto a favor del más vidrioso escaparate. Me siento bastante alejado de ambas tendencias, me parece que el sexo es algo noble y digno que suele vulgarizarse o volverse esnob llevado a extremos tan poco naturales como su mercantilización más basta o su entronización canónica a los altares del autoproclamado buen gusto. 
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Tanto entre los mercaderes del sexo más resultón y facilón, como entre los defensores de la erotomanía más esnob, echo a faltar el arco-iris lírico y místico, cósmico, la unión con el cielo, la tierra, el aire, y el fuego, alumbrador, luminoso, cálido y procreador del sexo más natural y profundo. 
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Sexo

El sexo, el erotismo, la desnudez, el placer, la reproducción, la soledad, la trascendencia, la continuidad, la discontinuidad, el éxtasis, la represión, la transgresión, la obscenidad, la alegría de vivir, la salud, la enfermedad, la imaginación sexual, las perversiones… ¿existe una normalidad?

Todas estas cosas son tan poliédricas y complejas que ahora mismo ando bastante confuso con todo esto. Son cosas muy hondas en la vida de alguien. Al nacer empezamos a ser islas, durante unos años casi adosadas a nuestras madres, pero cada vez somos más islotes que se juntan brevemente con otros islotes. Vale que la especie de metáfora es exagerada, pero en realidad no anda muy lejos la verdad. Somos algo dentro del mundo pero aparte del mundo. Sabemos de alguna manera que lo que sentimos no lo siente el de al lado, que lo que pensamos es distinto de lo que piensa el de enfrente, que si nos duele, al otro no le duele porque al otro le duele lo suyo, o incluso le puede hacer gracia nuestro dolor. Hay una separación, una discontinuidad, algo así viene a decir Bataille. La sexualidad sería una de las causas de que busquemos a otra persona, para así alcanzar una continuidad, un sentido, una unidad, aunque a la fuerza suele ser pasajera. Somos soledades que pueden unirse, pero cada cual tiene su camino, incluso los largos matrimonios con frecuencia no acabarán sus días juntos porque uno u otro morirá antes. Tampoco un largo matrimonio es toda la vida de una persona, al menos hay unos 20 años en los que cada vida ha vivido día a día su camino, y en cada matrimonio día a día tampoco se vive minuto a minuto con el otro. Sería lo que una pareja completamente compenetrada, que ha encontrado su paraíso particular, querría, pero esto no suele suceder. Quizá una pareja así a la larga pierda al adentrarse en el mundo y renunciar al mayor de los tesoros, el de su profunda y mágica intimidad. Los amantes que se suicidaron en Teruel, completamente enamorados, con todo a favor, sin duda sintieron que después de la cima sólo hay decadencia. Escogieron morir en la cumbre, se puede entender, y cada cual escoge si sigue o se detiene.
El sexo al final no es sólo un reclamo para la procreación sino también una manera de fomentar la comunicación entre las personas, y generalmente entre hombres y mujeres (aunque también fomenta, de todas maneras, la comunicación entre homosexuales). Sin el sexo, el erotismo no nacería, y muchas personas no llegarían a conocerse, aparte de que no habríamos nacido, detalle pelín importante.

Según Bataille, el sexo en sí es algo feo por su animalidad y por eso hay una búsqueda de la belleza, que de algún modo atrae y vela la animalidad sexual, y además fomenta el sentido transgresor que según él posee el sexo. Esto es lo que yo he entendido, pero o lo he entendido mal o en realidad me parece que es de otra manera. El sexo a mí me parece de lo más natural. Si al egocentrismo humano habitual le ofende que en el sexo se adopten prácticas que vemos en otros animales, pues lo veo bobo, porque incluso si nos creemos mejores que los animales (cosa que viendo cómo va el mundo habría que dudar al menos) el caso es que nosotros tenemos la posibilidad y la capacidad de expresar muchos más matices que ellos en el acto sexual, y a todo su camino, antes, y después. Por no decir, además, que en el fondo en los seres humanos el acto sexual suele ir revestido de otras motivaciones, sentimientos, pensamientos, inquietudes, búsquedas. Creo que por lo general en el sexo no sólo buscamos sexo, sino que buscamos también lazos, no sólo placer, sino también cierta ternura, y que también hay cuestiones que delatan ánimo de conquista, de posesión, coleccionismo, dominación o sumisión, y no hay que olvidar que muchas cosas las hacemos por no estar solos, o hartos de estar solos. Yo, de todas formas, no veo que el sexo en sí sea feo, lo que sucede es que nos hemos acostumbrado durante milenios a vivir con ropa por mucho calor que haga, y a considerar la desnudez algo para el ámbito privado, y el sexo aún más privado todavía. El sexo es el origen, es el sentido de muchas cosas, pero queda relegado a lo que no se dice y lo que no se enseña. En este sentido, por vulgar que suela ser la expresión erótica y sexual de revistas y de cine sexual, de alguna manera contribuyen en parte a dar cierta visibilidad al sexo, tampoco mucha en el conjunto pero alguna. Parece un pequeño avance. A mí no me parece que el sexo sea feo, estéticamente feo, aunque puede serlo, y hasta el “arte” puede ser feo de narices, pero el arte en sí no es feo, ni bonito, simplemente es una manera de expresión humana. Y para mí el sexo es una manera de lo más natural de expresión humana. Si a alguien le parece fea, pues a alguien le parecerá bonita, y a otro le dejará indiferente.
Sobre el sentido de transgresión del sexo creo que se debe a la represión y ocultación al respecto que lleva miles de años en pie, incluso hoy en día más de lo que creemos. Sin embargo en sí más que transgresión creo que el sexo es de lo más natural y en realidad enriquecedor si es bueno. Hay sexo muy nocivo, claro, pero el sexo por lo general es enriquecedor, no sólo por el placer sino también por lo que amplía el horizonte de lo vivido, lo que se aprende de uno mismo, lo que se descubre de las demás personas.
Me gusta lo que dice Bataille sobre las relaciones sexuales sin complicidad y poco duraderas, los esporádicos, que aunque tienen el gran aliciente de un nuevo descubrimiento, una excitación nueva, fresca, un territorio por descubrir, se corre el riesgo de que el tacto sea precipitado y frío, mientras que en la aparente monotonía de una larga relación de pareja se puede fomentar una gran confianza, complicidad, y darse todo el tiempo necesario para finalmente alcanzar territorios mucho más placenteros, profundos y valiosos. Una larga relación amorosa al final conlleva la posibilidad de una maravillosa vida sexual que envidiaría cualquier persona de lo más promiscua. Aunque de todas formas, la promiscuidad me parece de lo más legítima mientras se vaya con la verdad por delante. Pueden ser las dos cosas a la vez, una larga relación profunda, de por vida, sin renunciar a ocasionales y esporádicas aventuras sexuales más allá de la pareja. La novela, y película “Emmanuelle”, expresa este romanticismo liberal en lo sexual, que a mucha gente le parece imposible, y que no será frecuente quizá, pero existe. Conceptos como “swinger” o “poliamor” andan por ahí, aunque me gusta lo de "relación abierta", pero no hablo de una relación cualquiera, de ir con varias personas a la vez, que eso es otra cosa, hablo de algo muy profundo pero que no exige exclusividad, lo que se llama fidelidad sexual.
En su libro, “El erotismo”, Bataille afirma que gran parte del atractivo sexual en el ser humano está en parecerse lo menos posible a los demás animales. Según él la mayor ligereza corporal de la mayoría de las mujeres (no de todas, que algunas son ¡enormes!) facilita la idealización respecto a la sexualidad del resto de las especies. Pero, claro, en el hombre, además de que el hombre menos musculado parecerá menos animal (aunque la verdad también será quizá menos hombre porque la masa muscular del hombre es uno de los rasgos masculinos), está la cuestión del vello corporal. Según esta idea, el hombre con menos pelo resultará más atractivo a las mujeres por parecer menos animal, y porque además tal distinción del animal en el fondo es una omisión que remite a lo omitido, a la propia sexualidad manifiesta, medio animal y medio humana, que es el fondo del asunto. A un hombre bastante peludo, por tanto, de lejos se le ve venir la sexualidad y quizá el juego de seducción, exhibición y ocultación, requiere del disimulo como estrategia. Aunque, la verdad, ¿no será algo cultural?. Si hemos llegado hasta aquí, y no hace tanto nadie se depilaba y a saber durante los milenios que nadie se afeitaría la barba, quizá sea que al final las modas sexuales cambian. No hay más que ver cine sexual de los 70 para ver en su esplendor que “donde hay pelo hay alegría”, y ver ahora que parece que el sexo es entre niños y niñas a los que aún no les ha crecido el pelo. Quizá sea una transgresión, una manera de darle un toque pervertidillo al asunto sexual, o a lo peor es que hay ahora un higienismo total y el sexo que sea todo limpio y con desodorante a ser posible. No lo tengo claro, pero no estoy en la onda, soy tirando a peludo, a excepción de la barba, barbilampiña, que me dejo por pereza, y porque, ¡qué narices, soy un hombre y va con el equipo!. Quizá lo que no es natural es ir todo afeitadito, y aún menos llevar ropa en verano, pero es la costumbre. Aunque cada vez se lleva menos ropa en verano. Cuando yo era adolescente, y de eso hace un par de décadas tan solo, era imposible verle el inicio del culo a una chica en la ciudad, hoy eso se ve cada dos por tres con la moda del tanga y los pantalones bajados. Rimbaud tenía razón, en aquello del “bello cuerpo joven que debería ir desnudo”. Aunque bello o no, en verano si fuéramos todos desnudos estaríamos más contentos, pero es que ¿cómo vamos a hacer algo que hacen los animales todo el tiempo?. ¡Somos personas, tenemos que distinguirnos de los animales, aunque sudemos como cerdos!. La especie humana, tan lista que se cree, es el mayor ejemplo de estupidez que se pueda encontrar en el reino animal. Y del engreimiento, ¿para qué hablar?. Y eso que al final, por mucho que nos lo tengamos creído, morimos, como mueren los gusanos. Nos gusta creernos más de lo que somos, pero aún no hemos dejado de ser gusanos de seda para convertirnos en mariposas.
En el sexo, por lo visto, tampoco. El sexo sigue siendo algo que se debe hacer en la intimidad, los animales no se andan con tantas tonterías, pero la sexualidad humana casi siempre está luchando contra represiones y estupideces mil. Por eso incluso escribir estas cosas, que a mí me parecen bastante naturales, tiene indirectamente algo de transgresión, cosa que me da igual porque a mí lo de la transgresión me parece que en sí es algo sin importancia, que lo importante es fluir con naturalidad. Así en el sexo como en todas las cosas.

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