30.11.11

miaku_ (2011) 3/3

agradable tontería de estornudar    miaku_ (2011)
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el aire fresco
en otoño
me sabe a miel
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en el último año un montón de cosas que creí se han desmoronado, y no lo lamento, estaba equivocado en muchas cosas, he aprendido mucho, y me queda mucho que aprender... tuve, como la mayoría, ideas muy simplificadas y maniqueas sobre las cosas, ahora veo más claro algunos errores que asumí porque parecían parte de causas en las que creí... bueno, más o menos creo en las mismas causas, pero no en muchas bobadas y fraudes que se adhieren a estas nobles causas
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Es más fácil empeorar las cosas que mejorarlas, incluso con buena voluntad. La ignorancia quizá nos disculpa de lo que empeoramos sin mala intención, aunque a veces pienso en aquello de la ignorancia culpable de Hume.
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Qué facilidad tenemos para reírnos de los errores de los demás, de la gente de otra época... Siempre nos gusta creernos mejores que los demás, que los antiguos, pero las pruebas ¿dónde están?. En todas las épocas han florecido las tonterías y también las complicaciones y los golpes de mala suerte. Nada nuevo, y siempre más o menos lo mismo, con formas más o menos nuevas.
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A veces parece que las batas blancas den inmunidad total para decir cualquier tipo de estupidez o falacia sin que te pidan luego cuentas por el estropicio. Además del efecto placebo de las batas  blancas. Eso sí, los cirujanos ya no las llevan blancas para que no resalte el rojo de la sangre.
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Las cosas del mundo son complicadas. No es que abunden ni la maldad ni la estupidez, pero existen y las injusticias se agravan porque ante los numerosos problemas de acción colectiva con los que nos encontramos en vez de coordinar esfuerzos, posibilidades, soluciones, cada cual mira su propio interés y ni se preocupa por los demás ni confía en la bondad de los demás. El egocentrismo humano es nuestra salvación y nuestra ruina. La mayoría de la gente no está contenta con la situación del mundo, pero tampoco intenta mejorarlo, se concentra en su propia prosperidad, lo que es lógico teniendo en cuenta que tampoco se confía en que sea posible algo así como un mundo justo, bueno, ordenado. Creo que tenemos bastante claro, aún en nuestra confusión, que hay siempre bastante caos y que por lo general cada cual busca su propio interés. Quizá haya algo así como tres egoísmos, el egoísmo destructivo, explotador, minoritario, el de quienes tienen la sarten por el mango a costa del dolor y la destrucción de lo que sea, de muchos otros y del medio ambiente; el egoísmo común, preocupado de crecer con felicidad sin decantarse por el altruismo, el heroísmo, la filantropía, pero sin caer tampoco en la explotación, la destrucción, y la crueldad con los demás, un egoísmo que se autoabastecey que incluso a menudo crea una familia, con lo que en realidad tiene su parte creadora y constructiva, aunque no se comprometa con grandes ideales ni mejoras colectivas y sea más bien conservador; y por último un egoísmo constructivo, que intenta mejorar el mundo en su conjunto, se entrega a la creación de alternativas que hagan la vida más justa, más dichosa. En este último grupo no hay mucha gente y tampoco los que están siempre acaban haciendo algo de provecho pues a menudo se olvida que el idealismo es minoritario y la mayoría lo que quiere es vivir su vida individual y familiar. El egoísmo destructivo posee un ego brutal e insaciable, déspota; el egoísmo común posee un ego más pequeño y de mediano alcance; el egoísmo constructivo posee un ego entregado pero con el peligro del idealismo y la pretenciosa megalomanía. De todas formas, al final hay dos maneras de vivir, hacia el mundo grande, como lugar de cacería o como lugar al que entregarse para mejorarlo, o hacia el pequeño mundo propio, con las relaciones sociales y familiares. Cada cual, según su naturaleza se va decantando más hacia un lado u otro, o quedándose en un centro que tampoco puede equipararse con el equilibrio sino con lo más habitual, que es distinto. La mayoría quizá intuye que ni los egoístas destructivos ni los egoístas constructivos van a decantar nunca del todo la balanza y no se meten en la pelea. En realidad, sin la mayoría ni unos ni otros tendrían sentido, los destructivos no tendrían de quién aprovecharse, a quien explotar, y los constructivos no tendrían a quién beneficiar.
La mayoría silenciosa es la que da sentido al griterío de los canallas y a los versos de los poetas. En el fondo siento y pienso que la mayoría ni es buena ni es mala, tiene sus pequeñas virtudes y hace sus pequeñas trampas, pero es cierto que puede ser presa de la barbarie porque sobre todo tiende al conformismo, va cada cual a la suya en teoría y no suele unirse a colectivos para derrotar tiranías sino de muy vez en cuando, y a menudo tardíamente. En realidad, la gente corriente tiene las ventajas de la medianía y también sus desventajas. Rara vez observarán que hay otras posibilidades, centrados en sus problemas rara vez harán piña por un objetivo común, irán más bien por libre y así no lograrán mejorar nada. Hay dictaduras atroces que se han perpetuado durante más de 40 añios. El miedo y el conformismo, o quizá la comodidad de obedecer, parece que son más relevantes que el deseo de libertad. Posiblemente se habla diez veces más de libertad de lo que se está dispuesto a luchar por ella. El quejarse por vicio y el quejarse sin hacer nada para cambiar las cosas tampoco son cosas raras. Los hechos suelen favorecer a lo establecido y los tiranos, las multitudes no se oponen, quizá porque temen perder lo que tienen, sus relaciones, sus posesiones, sus familias, sus mundos y hasta sus vidas. No tienen un idealismo tal que estén en condiciones de exponer o sacrificar lo que aman. Nadie puede exigirlo. Es lógico, cada cual vive su vid y valora lo que ama. A la multitud es fácil dominarla con el miedo, y no tienen mucha visión de conjunto ni mucha imaginación, ni visión de futuro. Si las cosas van bien con sus virtudes salen a flote y viven bastante bien, se consideran bastante felices a pesar de que el mundo en su conjunto no les parece justo, y no lo es, pero si las cosas van mal por lo general no les queda otra que someterse y humillarse, e incluso deshumanizarse incapaces de trazar un plan común y de correr riesgos enormes que exigen auténtico heroísmo, o inconsciencia. En el fondo, es más fácil el heroísmo y la entrega total de un egoísta constructivo porque vive en el mundo de las ideas y los conceptos, entre ideales, en lo eterno en cierto modo en lugar de en lo concreto. El egoísta constructivo en realidad aunque muriera luchando por la causa que se siente parte de un río eterno mientras el egoísta común lo que tiene es su vida y sus riachuelos son sus amigos y familiares, de carne y hueso. El idealista ve más desde más lejos, mientras que la mayoría ve menos desde más cerca. Y así obran, cada cual según su lejanía o cercanía.
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¿es posible la objetividad?
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El aforismo a veces es una celada al pensamiento. A menudo las cosas no caben en un aforismo, en un par de frases, en un simple silogismo, aunque tampoco necesitan libros inacabables, con mil y una notas y referencias a pie de página, además de un lenguaje oscuro y para iniciados.
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Las palabras no tienen límites, pero la vida sí los tiene. Y hay palabras que van más allá o menos allá de los límites de la vida. Sólo las palabras que alcanzan los límites de la vida merecen eternidad, o al menos continuidad. Las demás se quedan cortas o se pasan de largo, empequeñecen la vida o la empeoran tanto por su idealismo como por su negatividad.
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Crear, en vez de ingeniosidades, herramientas útiles, en vez de esplendor y "arte", agua, aire y comida.
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Nos manipulan constantemente, tocando la palanquita de la esperanza y tocando la palanquita del miedo. Y también pueden desorientarnos, alternando episodios de ilusa esperanza y falaz amedrentamiento.
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Las autoridades a menudo son cuestionables, sobre todo si se mira bien: en todos los campos siempre hay enfrentamientos entre los especialistas, y se supone que todos saben de lo que hablan, que todos han estudiado y conocen la misma materia, y sin embargo al menos la mitad se equivoca o miente. Además veo poca humildad entre los supuestos expertos y sabios. Me gustaría escuchar más veces, "no lo sé", "no estoy seguro"...
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Quizá por más que hablamos de libertad preferimos seguir el estribillo de la canción "Happiness in slavery". Quizá sí triunfa el miedo a la libertad, o el miedo a la marginación, y por eso la gente no intenta cambiar el mundo sino una vida más cómoda, y la libertad no es cómoda, exige esfuerzo y responsabilidad, mientras que la obediencia sólo exige el sometimiento. Y una cosa es que pensemos que algo está mal, y otra que estemos dispuestos a decirlo, y a hacer algo para cambiarlo. Una libertad de pensamiento que tampoco da el paso hacia la acción... En fin, de todas formas, creo que tampoco nos gusta que nos recuerden que a fin de cuentas nos encadenamos nosotros mismos en cierto modo, o que nos dejamos encadenar y tampoco oponemos resistencia ni buscamos ganzúas. Quizá, de todas formas, aceptamos que siempre ha habido jerarquías o no estamos dispuestos a arriesgar nuestra parcelita a cambio de una llanura más libre y justa. De todas formas, si durante miles de años no ha habido más cambios en esa dirección, quizá sea por algo. Sin embargo, la esclavitud moderna tiene su grado de autoesclavitud dado que nunca ha habido tantas posibilidades, aunque sean dentro de ciertos márgenes. Quizá, ahora más que nunca, al menos podemos elegir el nivel de nuestra esclavitud y la importancia que le damos a nuestra propia libertad.
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todo cuenta en grandes cantidades, así las mentiras más descaradas, las falacias más corruptas y demás lindezas, se preparan un mercado potencial que promete enorme dividendos, de ahí la manipulación constante de la opinión pública, las tendencias de moda, estilos de vida inducidos... hay un mercado enorme en todo, incluso en la supuesta contracultura y en el supuesto ecologismo, que también son un negocio con sus buenos beneficios, y todo por los más altos ideales, en teoría, pero en la práctica no es para tanto...
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lo bueno de los blogs es que si descubres un error, ves algo de otra manera, o descartas un punto de vista por completo, tienes la posibilidad de cambiarlo al instante, y eso significa no asumir aquello en lo que ya no crees, ser lo más fiel posible al propio corazón
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Quizá existe el egoísmo explotador y destructivo, el egoísmo común y mayoritario, y el egoísmo idealista y constructivo. Seguramente la mayoría de gente se mete en sus asuntos, intenta ser feliz (y más o menos lo es) en su vida cercana, amistades, trabajo y familia, teniendo claro que el mundo es muy injusto muchas veces y no va muy bien. Es hasta lógico, si el mundo durante tantos siglos y milenios nunca ha sido un paraíso, ¿por qué iba a serlo ahora?. No hay motivos para pensarlo, sin embargo uno puede individualmente estar cerca de su paraíso, o alcanzarlo, así que la decisión suele estar clara, a no ser que uno sea un idealista y se proponga hacer del mundo un lugar mejor, lo que exige una entrega total, a veces incluso una voluntad heroica y su punto de pretenciosidad y megalomanía, pero por el lado bueno de estas cosas, lo más habitual es centrarse en lo cercano, lo pequeño y agradable. Lo raro, si lo piensa uno bien, es que haya gente idealista, tan inconformista. Sin embargo, parece que el canalla, el común y el idealista viven en tres universos distintos. El canalla cree que el mundo es su alfombra y hasta su felpudo. El idealista cree que el mundo es un lugar que se puede mejorar muchísimo. El común busca una parcela pequeña en la que ser más o menos feliz y proteger, y ver crecer lo que ama. El idealista piensa a lo grande pero a menudo quizá comete el error de creer que lo bueno para él sería lo bueno para la mayoría, al igual que el común probablemente tampoco comprende las buenas intenciones del idealista, ni se da cuenta de que debe a los idealistas y a los inconformistas muchas cosas.
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leo a Marina, "El rompecabezas de la sexualidad", también me parece que lo espiritual rara vez asoma en el tema, que se ha pasado de una represión y demonización de la sexualidad a una banalización y mercantilización que tampoco es para tirar cohetes... la autora de "Miedo a volar" llegó a lamentarse de que tras tantas experiencias lúdicas tampoco habían alcanzado una relación tan duradera y profunda como las de los viejos matrimonios, yo ante pensaba en la posibilidad de la pareja abierta pero ahora ya no estoy tan seguro, quizá me parece bien pero no tengo ganas de entrar en una promiscuidad así sino que me gustaría una pareja y ya está, en el fondo creo que a menudo hemos caído en general en la sensación de que todo el mundo se lo está pasando mejor y nos estamos perdiendo algo pero sin darnos cuenta de que no es el jolgorio sexual lo que más podemos perdernos sino la complicidad, la ternura, y la pasión que comparte una pareja que se ama, quizá nos desviamos del camino por seguir la vereda, nos atragantamos de dulces mientras dejamos escapar los mejores frutos que se nos ofrecen, o que podemos alcanzar en la vida... quizá la mayoría de las veces sólo encontrando a la pareja de nuestra vida... creo que se ha banalizado mucho el sexo, como si fuera un pasatiempo, tras haberlo tratado de lo peor, y ahora se toma como algo sin importancia, sin trascendencia ni responsabilidad ni finalidad alguna, olvidando su evidente intención procreadora, aunque yo insisto en que además hay algo mágico y espiritual en la sexualidad, además de ser un lenguaje y una de las mayores expresiones de la alegría y el entusiasmo de la vida
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un gato blanco
como un pachá
en el negro tejado
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si en realidad construimos la realidad a través de la percepción, y esto parece que en mayor o menor grado es cierto, tan irreal es la tendencia optimista como la pesimista, aunque un optimismo puntualmente pesimista (o precavido) quizá sea lo mejor, pues el pesimismo total no daría frutos y el optimismo total caería a menudo desde demasiado alto
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el concepto de "optimismo inteligente" del libro del mismo título era necesario, porque el supuesto optimismo del perverso y bobalicón pensamiento positivo de las narices arrasa a su paso todo lo que se encuentra
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me pregunto si nos guiamos más por la esperanza o por el miedo
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con la tercera parte del electorado se consigue mayoría absoluta, a mí no me salen las cuentas, creía que la tercera parte no era más de la mitad, será que no soy un lince en matemáticas
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quizá de jóvenes somos más apasionados y entregados, pero también más insensatos y temerarios, sin embargo, lo que llamamos madurez a veces me parece que es algo conformista, aceptar el mundo como es sin más, dar por buenos sus estrechos límites e injusticias, quizá sea mejor no darse cabezazos contra un muro pero por otra parte hay algo confortable en abandonar las luchas idealistas y centrarse en cosas más pequeñas y hogareñas, y sin embargo por otra parte sin cosas hogareñas y pequeñas tampoco hay nada más, lo que me pregunto es por qué pasar de una forma de vida a la otra si las dos pueden darse y quizá deben darse al mismo tiempo... no lo sé, se me hace raro el equilibrio de la edad, la distancia, el desapasionamiento de tantas cosas, la falta de indignación ante tantas cosas, la intelectualización y cierta frivolización del mundo moderno, y participar de todo esto
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todas las mañanas pruebo suerte, me arrimo a la ventana y miro los tejados, esta mañana ha habido suerte, el gato negro caminaba por el tejado negruzco y el gato blanco por el muro blanco...  pocas cosas me alegran tanto como ver a los gatos caminando tranquilamente por los tejados, es un poco como la agradable tontería de estornudar, sólo sucede a veces, cuando la vida quiere
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sí, he fracasado en todo, porque lo he intentado todo, y todo esto acaba siendo un gran monumento al fracaso, no me importa mucho porque creo que el mayor fracaso es creer que este es el mejor de los mundos posibles y dormirse en el tibio conformismo, seguir sin más el guión, y yo hace décadas que me hice a un lado, intenté cambiar la película, en vano, pero eso es lo de menos, yo he cambiado
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todos estos borradores que no he borrado puede que rara vez valgan la pena, pero por más ridículos, mediocres y sin duda pretenciosos que sean, alguna vez alumbran un poco algo, aunque con una linterna que tiene las pilas bastante gastadas y a veces titilea cosa mala
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¿qué es el sentido común? a veces quizá sea agachar la cabeza cuando te la podrían cortar, y es de sentido común hacerlo si aprecias la vida a pesar de agachar la cabeza, pero si aprecias más vivir sin agachar la cabeza, igual es de sentido común ofrecerla al verdugo... me parece que lo del sentido común quizá es algo muy personal, con un sentido pero no tan común
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las buenas intenciones, la voluntad y el esfuerzo a menudo no logran que un golpe de fortuna o el simple pero quizá no muy extendido sentido común
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con el tiempo pienso más y siento menos, se me hace raro pero el sentimentalismo descerebrado tampoco lleva a ninguna parte, aunque quizá ahora estoy en cerebralismo desapasionado, y nada grande se ha hecho en el mundo sin pasión, quizá tampoco sin cerebro
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creo que uno de los mayores errores que he cometido es simplificar la complejidad de la vida, y de lo humano, creer que la vida es bella, buena... la naturaleza es sabia, que la belleza expresa el alma, o bien que la vida es crimen, caos, maldad, locura, o estupidez, cuando la vida está entre el cementerio y el arco-iris, entre el gusano y la mariposa, siempre tan llena de ternura y de ira, siempre tan delicada y brutal, llena de millones de colores, sonidos, intenciones...  todo lo que se diga siempre es poco, y el término medio tampoco existe, pero elogiar a la vida por sus virtudes es descartar sus tinieblas y hablar sólo de sus tinieblas es descartar sus prodigios... y yo he ido muchas veces de un lado a otro, creyendo que la vida era maravillosa, creyendo que la vida es horrible, creyendo que la vida es estúpida, creyendo que la vida es caótica, creyendo que la vida es estúpida, creyendo que la vida es...  y la vida no es tan simple que quepa en un adjetivo sin más...  la vida se mueve más bien entre paradojas y aparentes contradicciones, como esa grieta que "hay en todo y permite que entre la luz", de la que habla Leonard Cohen
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¿quizá en la vida el único éxito es fracasar porque alcanzar el éxito simplemente es conformarse con lo probable? "La única obra que triunfa es la que fracasa", como dijo Cocteau.
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qué raro se me hace todo, el estar así, pero también el poder estar de otra manera, ya no sé si cometo el error de no perseguir los sueños o me he dado cuenta de que sueño con imposibles, que el mordisco lo dan otros, que los besos los dan otros y yo soy una especie de nota a pie de página que nadie lee... aunque a veces pienso que de todas formas yo no soportaría los grandes caracteres, las portadas, los titulares... pero entre una cosa y la otra, vaya, ¿quizá haya algo para mí?
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a veces me pregunto si no es más triste la típica unión por no estar solo que verdaderamente estar solo, si no es más triste agarrarse a un clavo ardiendo que caer donde la vida nos tira... claro que hablo desde mi experiencia, entre triste, boba y desgarradora, sé que hay gente que forma parejas que son una maravilla, forman familias maduras...  lo que sucede es que en un mundo que siempre ha tenido su enorme ración de madurez, corrupción y estupidez, yo tampoco me siento obligado a perpetuar esta especie que bien mirado se lo tiene de un creído...
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se escriben tantas tonterías que ¿para qué añadir más cháchara al ruido?
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me pregunto si alguna vez estas palabras me darán la posibilidad de comer, y por otra parte, si las palabras se escriben sólo para comer, ¡qué tristes! quizá aún tengo algo dentro del mito de la contracultura, por más que "Rebelarse vende" sea de los libros que más me han conmocionado en los últimos años, junto al "Elogio y refutación del ingenio" de J.A. Marina... no lo sé, el dinero es un asunto delicado, pero lo que he hecho no merece que pueda comer de esto por lo visto, tengo un problema, y tampoco sé si valgo para esto, si soy capaz de asumir el enorme grado de responsabilidad que siento que implica la tarea, vale que la responsabilidad casi no se la veo a nadie más allá del punto justo para poder funcionar más o menos, lo que más veo es una inmadurez tremenda y mayoritaria, un montón de gente que se atreve a abrir la boca sin tener ni puta idea de lo que habla... y yo muchas veces también!!!
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escribo sobre la responsabilidad de escribir, pocas cosas merecen ser escritas en mármol, con internet no se gasta papel, aunque hay árboles que nacieron para ser la morada de palabras maravillosas
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se suele hablar a la ligera y a veces escribir a lo plomizo
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el circo cultural a menudo es entre bufonesco y nocivo, intelectualmente mediocre y superficial, cuando no directamente una estafa
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en un "mundo cultural" como el actual, para vivir del tinglado, o te haces un especialista supremo o te haces un narrador de éxito o polemista tirando a conferenciante y televisivo, en esos entresijos bastante mediocres y superficiales en los que lo intelectual se parece más al compadreo y el cotilleo que ajeno a la superficialidad más vulgarizadora
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los burgueses-bohemios (BoBos) parecen haber encontrado la cuadratura del círculo, sólo lo parece... en el fondo no es más que patético y triunfante mercantilismo con pretensiones de contracultura, una nueva definición de lo políticamente correcto, o sea lo insípido y prescindible que sea efervescente lo justo para que suenen las monedas
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¿Se puede tentar a quien ya ha madurado? Se puede, pero en vano, pues será fiel a aquello que ama.
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la tarea del escritor no es fácil, tampoco debe emprenderla quien no esté a la altura
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el jugueteo clochard con las palabras puede ser ingenioso a veces pero no es algo más.
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Jugar con las palabras es jugar con la vida y esto exige madurez, conocimiento, espíritu, talento y fuerza interior.
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no es un pasatiempo, no es un juego banal, puedes ser injusto y empeorar el mundo con mucha facilidad mientras que aportar algo que esté a la altura o mejore el mundo es difícil.
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Si uno intenta derribar un muro demasiado grande, pues es idiota o tonto, no se entera.
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quien no esté dispuesto a morir por una frase, por una palabra o incluso por un silencio, no es escritor.
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vivimos en parte a través de las palabras, pero son una trampa y una equivocación, un malentendido y una limitación.
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un escritor debe tener entusiasmo y ser capaz de escribir lo que no suele escribirse, ni decirse. Un escritor que carece de entusiasmo como mucho descubre, disecciona y dice algo, pero no emociona ni transmite, ni crea lo mejor de la vida. Y un escritor que al mismo tiempo no se atreviera a escribir sobre lo negativo, lo peor de la vida, acabaría edulcorando o alejándose de los conflictos, volviéndose esteticista como poco por omisión, pues parte de lo que un escritor escribe es aquello que no escribe, lo que sugiere y lo que esquiva, ignora, elude. Y hay omisiones que son necesarias, dignas o elegantes mientras que otras son vergonzosos silencios.


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Escribir puede ser terapéutico pero también nocivo. Bueno, escribir quizá no es del todo nocivo si lo deshaces después de escribir. Cuando publicas ya estás añadiendo algo al mundo, si es tonto puede hacer el mundo más tonto, si es nocivo puede perjudicar al mundo. La mayoría de cosas no alcanzan la genialidad, ni la excelencia, pero mientras sea algo que mejore el mundo de alguna manera, bien sea iluminando o creando belleza, o bien desenmascarando fraudes, creo que sí tiene algún sentido publicarlo, pero por otra parte la forma también es importante, aunque no sé si estoy a favor del arte, de la literatura o más bien del lado de la Poesía, como aliento lleno de vida, apasionado, romántico, lúbrico, salvaje, tierno, voraz, delicado...  Creo que sí, que estoy confuso porque no sé si yo soy capaz de escribir algo que valga la pena. Casi nada de lo que he escrito me parece lo bastante bueno, interesante... hay algún destello aislado, pero quizá es lo que le sucede a la mayoría, que lo habitual es del montón y de vez en cuando se sube a un rascacielos. Saber descartar casi todo debe ser parte de lo que llamamos talento.
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A veces pienso que en general esperamos demasiado de los demás, de las relaciones, de la vida, que sería mejor no esperar nada, ni siquiera ofrecerse, simplemente estar disponible.
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La maldad apenas es un asunto menor, lo importante es la estupidez, la torpe ineptitud conformista de la mayoría. La mayoría no se opone a la maldad, y más por motivos cómodos y estúpidos que por maldad. El ser humano es social, y la sociedad no podría funcionar con una buena proporción de gente creativa y espabilada, reflexiva, necesita mayorías manejables y bobas, simples. Incluso las sociedades pueden afirmar que hay oportunidades de conocimiento cada vez mayores, además de la educación, con las bibliotecas y todos los conocimientos que ofrece internet, al alcance de la mayoría, lo que es cierto, la mayoría sencillamente no quiere conocer más. Si la mayoría prefiere otras cosas quizá no sea tan estúpida sino que busca su supervivencia y felicidad en la perpetuación de su ignorancia, y en la aceptación de las cosas "tal como son", y en la sumisión en vez del esfuerzo de crecer y superarse. No veo que haya que compadecer a la mayoría, ni tratar de que despierten, pues ésa es su vida, aunque queramos que un gato sea un lince.
Hay que ver las cosas históricamente, siempre ha habido clases, pirámides... y el intelectual aunque quizá crea que está en lo alto de la pirámide la cosa no está tan clara pues no toma decisiones políticas, efectivas sino que debe someterse a las normas aunque intente cuestionarlas o superarlas. Alguna rara vez sí ha sucedido que una chispa ha prendido en la mayoría, alentando un espíritu común latente, pero la mayoría de las veces hay un abismo entre el creador y la mayoría. Hay encuentros puntuales, y luego cada cual sigue su camino, no hay sino esporádicos escarceos pero no se entienden. Para el creador o intelectual es inconcebible la falta de imaginación, razonamiento, creatividad de la mayoría, y no conciben que puedan vivir sin esto, cuando en realidad viven sin echar en falta lo que al creador le parece lo más importante. Por otra parte, a la mayoría las tribulaciones, silencios, seriedades y dudas, las advertencias graves, los titubeos e incluso los resultados de los creadores les parecen cosas muy raras. Unos parece que se pierden en el idealismo y los otros en el conformismo. Aunque creo que el creador no es por naturaleza iluso ni la mayoría tan realista como se cree. El creador puede perderse en sueños imposibles, pero el conformista puede perderse en una rutina dolorosa, quedar atrapado en la sumisión, porque es incapaz de ver otra posibilidad. En todo hay peligros, ventajas, inconvenientes. Quizá la minoría creadora-intelectual trata de adaptar el mundo y la mayoría conformista trata de adaptarse al mundo. Y esto siempre ha sucedido, son naturalezas humanas muy distintas, casi dos razas humanas, que se miran con mutuo desconocimiento y a menudo desprecio, pero que en el fondo son complementarios. La relación con otros en el mejor de los casos beneficia a ambas partes, en el caso de los sexos a los dos sexos, porque podemos aprender otras maneras de vivir o intuir que hay otras maneras de vivir, pero a veces las cosas son más bien vampíricas o mutuamente nocivas. Es probable que las relaciones sociales atonten y embrutezcan porque el nivel va bajando y o se adapta uno o da la nota, y el creador-intelectual a menudo tiende a la tímida discreción, con lo que acaba en la sumisión a la mediocridad habitual. Los creadores-intelectuales tienen complicado sobrevivir porque para empezar pocos pueden valorarlos y aún menos favorecerles, darles oportunidades, mientras que las oportunidades de seguir en el nivel habitual de la mayoría son enormes. Lo difícil es que alguien intente crear o crecer, pero permanecer, seguir igual, repetir el esquema no cuesta nada.
Lo gracioso es que la estupidez generalizada siempre ha sido más o menos la misma en cada época y lugar, pero probablemente cada época tiene la ilusión de ser más inteligente que la anterior por almacenar más conocimientos. Se confunde conocimiento con razonamiento y con sabiduría. Sin duda nunca hemos conocido tantas cosas pero no veo que se razone más ni mejor. El copia y pega sigue siendo lo habitual, y lo será.
Me pregunto si entre el creador-intelectual y el sumiso conformista hay algo enmedio, y quizá no aunque haya quien intenta quedarse a medio camino. Es imposible dedicarse a tiempo completo al cultivo del cuerpo y de la mente, al final si alguien quiere alcanzar la excelencia se entrega a la mente o se entrega al cuerpo, quienes se quedan enmedio se manejan entre ambos mundos pero sin destacar en ninguno de los dos, sin decantarse, en un equilibrio más bien mediocre, sin compromiso total con nada. Como es natural los más dotados de capacidad creativa-analítica harían mal en dedicarse a otras actividades y los más dotados de cualidades físicas harían también mal si las desaprovecharan ejercitándose en otras cosas. Cada cual se especializa en lo que la vida le ha dotado, y ése es el sentido de la vida, que cada cual fomente sus mejores dones. Aunque a veces se acusa a los intelectuales de cerebritos desconectados del cuerpo y a los más corporales de cabezas huecas, seamos justos, cada cual lo pone todo en lo que es su don, y esto es lo lógico, lo natural y lo inteligente, lo estúpido sería pretender una uniformidad mediocre en la que no hubieran grandes inteligencias ni grandes deportistas por ejemplo. Se tiene que correr el riesgo de llegar a intelectualizar demasiado o convertir la vida en demasiado corporal, son gajes de la especialización, pero cada cual escoge su camino, o a cada cual le escoge un camino. El equilibrio supondría no profundizar ni un sentido ni en otro, en una equilibrada mediocridad de lo más estéril, con poco riesgo y un exceso de sensatez. El equilibrio en el fondo es desapasionado y gris, y tanto el intelectual como el deportista se decantan a fondo, luchan, ríen y lloran por aquello en lo que ponen todo, y si caen no hay red que les proteja, por eso las lágrimas de los deportistas son conmovedoras, y  lo mismo sucede con el intelectual, que quizá más tímido y reservado llore en privado. El término medio a veces sólo es la manera de no decir claramente gris o mediocre. Alguien que busca la excelencia, incluso siguiendo la tradición al principio, merece aplauso, aunque no lo logre, pero quien va a lo fácil, a lo seguro, tampoco es que merezca gastar saliva o tinta. Quienes quieren tener un pie en todas partes no están en ninguna, pues quien mucho abarca poco aprieta, y poco se esfuerza. Más admirable me parece quien lucha a por todas con su inteligencia, creatividad o con su cuerpo. Me parecen tan admirables las élites del conocimiento y de la creatividad como las del deporte. Me parecen admirables los creadores tanto como los artesanos que buscan la excelencia. En cierto modo todos son poetas, artistas, con la cabeza, con el corazón, con las manos o con el cuerpo entero.
El mundo siempre necesitará a quienes buscan la excelencia, la creatividad e incluso la trascendencia, pues expresan la plenitud del espíritu humano, y dejarán su huella en la vida, algo se perderá para siempre con su marcha, otros intentarán ocupar sus lugares sin poder reemplazarles en realidad, únicos como son, ya se trate de intelectuales, creadores o de deportistas como Di Stéfano, Cruyff, Zidane o Messi, por poner apenas cuatro ejemplos, que habría más.
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quizá sobre la maldad, la estupidez, la locura, y el puro hábito, hay que saber que existen y seguir otro camino mejor, intentar combatirlas es un hábito entre loco y estúpido, más bien hay que fomentar con inteligencia la cordura y la bondad
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Al final, tras pensar tanto tiempo sobre la maldad, me doy cuenta de que sobre todo la vida es profundamente inerciada y estúpida, más que malvada, en realidad la maldad existe pero casi siempre es viciosa inmadurez, y en esto la inteligencia tampoco tiene nada que ver, sencillamente cada cual se preocupa sobre todo de su propio culo, cuando no de su propio placer, y quien no tenga especial aprecio por sus "semejantes" no se preocupará de nada más que de intentar colmar su vacío y su ansia. Más que de maldad, el mundo siempre ha estado podrido de egocentrismo, engreimiento, inmadurez, y cuando no ha sido esto tampoco la estupidez mayoritaria ha hecho algo más para que fuera mejor. Todo el peso está en manos de una minoría, nada popular, que alguna vez consigue alguna cosa, pero que siempre será minoritaria y casi insignificante en el conjunto en el sentido de que la mayoría siempre será más o menos boba y cómoda, aceptarán las ventajas e inconvenientes de su época y poco más, no arriesgarán su culo por esa medio tontería de la humanidad, lo que quizá más que cómodo sea hasta lógico. La minoría creativa, bien mirado puede ser vista como heroica o como temeraria, o también boba y pretenciosa, creyendo que van a cambiar el mundo y serán recordados y todo eso. En el fondo todo el mundo es bobo, cada cual con su propia tontería, y ¿quizá el bobo intelectual aún lo sea más que el que ignora lo bobo que es? No lo sé, yo muy listo no soy.
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Tras leer "Elogio de la necedad" (traducido como "Elogio de la locura", y también "Elogio del imbécil" y varias cosas relativas a la existencia, preponderancia e importancia de la estupidez en la vida, desde luego se acaba de desmontar, todavía más, cualquier creencia en que el ser humano es sobre todo un animal racional, un ser inteligente. Lo de animal social tiene más sentido, de ahí que la inteligencia no sea muy sociable al ser escasa en el supuesto animal racional y por tanto poco apreciada por la mayoría, a la que le gustan los frutos de la inteligencia pero no sus árboles. Quizá tenga bastante lógica esta distancia entre la mayoría más bien repetitiva y la gente creativa, pues crear, pensar, cuestionar, inventar... todas estas cosas precisan tiempo y concentración, seriedad fecunda en vez de ruido, multitud, distracciones y soledad o pequeña compañía. Al final más que mutuo desprecio es una cuestión de independencia aparente entre la mayoría boba y la minoría creadora, a la que no me atrevo a llamar inteligente porque a menudo ser inteligente acaba pareciendo la mayor tontería de todas, la más perseguida, y la que menos ventajas y más adversidades provee a su poseedor. Aunque por otra parte, en realidad, el creador tiene que ser creador, ya no es una cuestión de inteligencia o necedad, cada cual sigue su naturaleza creadora o repetitiva, a lo mejor se puede llamar así. El creador inventa nuevas cosas mientras que la mayoría continúan la inercia, y las tonterías de su tiempo. Aunque los creadores, por otra parte, a veces pasándose de listos alcanzan la suprema estulticia. Es un poco como lo de la superficialidad...  "Quien ha mirado hondo en el corazón del mundo, comprende por qué los hombres son superficiales; su instinto de supervivencia es el que les enseña a ser volubles, ligeros y falsos" como afirmó Nietzsche.
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Libros en teoría cómicos acaban revelando más verdades sobre la condición humana que sesudas disquisiciones filosóficas que esquivan la importancia del caos, la estupidez, la pereza, el gregarismo o la cobardía en la condición humana, siempre tan pendientes de la moral y la ética, del bien y del mal, suelen olvidarse de que la mayoría de las veces triunfa el egocentrismo y la inercia, que la inteligencia es rara, y la valentía tampoco muy frecuente, que la mayoría de las veces hacemos lo que sea con tal de seguir formando parte del grupo o de entrar en él. Quizá sea que idealizan al ser humano como un ser racional, como un ser inteligente, y a la sociedad como fomentadora de creatividad e inteligencia, pero hay muchas pruebas de lo contrario. La maldad es rara, ya lo dijo Nietzsche, la mayoría de las veces estamos más preocupados por nosotros mismos que por hacer daño a otros.
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La mediocridad, la cobardía, el egocentrismo, la estupidez, el engreimiento y la pereza son más humanos que lo sublime, la valentía, la madurez, la inteligencia y la creatividad, o al menos son más habituales.
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¿Problemas?
La sociedad es injusta.
La mayoría es mediocre.
El fraude vence.
La estupidez reina.
La rutina casi es ley.
La maldad es banal, y existe.
La muerte a cada instante.
El recuerdo es un lastre tantas veces.
La inteligencia es rara.
El egocentrismo es lo habitual.
La inmadurez casi es la norma.
La cobardía y el gregarismo son comunes.
El idealismo no es lo ideal en la vida.
El paraíso de los bobos acoge cada vez más fieles.
¿Hay mayor bobo que un idealista?
La sociedad sólo piensa en su supervivencia.
La vida sólo piensa en su supervivencia.
El individuo no piensa, tiene hambre, tiene sed, tiene lascivia. De vez en cuando racionaliza porqué hizo tal o cual cosa.
Si pudieran hacerlo los robots, ya nos habrían eliminado, pero así somos más útiles, somos esclavos laborales, esclavos ciudadanos, esclavos consumidores, esclavos procreadores, esclavos enfermos, esclavos masturbadores...
Nada es especial (End of a century)
El amor sobre todo es lascivia y proyecto de huida hacia delante, lejos de la soledad, lejos de pensar que quizá esto no tenga un sentido.
La amistad es interés.
La familia es el primer círculo de arenas movedizas.
El idioma es una cárcel con paredes pero sin techo.
Es fácil: la gente quiere bonitas mentiras o verdades fáciles.
Terrible no hay nada, apenas somos perros de paja para la vida, ¿qué podemos esperar de los demás?
¿Y de los que nos tienen a su merced?
En el fondo nunca pasa nada, todo puede pasar, nada tiene verdadera importancia, todo es insignificante en el conjunto.
Es importante algo para alguien.
El hombre es esclavo de sus ojos y las curvas; la mujer es esclava de sus entrañas y las rectas.
El sexo es una zanahoria, a veces la mordemos un poco pero nunca la alcanzamos, y así vamos rozando cada vez más el primitivo mandato de procrear.
Si nos dijeran todo lo que de mierdoso hay en este mundo, ¿naceríamos? ¿se atreverían a traernos a este mundo?
El amor ciega tanto, si no cegara ¿nacería alguien?
Tenemos descendencia para que algo no muera con la muerte. La posibilidad de ser inmortal, ser parte del origen de los tiempos y no tener fin, metafóricamente.
Lloramos porque creemos que la vida es mejor de lo que es.
Reímos porque a veces tiene gracia y porque a veces no tiene gracia pero llorar tiene fama de más triste.
Hay pocas cosas más lamentables que una risa triste.
El humor a veces revela la tragedia.
La tragedia a veces parece ridícula.
Lo sagrado en el fondo no existe, y lo demuestra no sólo la muerte, sino sobre todo la vida.
La muerte da miedo porque es desconocida, pero la vida también es bastante desconocida y lo que conocemos no suele ser maravilloso.
Buscamos la droga perfecta: trabajo, dinero, salud, amor, sexo, familia, patria, ideal... pero nada nos protege, nada es lifeproof.
Sopla el viento y nos despeina.
Arrecia el huracán y se nos lleva.
Estamos a merced de los elementos y aún creemos que somos los únicos dueños de nuestro destino.
Me entra la risa.
Casi todo lo que se ve ensucia los ojos, casi todo lo que se oye ensucia los oídos, casi todo lo que se lee ensucia los ojos, los oídos y el alma entera, o casi.
Puedes tocarle el culo a una chica a la que no besarías, y ese es tu beso, nada romántico pero esto es la vida, no San Valentín.
Hay maldiciones que a la larga son bendiciones, ensanchan nuestras miradas, nos descubren, a latigazos, la sangre derramada de la vida.
Escribir es transformar lo que no se puede decir en simples palabras.
Vivir no sé lo que es, pero admite cualquier cosa que se diga o se escriba.
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(del tirón y más bien poseído)
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Quien intenta que las cosas mejoren por lo general logra muy poco o casi nada, y tampoco es raro que además sea ninguneado, perseguido o atacado por esto mismo. Quizá por eso el idealismo es más frecuente de joven, cuando crees que puedes cambiar el mundo, cuando en realidad no te das cuenta de que en lo esencial el mundo es limitado, bobo, rutinario en vez de infinito, inteligente, creativo... cuando te das cuenta de que la mediocridad, el método, la inercia, la cobardía, el engaño y la estupidez son monedas corrientes, y la inteligencia, la creatividad, la innovación, el ingenio y la genialidad son lingotes de oro muy raros de ver, y que pronto se funden una vez encontrados. La tarea de intentar lo sublime no es que carezca de sentido, mérito, valor, pero al igual que está a un paso de lo ridículo, está a un paso de ser casi inútil. Aún así hay quien lo intenta, siempre lo ha habido y siempre lo habrá. Y nunca lo agradeceremos lo bastante.
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Según Sabato "Las utopías son futuras realidades", y en parte tiene razón, pero viendo que desde que el ser humano merece ser llamado así han habido creadores, artistas, innovadores, poetas, idealistas, y tan sólo hemos llegado a este mundo injusto, estúpido, enfermo y poseído por la banalidad del mal, o más bien del engreimiento egocéntrico, no sé qué pensar. Creo que más bien es cierto aquello de que damos cien pasos hacia la utopía y la utopía se aleja cien pasos, en fin, sigamos dando esos pasos, pero sabiendo que muchas utopías nunca serán realidades. En el fondo la historia del ser humano se puede considerar un gran fracaso de la utopía, o se puede considerar que el gran fracaso es creer en la utopía, y hay que aceptar la mediocridad y estupidez habitual, sin esperar más de la vida ni creer que la vida tiende en su conjunto a algo mejor. Que hayan maravillas no quiere decir que la vida sea maravillosa. Que hayan genios no quiere decir que todos seamos genios. Que haya poetas no quiere decir que todos seamos poetas. Que haya idealistas no quiere decir que todos seamos idealistas. Que haya amor no quiere decir que la vida sea amor... y así sucesivamente. Quizá el error del idealista es considerar que los destellos del prodigio son amaneceres hacia un día nuevo, pero son destellos, nos hacen ver que la vida es más grande, pero los años, las décadas, los siglos, los milenios, nos hacen ver que en el fondo abunda la escasez, abunda la mediocridad, abundan el fraude y la estupidez, y si hace falta abunda hasta la barbarie. Todo lo demás son sueños idealistas, muy bonitos, pero basados en un concepto rosado de la vida, en un concepto demasiado elevado del ser humano corriente, y de la propia capacidad para transformar el mundo, ¡ahí es nada!. Se logran cosas, sí, pero nunca se ha logrado darle la vuelta a la tortilla, sencillamente no hay un abracadabra mágico que vuelva oro el barro.
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No es que la gente sea malvada, no es que abunde la maldad en el mundo, pero sí abundan el egocentrismo, la cobardía, la rutina y la estupidez. La maldad es rara, pero estas debilidades son mayoritarias. Lo raro es que alguien vaya más allá de la inmadurez, cobardía, inercia y estupidez habitual. Quizá creer que somos seres humanos al mismo nivel que estos pioneros, innovadores, poetas, creadores sea colgarnos medallas que no merecemos, pues la mayoría nos beneficiamos de la bondad, el talento y el esfuerzo de seres superiores que son de otra pasta, casi parecen de otra especie, de otra raza, de otra estirpe, de otra casta.
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La inteligencia, la imaginación y la creatividad, por no hablar de la bondad y el idealismo, siempre han sido excepciones en el mundo, además despreciadas, ninguneadas, saqueadas o directamente mutiladas. Es normal, la vida se basa en la fría y desapasionada estupidez de la repetición y el sistema, y todo lo que se salga del marco común supone en principio una amenaza a lo establecido. A duras penas, cuando no hay más remedio, se aceptan las innovaciones y mejoras, y en ocasiones incluso se levantan monumentos a los creadores y genios humanos, pero a ser posible cuando están a punto de morirse o ya muertos. Las sociedades no es que sean malas sino que intentan seguir siendo como son, y el miedo al cambio va junto con el miedo a quienes pueden provocar algunos cambios: creadores, artistas, innovadores, poetas, genios... La inteligencia asusta, y tampoco es difícil de comprender, pues una gran inteligencia si comete un error o se pervierte hacia el lado perverso de la vida provoca catástrofes inmensas. Las sociedades desconfían de todo aquello que no conocen, ni controlan y son partidarias de seguir haciendo las mismas cosas y de la misma manera, quizá prefieren ignorar la enorme estupidez de cada día, y sus enormes injusticias, pretextando que aún sería peor de otra manera, y hay que ser realista. Sin embargo, desde las cavernas hasta aquí, siempre ha ido avanzando el inconformismo creativo de algún que otro genio humano, y a estos genios debemos las posibilidades que disfrutamos. Algún genio inventó el alfabeto, algún genio inventó las teclas, algún genio inventó el ordenador, y gracias a estos genios yo escribo a través del ordenador. Otro genio inventó internet, y así yo puedo compartirlo ahora mismo.
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Quizá un realismo idealista, por llamarlo de alguna manera, sea lo mejor. Asumir los límites y males (o contrariedades y dificultades) de la vida y luchar por lo más noble y digno. Para esto, edulcorar la vida no sólo no sirve sino que además empeora las cosas. Hay que atreverse a mirar al sol, incluso a la luna llena, y no quedarse deslumbrado, cegado ni abobado ante los extremos y puntos de inflexión de la vida, como amaneceres y atardeceres. En el fondo, ser realista-idealista no es fácil, pero sólo realista acaba siendo conformista, y sólo idealista acaba siendo iluso.
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Quizá la sociedad prefiere la estupidez para ocultar sus propias estupideces e injusticias. La gente inteligente es peligrosa, sin proponérselo siquiera.
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Si todo fuera construcción social del género no habría naturaleza masculina y naturaleza femenina, además de la naturaleza hermafrodita, no habría orientación heterosexual, homosexual ni bisexual, no habría condición transexual... La sociedad no ha inventado todo esto, fomenta o ataca unas naturalezas, orientaciones, pero no las crea, puede perseguir a los homosexuales o aceptarlos, aunque no son una construcción social, al igual que la orientación heterosexual es natural, y simplemente la sociedad la suele fomentar compartimentando ciertos deberes y derechos masculinos y femeninos. Hay una plasticidad en estas cuestiones, pero no una completa creación a partir de cero. La tecnología social y científica, además de farmacológica, sin duda puede afectar y afecta, pero no en un grado tal que signifique la completa construcción del género. Hombres y mujeres, heterosexuales, homosexuales, siempre han existido, incluso antes de crearse las sociedades modernas, no es todo una cuestión de dominación social, de manipulación social, de tecnología social. Existen naturalmente, y se catalogan luego socialmente, se favorecen o denigran socialmente, según convenga a los intereses de cada sociedad, pero la sociedad legisla no crea al ser humano, ni al hombre, ni a la mujer, todo lo contrario sería considerarnos meros artefactos en manos de la sociedad, cosa que sin ir más lejos la rebeldía homosexual muestra que no es así. Pero por alguna razón, la condición heterosexual, desde estamentos homosexuales se deja tan sólo en una especie de construcción social cuando tan sólo es la orientación sexual mayoritaria, no la única pero sí la habitual.
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Siento que un mundo feo pero inteligente tendría más sentido que uno bello pero estúpido, pero las cosas van por el otro lado.
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La inteligencia, por más que nos proclamemos a menudo animales racionales e inteligentes, no es tan apreciada, incluso es de lo más perseguida y despreciada. Incluso si hay que elegir entre una cabeza bien amueblada y una cabeza bien adornada, o un buen cuerpo, la verdad es que la cabeza tiene las de perder. Así son las cosas, la inteligencia no es muy apreciada y no pocas veces causa problemas, mientras que la belleza abre casi todas las puertas, lo que no nos distingue especialmente del resto de los animales, aunque hagamos versos a la belleza. Por lo visto la vida piensa que es preferible la belleza a la inteligencia.
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En lo personal no tengo ni idea, pero me siento bien en la incertidumbre, convencido como estoy de que algo de esto tiene un sentido y algo quedará, o más bien algo conseguirán algunas de estas palabras. Si no lo creyera no las publicaría ni con un tímido y humilde gris.
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Quizá el negro sobre blanco sea muy extremo, yo ya no me atrevo a tanto en este rincón, el gris (color que no aprecio especialmente) tiene al menos la discreción y la humildad de no llamar mucho la atención, de afirmarse sólo un poco, como quien escribe a lápiz. Ah, si los libros se publicaran escritos a lápiz, ¡cuánto se podría borrar de ellos!
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Sin un sueño por el que caminar, una vida que no tiene un camino alegre es lamentable. 
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En la escasez el pan duro sabe a torrijas.
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Hacemos planes con optimismo, pero lo óptimo sería que fuéramos conscientes de que rara vez se cumplen nuestros sueños.
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Encontrar a gente que no tenga respuestas para todo, que diga "no lo sé", en vez de alentar esperanzas exageradas o infundadas, de vender humo, pues podrían decir que las cosas no están claras, que las cosas son difíciles y a veces imposibles, en vez de asegurar que todo está en seguir sus sabios e infalibles mandamientos, y que en caso contrario nos va mal por nuestra culpa, sólo por nuestra culpa, el ambiente, los demás, y los azares del mundo ¡no tienen nada que ver!. 
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La experiencia tampoco predice lo que sucederá, no es una lección de infalibilidad y completa perfección. Las lecciones fallidas sólo revelan que algo salió mal, pero no siempre porqué. De los fracasos a veces se aprende algo, no siempre. Si el ser humano siempre aprendiera de los errores haría miles de años que muchas cosas serían de otra manera. Y además si no siempre aprendemos de los propios errores, casi nunca aprendemos de los errores ajenos. 
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En el momento cumbre de una vida se pueden tomar las riendas de la propia vida pero al final la vida es más grande y compleja, y se desboca, la entropía del universo todo lo disgrega, aunque luego el amor y la creatividad del vuelven a jugar y a juntar las piezas del universo y otra vez la tarea de crear el mundo cobra toda su fuerza y esplendor. Es un ciclo constante de creación y destrucción. 
*
Incluso los griegos han sido idealizados, su "democracia" no incluía a mujeres ni esclavos, o sea que tampoco era muy democrática. 
*
Qué extraño, cuando ya damos algo por imposible, un buen día, te lo tropiezas así sin más. Me ha ocurrido varias veces, aunque tampoco es del todo casualidad, lo he buscado una y otra vez. Son pequeñas bendiciones o detalles amables del azar.
*
bendición 


lo llevabas
desde niña,
pero...
no importa,
sonríes, 
vuelas
un instante
y flotas
sobre la arena,
sonríes
y soy feliz


*
La felicidad de estornudar.
Me gusta el placer de lo imprevisto. Me gustan los placeres imprevistos, que aparecen cuando quieren, de sopetón, como estornudar. Estornudar es uno de mis placeres favoritos, porque es imprevisible y me llega cuando quiere, de sopetón. Me gustan los placeres encontrados, frescos, espontáneos. 
*
Los miedos no suelen ser neutrales, se fomentan, convienen a los poderes corruptos, hacen que la gente sea más manipulable y sumisa. Todas las sociedades lo fomentan en mayor o menor grado, con mayor o menor descaro. Son una de las pruebas de que la maldad es más contagiosa que la bondad. 
*
Quizá sea verdad que a menudo nos olvidamos de nosotros mismos, en el sentido de que a la hora de asumir responsabilidades las "delegamos" (siempre es culpa de los demás) en los demás y a la hora de decidir a veces lo hacemos más pensando en contentar a los demás que pensando en nosotros mismos, por ejemplo en ser aceptado o no ser descartado o perseguido por un colectivo en vez de seguir nuestras inclinaciones, deseos, anhelos más profundos. Creo que hay algo de verdad en esto, no una regla absoluta pero creo que sucede más veces de las que a lo mejor reconocemos, que una cierta sociabilidad inmadura es bastante habitual. Una sociabilidad quizá más basada en el statu quo que en la autenticidad y el desarrollo personal. A veces, la verdad pienso que de todas formas la sociedad no es muy sociable, o no tanto como parece. Sin embargo, el individualismo llevado al extremo no se diferencia en nada de la barbarie más ególatra y destructiva. En alguna parte debe haber un equilibrio entre las propias aspiraciones legítimas y el respeto a lo que de respetable tiene la sociedad en la que vivimos, que no es todo. 
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Muchas cosas no merecen el tiempo, el corazón y el esfuerzo que se les entrega, pero supongo que estamos aquí para entregar nuestro tiempo, corazón y esfuerzo. 
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Nos gusta creernos héroes y víctimas, o serlo, pero no pusilánimes ni verdugos.Y a lo largo de la vida acabamos siendo todas estas cosas. 
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Es muy fácil creerse mejor, diferente, de otra especie, los malvados son de otra raza, de otro país, de otro sexo, nivel social... pero la realidad es que en cada bicho viviente hay raíces del mal y tentáculos del demonio. 
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La esperanza infundada, bajo la tentación del bien, acaba siendo el peor de los males. Siempre con la coartada de que el fin justifica los medios. A menudo creemos que lo maravilloso y perfecto es posible y seguimos falsos profetas, falsas ideologías que lo prometen alcanzar, que saben el camino a la perfección. Buscando algo que no existe, creyéndonos más listos de lo que en realidad somos, el supuesto camino a la gloria acaba sacando lo peor que llevamos dentro. Los demás no conocen ese camino, nos creemos superiores y creemos que ellos no lo merecen, son quitados de enmedio y punto. Eso se hizo en el totalitarismo nazi y en el tenido por comunista, y se hace sibilinamente en el capitalismo. Con la maldad humana yo a veces no sé si hay que hablar de oligofrenia o de locura. 
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*
A menudo el secreto del éxito es la vulgaridad, y no pocas veces el fraude, por decirlo suavemente. 
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Nadie es necesario, nadie es imprescindible, de ser así no moriríamos. Venimos, intentamos hacer lo nuestro, lo hacemos, o sólo un poco, y al final dejamos el escenario donde otros seguirán la función. 
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Los detalles. 
A veces pienso que los detalles lo son todo, otras me parece que los detalles sólo son jerarquías elitistas en ocasiones, maneras de creerse diferente y superior. Por ejemplo con lo del sexo, ¿cambia mucho asumir una postura tímida, coqueta o provocativa si al final se desea llegar a lo mismo. ¿Es superior la timidez, la coquetería o la provocación?. ¿Hay más pureza y sinceridad en el camino provocador, abiertamente lúbrico y lascivo, animal, explícito o es más valioso el coqueteo sensual y discreto que se deja ver entre líneas, pequeños matices y detalles o es mejor todavía eludir toda manifestación de interés al respecto y mostrarse más bien desinteresado o abrumado por estas cosas, tímidamente? No lo sé, quizá nada está por encima ni por debajo, aunque por ejemplo el erotismo se considere más artístico que lo abiertamente sexual, aunque otras veces se alabe lo sexual como abiertamente liberador y se acuse a la timidez de reprimida y mojigata. Yo, que soy un poco las tres cosas, creo que hay un poco de todo, que la timidez pues es así, que no está mal, que a veces quizá sea un freno, pero por otra parte la gente muy provocativa pueden caer en la frivolidad y dar la impresión de superficiales y monotemáticos, demasiado evidentes, lo que a mí me aburre y no sólo abruma, tan fácil quizá sea práctico pero igual le quita parte de la gracia al asunto. Y con la coquetería a veces se cae en la coquetería más indiscriminada y confusa, en vez de puntual, y aunque no sea tan evidente uno se acuerda de gente más tímida y aparentemente seria y distante que no da pie a tantos problemas y malentendidos, ni adrede ni sin darse cuenta. El problema quizá sea que cualquiera de las tres actitudes si se hace norma absoluta es limitada y tiene sus pegas además de sus ventajas y virtudes. Aunque yo veo menos problemas con la tímida, sin duda es más proclive a la soledad a la soledad, pero a la que no se puede criticar superficialidad con los demás, ni ir encendiendo fuegos, con mala baba inmadura o con simple indiferencia. 
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Los vendedores de humo, secretos, buena suerte, optimismo rosado y demás se aprovechan de la perezosa y egocéntrica idea de que sin problemas podemos comernos el pastel y seguir teniéndolo. Dicen que todo es posible, y ellos saben cómo hacer que todo sea posible. Sin comentarios.
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Buscando lo imposible y creyéndonos más listos que nadie hacemos el idiota, el ridículo y alguna que otra vez el canalla. 
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¿Sólo somos buenos cuando el viento sopla a favor, a excepción del heroísmo, raro destello medio lúcido y medio temerario?. Un poco exagerado, pero en realidad si las cosas se tuercen ¿escogemos el camino fácil o el difícil?. ¿Somos buenos si nos resulta asequible la bondad? ¿Qué mérito tiene esa bondad que no se ha debido enfrentar a la maldad? "La valentía es mantener la gracia ante la adversidad", dijo más o menos Hemingway. 
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Así de memoria, lo que más me ha llegado en los últimos años quizá han sido cosas de D.H. Lawrence, Szymborska, el libro "Rebelarse vende", algo de Susan Sontag y de Esther Vilar, José Antonio Marina, Savater, Emilio Lledó, Todorov, Virilio, algo Punset, y Estulín, incluso en el lado no tan malvado Maquiavelo, Sun Tzu, o Anton La Vey, cosas tenidas por pesimistas de Cioran y Ambroise Bierce, palabras dispersas muy negruzcas, que sin embargo acaban siendo de lo más oportunas para mí, que fui iluso, optimista, idealista y cosas por el estilo. No hay mucho orden ni concierto en mis caóticas lecturas, una cosa me lleva a otra, por ejemplo Vila-Matas me ha devuelto otra vez a Lichtenberg, y leo "El suplicio de las moscas" de Canetti...  Si todo este caos de concepciones de la vida lo consiguiera medio encauzar en algo que tenga un sentido... pero soy tan disperso. También Spinoza me ha aportado cosas, y Schopenhauer, aunque en autores muy serios y en obras muy largas y bastante complejas me veo muy desbordado y sólo entiendo alguna cosa. De todas formas, creo que sin tener una gran inteligencia si algo me lo cuentan medianamente claro lo puedo entender, así que ya opto por desechar los lenguajes confusos, terminologías muy raras, y palabrejas que me mandan siempre al diccionario. No seré un lince ni un erudito pero quienes escriben para sus compañeros de cátedra no me interesan y probablemente tampoco tengan nada muy interesante que decir. En cualquier caso yo no les hago caso, hay catedráticos que se explican divinamente sin caer en las simplificaciones ni en las pedanterías y hermetismos academicistas, que me tocan malamente los mismísimos. Como los libros con doscientas mil notas a pie de página. Me gusta lo de Celia Green, que he leído un poco con mi limitado inglés, algo así como "No puedo escribir libros largos, lo dejo para quienes no tienen nada que decir". Uno de sus acertados aforismos. En el fondo lo mío es bastante azaroso, empecé más bien con Blake, con Artaud, Whitman, y muchos más, y creo que como gran laguna literaria, debido a mi inconstancia, está no haber leído entero el Quijote, ni la primera ni la segunda parte, aunque siempre he disfrutado todos los capítulos que leí, tanto por obligación escolar como por puro placer, sin embargo nunca he logrado dedicarle en exclusiva un tiempo todos los días durante unas semanas, o meses... defecto, virtud o que soy así. De todas formas, incluso todas estas influencias, o cosas que me han aportado algo, no sé si son recomendaciones que haría, conforme voy creciendo voy encontrando más y más grietas en mis admirados, y eso es buenísimo. En el fondo no tengo claro cómo vivir, sé desde hace décadas que las cosas no son como nos cuentan, y la crisis lo está demostrando todavía más, pero la solución probablemente ni exista, en realidad descreo cada vez más del ser humano en general, al que no considero especialmente malvado pero sí conformista y débil, más ególatra que sociable, más pendiente de pasarlo bien y sobre todo de no pasarlo mal (cosa lógica pero hasta un punto) que de pensar en los demás y en los que vendrán, más bien cada cual suele pensar en su provecho y comodidad y poco más, si no es imposible de explicar cómo va el mundo. Creo que la sociedad tiene mucho de ficción idealizada, que el ser humano en realidad por lo general tolera en vez de respetar o apreciar, y que no puede ser casualidad que en el fondo siempre acabemos en las mismas tiranías y cobardías, ya me parece que es la condición humana habitual, con las honrosas e incluso heroicas excepciones. No quiero caer en la misantropía pero la filantropía ya me parece algo que no es muy realista en el conjunto, que parte de una idea muy simple y rosada sobre el ser humano. Para empezar vivimos de los muertos, y fomentamos el crimen más de lo necesario en mi opinión, aunque a lo mejor tenemos diablos más grandes de lo que nos gusta reconocer. Yo también. 
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Sobre el mal pienso a veces, es algo que no entiendo... quizá sirve para algo alguna vez pero no lo sé. Me parece tan boba la adoración y la atención que merecen algunos criminales... La banalidad del mal no me parece nada atractiva, me parece estúpida la entronización de malparidos delincuentes, inmaduros tarados mentales, supuestos mesías del mal, todas las bobas ritualizaciones iconoclastas de la sangre, los sacrificios. La gente que se cree encarnaciones del mal, por el lado circense, cuando las verdaderas encarnaciones del mal visten con buenos trajes, caminan poderosamente entre nosotros, y a escondidas, o a la vista de todos manejan los hilos sangrientos del mundo. No son estúpidas estrellas del rock precisamente. Por cierto que el rock, ¿tiene algo de diabólico?. En realidad no tanto, aunque a veces aparezca la triada del diablo, el diabolus in musica. ¿Tiene algo de diabólico el sexo?. Puede que sí en el sentido de que gente malvada procrea más gente malvada, gente estúpida procrea más gente estúpida, pero el sexo en sí, no veo qué tiene de malvado. 
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El diablo es un tipo triste que quisiera ser alegre. El diablo es un tipo estúpido que quisiera ser inteligente. El diablo es un tipo despreciado que quisiera ser amado, como fracasa embauca con el poder, la adoración ciega y el puro terror. Y el diablo está en cada ser humano, lo alimentamos o lo dejamos moribundo, pero nunca muere del todo. 
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Que exista el mal, que se lleve el gato al agua tantas veces... no deja en muy buen lugar eso de que la vida es bella, la naturaleza es sabia...
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El mal no empezó ayer a las tres menos cuarto. Va de serie, junto a los huesos y la sangre. No es una sombra que crea la luz, no es la influencia de licántropa de la luna, está en nuestras células, ya lo dijo Blake. 
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El mal demuestra los límites del bien, y viceversa.
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Hagamos lo que hagamos en la vida, quedará algo, bueno o malo. Aunque no nacimos para permanecer, aunque nos gustaría eternizarnos en la dicha, pero es imposible. Pecamos de optimistas creyendo que nuestros hijos vivirán o construirán un mundo mejor, supongo que todas las generaciones lo creen pero la vida no es una línea recta y ascendente, siempre se crece en algo y se decae en algo. Quizá la vida no tenga un sentido pero buscamos uno de los sentidos de la vida en tener descendencia y enseñar lo que sabemos, incluídas nuestras dudas, pero sobre todo nuestra fe en lo mejor de la vida. Enseñar a caminar en un mundo en el que a veces hay que arrastrarse enmedio de un bombardeo, pero aún así se puede jugar a las nubes y ver el arco-iris. 
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A menudo me pregunto si soy un escritor, o no lo soy. ¿Qué es ser un escritor?. El escritor escribe, pero hay escritores geniales, los hay sobresalientes, los hay notables, los hay bastante buenos, los hay menores pero con ráfagas de ingenio, y la mayoría pues del montón. Los peores mienten muy bien, embaucan de maravilla y con palabras empeoran el mundo, apelando a razones falsas o a sentimientos tergiversados. En realidad un escritor puede ser de lo peor que ha parido madre y hacer del mundo algo todavía peor de lo que es, y sin embargo ni el escritor más lúcido y bondadoso, por más dotado de talento que esté, logra gran cosa en el mundo. Siempre es más fácil empeorar algo que mejorarlo, y ni siquiera hace falta maldad para esto, con la simple torpeza, con la natural tendencia humana a mirarse el ombligo y no ver más que lo que uno quiere ver, y también la descomunal estupidez humana, es más que suficiente. Yo me asombro todavía de que se diga que la naturaleza es sabia, la vida es bella, y estas cosas tan idealizadas. Después de miles, millones de años, la humanidad aún no ha demostrado más que inteligencia creadora en las cosas de la tecnología, creatividad artística de vez en cuando, pero sobre todo una capacidad ilimitada para la estupidez, la complicación innecesaria y el despotismo más brutal o ilustrado además de brutal. Sinceramente, no sé de qué presume tanto el ser humano, pero claro, si no se mirase el ombligo creyéndose la octava maravilla igual el ser humano se sentía poco más o menos una hormiga o un mono. Lo terrible del ser humano es que se supone capaz de razonar y crear, pero se demuestra muy poco que tenga estas capacidades, y no siempre empleadas de manera bondadosa. Según una teoría los avances de todo tipo en la humanidad se han producido a partir de las técnicas bélicas, incluso internet deriva del ejército norteamericano. Cada vez soy más apocalíptico, pero no creo en el apocalipsis, el ser humano tiene una ilimitada capacidad de estupidez y cobardía, de inercia, de estrechez de miras, de irresponsabilidad, de yo no he sido, yo no sabía lo que hacía, yo obedecía órdenes, todos hacían lo mismo...  siempre somos los únicos responsables de nuestros pequeños éxitos y los demás los responsables de nuestros fracasos, y si no le echamos siempre la culpa a la mala suerte. El ser humano no ha madurado en todos estos milenios, ha aprendido más conocimientos, más palabras, pero enfocadas más o menos todas en las mismas direcciones. Según se dice hay una evolución pero yo no veo mucho de eso, aparte de los detalles, el mundo sigue siendo en esencia una esclavitud generalizada de la que se benefician una minoría. 
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Las expectativas que se ve van realizando conducen a cierta felicidad, pero las que no se hacen realidad entristecen, deprimen e incluso pueden derivar en la muerte escogida del suicidio. Creo que Sade, a quien nunca he entendido por qué a veces se le llama el "Divino Marqués" (ni apreciado gran cosa a pesar de cierta vena erotómana que tengo) dijo que "Todos los suicidios se producen por la frustración de la esperanza", aunque cito de memoria más o menos creo que era así. Sin embargo lo de las expectativas es muy complicado. Sin expectativas, sin sueños, se cae en la inercia y el encefalograma plano mental y sentimental, y no se intenta más que no morir, pero no se vive, sin embargo cuando las expectativas son inalcanzables o muy improbables, o no se hacen realidad aunque sean de lo más normales y racionales, entonces uno se puede hundir de golpe, como un pájaro que de repente perdiera sus alas, o un avión que se queda sin combustible, y el aterrizaje es desastroso. Hay quien se estrella y muere de la decepción, y otros ya no vuelven a volar, imposible hacerlo con las alas rotas, aunque también hay quien sobrevive y lentamente con el tiempo emprende algún que otro vuelo, quizá sin volar tan alto o tan rápido. 
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A veces pasan los días, las semanas, pasa un tiempo casi eterno, y el escritor no escribe ni una línea, o lo que escribe no merece ni la tinta que gasta y el papel que ensucia. Es doloroso y sólo engendra ideas devastadoras, por fortuna el día menos pensado otra vez el río de las palabras sale poco a poco o de golpe como un bello torrente y el escritor vuelve a la vida. Para bien y para mal no es un trabajo de tal hora a tal hora, a menudo no haces nada de provecho en todo el día y luego en vez de dormir como todo el mundo se te hace casi de día juntando torpemente cuatro palabras que a la mañana siguiente  tiras a la basura, bueno, al contenedor del papel. Tiene un glamour que no se puede aguantar lo de ser escritor, pero alguien tiene que hacerlo: quien no vale para otra cosa y a menudo ni para lo que hace. 
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El escritor cuando termina de escribir no se siente muy distinto de cuando se ha derramado en el cuerpo de la mujer que ama. Y si no se siente así, entregado, colmado y tan dichoso como exhausto, quizá es que no ha llegado a volcarse del todo en su trabajosa pero gozosa lucha con las palabras. Escribir es sin duda lo más sexual que se puede hacer sin los órganos sexuales porque en realidad los órganos más sexuales de todos son el corazón y la cabeza, y en eso consiste el trabajo del escritor, en hacer que el corazón y la cabeza se expresen a través de las palabras. Puro sexo, y por tanto puro fuego, que debe ser cálido y luminoso pero que a veces debe ser incendiario y catártico. 
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Que un creador nunca está a la altura de sus mejores obras es natural, porque a fin de cuentas una obra puede alcanzar la gracia, la maestría, la perfección relativa en forma y fondo, pero un ser humano está siempre a medio hacer y deshacer, imperfecto y dotado también de lastres, límites, defectos, debilidades e incluso bajezas. Sin embargo, un creador debe crear mirando al cielo con los pies en la tierra, ser parte del aire fresco y limpio aunque a veces deba ser primero una estruendosa tormenta, con rayos, truenos y relámpagos. 
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Soy un viajero lento que a veces se precipitó. Escribo muy de vez en cuando, a veces muy rápido, arrebatado, pero normalmente forcejeando con las palabras, quizá como quien en la forja doma el hierro al rojo vivo. Aunque a veces odio la literatura, a veces odio el deseo, a veces odio los cimientos medio nocivos del mundo y me doy cuenta de que escribir también tiene algo de trampa, intento de coraza y trampolín, una especie de tela de araña-trampolín, que a veces te impulsa y a veces te atrapa, y te hundes en el vacío. En el fondo no es un refugio, en el fondo no es una coraza, es peligroso y quizá sea más un clavo ardiendo que un verdadero hogar y aún menos un pecho acogedor o un sexo complementario. No, al escribir la jungla la abrimos a machetazos, y a menudo matamos hasta mariposas en pleno vuelo, todo con tal de avanzar entre la espesura, o atravesamos un desierto en el que confundimos cactus con dioses, aunque a veces caminamos mágicamente descalzos sobre la hierba fresca y sentimos la fertilidad de la tierra mojada. 
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Nos gusta creernos superiores a los demás animales, así que para esconder la imperiosa necesidad procreadora que significa la sexualidad, y que tanto nos emparenta con los animales, escondemos todo lo posible su clara animalidad con ideas refinadas y erotómanas, con planteamientos espirituales o idealizando al otro sexo, todo para no reconocer que brutalmente somos impelidos a derramarnos con el otro sexo como cualquier otro animal, con los matices humanos, pero en esencia no hay nada distinto, cada macho busca una hembra, cada hembra busca/espera un macho, y con el tiempo llegan los frutos del encuentro. No por esto deja de existir el amor, pero me harta el engreimiento humano, la presunción de creernos siempre el centro del universo, de mirar por encima del hombro a todo el reino animal y vegetal cuando sin ellos no damos ni cuatro pasos, dependientes como somos del entorno, y tampoco dejamos de ser más animales que racionales, porque seguramente si fuéramos más racionales que animales nos perpetuaríamos menos y más tarde. Según un chiste el mundo está más lleno de gente tonta que de gente lista porque mientras la gente inteligente se lo piensa una y otra vez, ahora no es el momento ideal, quizá más adelante cuando sea el momento oportuno, la gente más corriente no se lo piensa dos veces (no se lo piensa ni una) y ya van haciendo camino, con lo que al final cuando por fin se decide la gente más inteligente la gente más corriente ya ha formado una familia numerosa. Bien mirado, es una suerte que haya gente corriente y que haya gente más inteligente, porque quizá de haber sólo gente más inteligente no hubiéramos nacido y de haber sólo gente corriente los pocos avances humanos no existirían. Todo el mundo parece ser necesario para algo en la creación, aunque yo sigo pensando en el sentido de la maldad, que asocio a la pura cobardía disfrazada de agresividad. 
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El ser humano, que a fin de cuentas es un animal no tan racional como nos gusta creer, con el asunto de la santa lascivia, que más bien tiene por sentido la procreación, la perpetuación de la especie, prefiere embellecer el panorama aportando idealismos, detalles que nos diferencien de los demás animales, y en el fondo eludir que en determinado momento no somos apenas distintos de cualquier otro mamífero en el trance sexual. Lo que cambia es toda la fase del cortejo, lo que antes, incluso aún se puede oír en algunas pelis en blanco y negro, se llamaba "hacer el amor". Por cierto que odio cuando al acto sexual se le llama así, y tampoco me gustan las expresiones vulgares del tipo "joder" y "follar", a veces me gusta llamarlo "diálogo de los cuerpos", quizá demasiado largo y pelín pedantito, pero odio ese intento de evitar que el cuerpo y el sexo aparezcan en la expresión que supone decir "hacer el amor". El amor nunca se hace, el amor hace. En esto del sexo al final prefiero decir cosas del estilo "llevar a la cama", "acostarse" pero la verdad es que me gustaría encontrar una manera de expresar la parte animal del asunto sin ser muy bestia al respecto, y no caer en la humana presunción de que somos completamente diferentes de cualquier otro animal, que no lo somos, en realidad creo que somos más una evolución que a menudo va hacia atrás como los cangrejos, pero de todas formas creo en lo mejor del ser humano y me parece que el ser humano no necesita edulcorar la realidad sino sentirla y vivirla como es, en vez de creerse el ombligo del mundo, con derecho a todo o simplemente obedeciendo a fuerzas ciegas y gregarias, que no lo diferencian en absoluto de cualquier otro animal, y lo hacen más infeliz y peligroso. En realidad, no sé si tiene mucho que ver, pero ayer pensaba sobre eso de la inteligencia emocional, que en teoría está muy bien pero a veces da a entender que hay que confraternizar a toda costa con el colectivo en vez de tener ideas propias, o sea, una manipulación emocional en beneficio de un conjunto, cosa que según sea el conjunto es más que discutible. A fin de cuentas, no es raro encontrarse con sibilinas manipulaciones tendentes al más mediocre consenso entre las supuestas ciencias, incluída la psicología, que en el fondo quieren hacernos ver que vivimos en el mejor de los mundos posibles o que el mundo que proponen sería el mejor de los mundos posibles, pero sin pruebas que lo demuestren. En el fondo, se habla mucho de las manipulaciones y represiones en las dictaduras y en las democracias liberales manipulaciones y represiones hay todos los días y a todas las horas, y además una sensación de que somos la mar de libres, pero básicamente todos hacemos lo que conviene al sistema establecido. 
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¡Qué mendigo y altanero es el escritor! Siempre mendigándole palabras a las cosas de la vida, la literatura incluso en sus mejores momentos quizá no es más que una limosna de la vida, siempre creyendo que el mundo se hizo para servir de tapiz-alfombra a sus palabras, obra suprema de la creación. Y quien escribe esto, sin duda, a veces se cree escritor, pero va con el oficio creerse que uno tiene algo que decir y forzar a las palabras a decirlo, o sentir que es valioso lo que se dice, cuando toda la historia de la literatura descubre que casi todo lo que se publica no vale gran cosa, y esto incluso en los grandes autores, llenitos de obras tampoco tan memorables, al igual que entre los versos rara vez aparece la verdadera poesía, por no hablar de que entre quienes se proclaman artistas modernos, a menudo ni se encuentra modernidad ni se encuentra a un artista ni ante verdadero arte. Y sin embargo, a pesar de la altanería del escritor, que se atreve a hablar de todo, y de lo que no tiene ni idea pues va y se lo inventa, y luego se habla de licencias literarias o licencias poéticas, pues a pesar de todo en los mejores momentos escribir es una heroica lucha y vuelo, una destilación precisa de la vida, que ni el "agua de la vida", incluso néctar sagrado que da sentido a una vida que a menudo parece no tenerlo y la redime hasta de su bobo creerse tan especial, de su incurable ambición desmesurada de expresar la vida e incluso ser capaz de mejorarla y plantar su nombre en la historia por los siglos de los siglos, porque no nos engañemos, un escritor tiene todos estos anhelos por bobos que puedan ser. Un escritor quiere ser leído y ser reconocido, y ser influyente, en caso contrario no publicaría, se quedaría en su cuarto leyendo sus palabras sin más. En cierto modo un escritor es alguien que se refugia en la altanería en los mejores casos porque en el fondo es un ser medio loco de atar y no menos frágil que un recién nacido, pero con ideas planetarias e ilimitadas responsabilidades, aunque también hay escritores cuya altanería es auténtica y creen que el mundo directamente es una alfombra roja tendida a sus pies, que es un privilegio para el mundo el hecho de que hayan nacido, tan perfectos se sienten. Yo espero seguir siendo un escritor capaz de reconocer mis muchos defectos, estupideces y debilidades, por no hablar de mi limitada inteligencia y talento, y de esa pretensión tan ridícula como humana de querer dejar el mundo mejor que me lo encontré. Soy incapaz de hacer otra cosa desde niño, cuando jugando a fútbol entraba a jugar con el partido ya empezado y quería dejar el marcador mejor que me lo encontré. Naturalmente, era delantero y si podía tiraba a gol por el palo corto, donde el portero no suele esperarla. Han pasado varias décadas y en el fondo es lo mismo, pero ahora los asuntos son más serios, total un gol arriba o abajo, ganar un partido o perderlo tampoco tenía tanta importancia, pero ahora los juegos son más serios y una palabra boba o equivocada puede perjudicar mucho, mientras que las mejores palabras a menudo no logran gran cosa. Hasta Shakespeare hablaba de esto, de que el mal suele perdurar y el bien a menudo se pierde casi sin más, sin dar sus frutos, poco menos que en una triste esterilidad de un bien infructuoso, ¡toma frase, hoy me salen frases de estas como si tal cosa, tendré que mirármelo!. Bueno, lector, espero no haberte hecho perder mucho el tiempo, aunque casi siempre se escribe de más. Yo también, lo sé. De todas formas, creo que alguna rara vez escribo algo que vale la pena, o me gusta creerlo, en el fondo nunca lo tengo muy claro, quizá por eso no puedo ser otra cosa sino escritor, abriéndome paso a machetazos que espero no maten muchas mariposas por el camino, aunque un escritor siempre deja algunas víctimas en su camino, y ni siquiera por maldad sino por inconsciencia y quizá por mera supervivencia. Quizá los escritores en conjunto deberíamos ser muy humildes, pero quizá si lo fuéramos no seríamos escritores, seríamos lectores, curiosamente creo que la mejor cura de humildad para un escritor es leer, pues lo habitual es encontrar que hay gente que escribe mil veces mejor que uno, lo que también es un alivio y un aliciente. Un alivio porque te das cuenta de que lo que no seas capaz de decir sí será capaz de decirlo otro, o ya lo dijo otro y un aliciente porque en el fondo intentas alcanzar y superar a quienes consideras tus maestros, tus ídolos. Empezamos imitando, pero queremos que otros nos imiten, y en el fondo que nos superen, malo sería creer que hemos llegado a la perfección absoluta y después de nosotros debe venir el diluvio. Hay quien lo cree, para desgracia del género humano, pero a tanto no llega mi ego, ni ganas. Soy un pequeño escritor, pretencioso y altanero a veces, pero consciente de estas cosas, tengo la suerte de no ser la octava maravilla, que sería muy aburrido ser perfecto. Por suerte la vida me dará muchas oportunidades de mejorar, y por más años que viviera nunca llegaría a ser perfecto, quizá sea el motivo por el que vivo, y el motivo por el que vivimos todos, simplemente para crecer y mejorar. 
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Igual que la grieta permite la luz, nunca nos faltarán cuestiones, nunca las resolveremos, y esas grietas nos iluminarán con su oscuridad. Aunque quizá no lleguemos a plantearnos todas las cuestiones, cuando nos cuestionamos si las cosas son como nos han dicho, o como creemos, empezamos a crecer, a descartar, a reafirmarnos, nacemos de verdad, en vez de ser meros resortes miméticos. Así evolucionamos un poco, y muy poco a poco. Quizá el sentido de que no muramos tras procrear y criar a la descendencia está en la posibilidad de seguir creciendo como personas cuando poco a poco físicamente vamos a ir, lentamente,  decayendo. Quizá incluso el hecho de disfrutar tan sólo es un medio en la vida, y no un objetivo, que la felicidad, como la belleza, más bien son parte del espíritu procreador, reproductor, de la vida, pero hay algo que tiene que ver con el crecimiento intelectual y espiritual, también ético, que no siempre es placentero pero es esencial. Quizá todo lo demás que se haga en la vida sea muy secundario, tanto en qué se trabaje, como lo que se haga con la vida privada, o en una relación de pareja, o la vida familiar... o si se crea algo. Creo que estas cosas sin un espíritu observador, crítico, que busque la verdad, el crecimiento y la expansión de lo más noble de la vida y del ser humano, sin todo esto no me parece algo sin sentido se trate de lo que se trate, simplemente reproducir la inercia, pero sin evolución humana alguna, todo más biológico y animal que racional. Que no desprecio lo animal ni lo biológico, y para ejemplo el sexo, pero sin un espíritu crítico que observe, razone, busque, cuestione, no pasamos del escalón anterior, y estamos en un peldaño apenas de lo que es ser humano. 
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No importa nada si queda algo en un tiempo de lo que hemos creado, intentado, pues otros, ahora y después, volarán en las alas del prodigio. Quedarán siempre maestros que sobrevivirán a las décadas, los siglos y los milenios, quedarán siempre jóvenes que los descubran y los sigan, incluso algunos superarán a sus maestros. El diálogo seguirá latiendo y la vida alguna que otra vez dará sus mejores frutos. Mientras haya un solo maestro y un solo alumno esto tiene sentido. 
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Quizá es verdad que amamos más que odiamos, lástima que una pizca de odio (o incluso de simple estupidez) baste para volver odiosa la vida de tanta gente. 
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La mayoría no somos malos pero tampoco lo hacemos bien. La maldad es tan rara como la sabiduría, pero por desgracia la ligereza, el descuido y la estupidez pueden conducir a los mismos desastres. 
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publicar exige una responsabilidad ética porque lo publicado se puede propagar indefinidamente en una forma de trascendencia espacio-temporal imprevisible... Uno es completamente responsable, pero desde cierto momento cada vez menos, durante un tiempo de sus hijos naturales, pero de sus obras lo será incluso cuando haya muerto, porque la obra no habrá muerto. 
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Vida fácil la del malvado, sintámonos orgullosos de tener vidas complicadas con dolores pegados a nuestras alegrías, y sonriamos. 
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Odio a los vendedores de humo, esa cada vez más nutrida congregación de charlatanes sacaperras que se dedican a predicar simplezas, medias verdades, y mentiras de bulto con tal de ser el gurú de la temporada, o de la década a ser posible. Los hay en todos los países, pero especialmente se han asentado en EE.UU. que es donde se mueve la mayor parte del pastel y se crean tendencias globales. Venden eternidades, son poco menos que perfectos y lo saben todo mejor que nadie, reciben donaciones y aportaciones dotados de un raro altruismo, se forran a costa de la ingenuidad, y el sufrimiento de tanta gente desesperada que busca felicidad, aunque todo hay que decir sin esforzarse gran cosa. Prometen técnicas milagrosas, recetas mágicas y sencillas, credos rápidos e infalibles, que por supuesto fallan, y por el camino venden millonadas de libros, coleccionan coches de lujo y mansiones mientras te predican las bondades de la espiritualidad, o directamente te dicen que tienes el derecho de ser tan millonario como eres y lo conseguirás si te cuentan su secreto. Hablan de autoayuda con toda la razón, pues sólo se ayudan a sí mismos, a montarse en el dólar. Dan siempre una de cal y una de arena, y con habilidad embaucan con un carisma arrollador y palabras más falsas que una muñeca hinchable. Se mueven entre el marketing y los comportamientos directamente sectarios, criticando cosas que merecen ser criticadas, pero no son mejores que lo que critican, sólo son expertos en pescar en río revuelto. Y cada día son más, y no se paran ante nada, cogen las palabras más sagradas de quien sea y se las apropian para pervertirlas en su cruzada pseudomesiánica y supuestamente liberadora. Me dan asco, mucho asco, siempre simplifican los problemas y se atreven a decir que todos los problemas tienen solución y la tienen ellos. Son una plaga cada día mayor, encima algunos se las dan de científicos, doctores, filósofos, pensadores, psicólogos cuando da igual de dónde vengan y que hayan estudiado, lo cierto es que todo su estudio se encamina a engañar a cuanta más gente mejor, cosa que logran sin mucho esfuerzo, pues sobre todo se basa en tener la cara más dura que una pared de hormigón armado. Con el tiempo siempre acaban apareciendo escándalos económicos, pederastias, misteriosos sucesos delictivos, arreglos extrajudiciales por plagio y demás lindezas, pero para entonces ya están en la cumbre y con buenos abogados. Podrían ser condenados con severidad pero siempre se van de rositas, y una vez muertos hasta pueden ser venerados y todo. No conocimos a los profetas de las viejas religiones, pero a estos se les ve la pezuña y de ángeles tienen bien poco. A veces te venden cosas como el pensamiento positivo, o incluso te hacen creer que conocen el camino hacia el mejor de los mundos posibles, pero sólo piensan en tener la billetera lo más abultada, y no de monedas precisamente. Suelen estar en las listas de los más vendidos en el apartado de no-ficción, cuando son pura ficción, o un completo fraude. Nadie se forra diciendo verdades difíciles, esta gente ser forra diciendo mentiras, y siempre habrá una nueva hornada de oportunistas que se sepa las más precisas técnicas de manipulación de masas. 
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Suena algo lúbrico, pero las palabras también son lubricantes del universo humano. Y escribir puede ser sólo una forma de autoerotismo, pero publicar ya supone un acto sexual en toda regla, y con ternura o con violencia, se fecunda, envenena o viola a través de palabras desparramadas. 
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Vivimos en una sociedad que se cree inteligente (además más inteligente que la anterior) y culta, y avanzada, y libre, e independiente, cuando en realidad sólo se han cambiado las estupideces viejas por las estupideces nuevas, la mar de modernas, y los esnobismos viejos por los esnobismos modernos, y las esclavitudes viejas por las esclavitudes nuevas. Bien mirado somos una sociedad la mar de estúpida, quizá más que la anterior, que no se las daba tanto de rebelde, menuda rebeldía la nuestra que al final es parte del mercado global en vez de cambiar un mundo de lo más mejorable. Incluso en supersticiones e ignorancias estamos a la cabeza, nos creemos que hemos superado toda superstición e ignorancia, y hasta llegamos a creer que vivimos en el mejor de los mundos posibles, en fin, ni el "Cándido" de Voltaire. En realidad somos una sociedad que resultará de lo más ridícula y cómica, además de patética, a quienes la contemplen en un tiempo, y con razón. Nos las damos de listillos, ingeniosos y demás pero hemos dejado que el mundo sea el patio de recreo de cuatro espabilados sin una pizca de honradez o decencia. ¡Qué listos somos! 
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puede que el pesimismo sea creer que la vida es tan sólo un valle de lágrimas, una carnicería cruel y sin sentido (y sí, lágrimas hay, y sí, carnicerías hay, y crueldades también), pero no es sólo esto la vida... puede que el optimismo sea creer que la vida es un jardín lleno de bellas flores, delicados perfumes, ternuras y dulzuras, placeres y prodigios, amor y bondad (y sí, de todo esto hubo, hay y habrá en la vida) pero no es sólo esto la vida...  puede que el realismo sea darse cuenta de que en la vida hay sombras y luces, amores y odios, bondad y crueldad, y sobre todo mucha mediocridad, inercia, cobardías, rutinas, que al final hacemos muchas cosas simplemente por estar en sociedad, ser parte de un grupo, por no quedarnos aislados, animales sociales quizá más que humanos... puede ser que el vitalismo, que el humanismo, sea tomar partido, sin ponerse una venda en los ojos, por lo mejor del ser humano, por lo mejor de la vida, creer que la vida por caótica y sin sentido que pueda llegar a ser tiene al menos un sentido cuando crece y abre puertas, cuando es alegre y da alegría, cuando es sensata y regala sensatez, cuando es lúcida y regala lucidez, cuando es cálida y regala calidez, en pocas palabras, cuando, aunque sea por un fugaz instante hace el mundo un poco mejor de lo que es
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¡qué alegría respirar aire fresco! 
¡qué felicidad sentir el viento en mi pelo, 
mi cara, mis pulmones!
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En las fantasías románticas no pasa el camión de la basura mientras los enamorados no pueden respirar por la boca.
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Nunca es una tragedia para la vida.
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Hay una perspectiva de la vida que defiende tomar las cosas como son y con mucha calma adaptarse a los tiempos, hacer lo que haga todo el mundo y estar la mar de feliz, como una perdiz, consiguiendo algo así como la felicidad en la esclavitud y la conformidad, aunque yo no lo llamaría "felicidad" sino "facilidad". Más bien me acuerdo de Ingres: "Dicen que hay que adaptarse a los tiempos, pero ¿por qué motivo si los tiempos están equivocados?".
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Pequeña verdad alegre es saber que alguien llevará siempre, incluso entre la multitud más grisácea o corrompida la llama de la alegría. Nunca fue, es ni será lo habitual, pero eso es otro asunto. 
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El progreso consiste en que nos atracan todos los días, anónima y burocráticamente. 
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Quizá sólo el alegre, ecuánime y lúcido, sólo quien sabe distinguir y encauzar, fomentar lo bueno y atenuar e incluso purificar lo erróneo, ignorante, confuso, triste y malvado, debe publicar sus palabras. Todas las demás apenas logran perpetuar el desorden establecido o empeorarlo. 
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Hay bastante "arte" moderno que consiste en destrozar lo que serían incapaces de crear, no son sino gente zafia y mediocre con un ego descomunal y una caradura que ni la luna y el sol juntos. Sobre el llamado arte moderno, en general me parece que de arte tiene nada y de moderno tampoco mucho, si acaso los quince minutos que dura la boba novedad de última hora. 
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cuando somos jóvenes a veces nos tomamos a broma a los mayores, sin darnos cuenta de que a veces los mayores nos toman a broma a los jóvenes, y con cierta edad te das cuenta de que tanto los jóvenes como los mayores tenían motivos para la sonrisa, la risa, la carcajada y hasta la burla, ¡hay tantas cosas ridículas en los jóvenes, y tantas cosas ridículas en los mayores! y con la mediana edad tampoco faltan motivos si se mira bien... aunque también hay motivos para la admiración, el respeto y la compasión, pobres jóvenes, pobres mayores, y pobres viajeros de la mediana edad
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he estado leyendo pelín a Cioran, no muy optimista el hombre, pero creo que bastante lúcido a veces, y viene a decir que no se puede progresar intelectualmente si no se está dispuesto a decir cosas más bien desagradables o dramáticas, y creo que tiene razón, que es más agradable ponerse unas gafas rosadas ante la vida y decir cosas bonitas, pero hay motivos también para decir bastantes cosas grisáceas, desvaídas y sombrías... el problema que tengo es que por una parte soy bastante soñador e idealista, con algo humanista, pero la realidad que veo desde hace tiempo contradice tanta ingenuidad cándida respecto al mundo, me cuesta decir cosas desagradables, y pienso a veces que de qué sirve criticar o expresar esas ruinas, y por otra pienso que también forman parte de la vida, y a veces pienso que en realidad cada cual cuenta la feria según le va, y yo acabo expresando ciertas cosas porque no vivo otras mejores, y me pregunto si tengo derecho o no a decir estas cosas, o en realidad si la vida no me ofrece mejores porqué debo embellecer la vida, o como dice El Roto, "Edulcorar los problemas sólo sirve para extender la diabetes", y muchos supuestos optimistas, a los que cada vez detesto más sólo se dedican a decir que la felicidad es fácil, tiene una fórmula y ellos la conocen, y que si no eres feliz encima es todo culpa tuya, no tienen el ego grande y la inteligencia corta ni nada esta gente... 
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las bendiciones del azar a veces me regalan los maullidos de los gatos, y otras veces el sigiloso vagabundeo por los tejados, sus equilibrios sobre los muros y sus hábiles saltos, y a veces sus reuniones sociales, y diría que incluso cortejos y romances, a la luz de la luna, o a la luz del sol
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las mentiras no nublan el sol, no del todo
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A veces me cuesta poco identificarme con el Chuckie de los Rugrats y con el Charlie Brown de Peanuts, pero leyendo un prólogo de Umberto Eco para una recopilación de "Peanuts", me doy cuenta de que Carnegie, Kinsey, Fromm y Yutang quizá no han hecho mucho bien al mundo con tanto énfasis en el éxito en las relaciones de amistad, el amor...  encajar en la utilidad social como sea, cuando la sociedad acoge a quien quiere y no a quien lo merece. Una de tantas estupideces y tragedias. 
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muchas ideas asimiladas socialmente carecen de sentido, pero la costumbre es poderosa
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¿Cupido a veces toma una copa de más o ya la llevábamos?
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La vida no es la carta a los Reyes Magos. La vida no es una alfombra roja, si alguna vez es roja y viva es a costa de nuestra propia sangre, o la de otros. Hay más de drama que de comedia en la vida, a no ser que seamos partidarios del humor negro o del chisme ingenioso que toma la tragedia a cachondeo para brillar a costa de la oscuridad ajena. 
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Nada es peor que el optimismo. 
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A veces creo que hay algo bobo en tomarse la vida en serio, pero también algo frívolo en no hacerlo... difícil equilibrio, o quizá imposible, para mí.
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Quizá es verdad que lo más doloroso de la vida es la alegría perdida, que las alegrías y esperanzas devastadas y evaporadas empeoran por comparación la realidad, quizá no muy brillante pero tampoco tan dura en realidad, aunque con esa sensación de descenso desde la cumbre.
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Probablemente la mayoría de las palabras empeoran o apenas expresan en parte la realidad, pero no intentan mejorarla en lo posible.
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a veces creo en las casualidades, hace poco veía de pura casualidad la adaptación muy a su aire al cine de "Tristram Shandy", y ahora veo que una cita de la novela, viene al caso, y que "Shandy", según la "Historia abreviada de la literatura portátil" de Vila-Matas, no sólo es una bebida más o menos comercializada aquí, sino también un modo de ver la vida bastante desenfadado como poco, alegre, voluble y loco... seguido por artistas de los años 20... justamente hoy, todo hoy!!!
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me siento más bien confuso respecto al sexo... quiero decir que hace décadas que pienso que el sexo es una expresión de plenitud y alegría, que es lo más natural del mundo, y que "las alegrías fecundan", como exalta mi amado Blake, pero por otra parte me doy cuenta de que el sexo es quizá el más evidente de los instintos biológicos, por tanto animales, y el que más nos acerca a cualquier otro mamífero, a costa incluso de lo más cultivado, sensible y digno que hay en nosotros como humanos... y es que hay un sexo diabólico, que arrastra cuesta abajo por intentar hacer lo que siempre se ha hecho, que simplemente es perpetuar la especie... esa mezcla de defensa del sexo como alegría de la vida y ese peligro que veo en el sexo como devaluador de la condición humana a corto o a largo plazo en ocasiones (no digo que sea la norma, pero no puedo eludir que eso existe) me hace pensar si lo del erotismo es un refinamiento oportuno, una ritualización que intenta humanizar el sexo más de la cuenta, o una manera de protegerse de la animalización y devaluación humana a través de instintos sexuales pervertidores... vaya, que no lo tengo claro, tampoco sé si el énfasis puesto en nuestra cultura en la sexualidad, el erotismo, la pornografía... acaba siendo una liberación humana o una nueva esclavitud, en el fondo no sé si el sexo es una de las muestras más claras de la libertad humana o de la esclavitud humana, y como tampoco sé si en realidad somos libres o esclavos...  ¿por qué me enamoré de ella y no de otra? ¿por qué su nombre significa en argot lo que significa? ¿por qué me duele todavía y sin embargo una parte de mí, melodramática, todavía siente a veces por un instante la posibilidad de un final feliz? son cosas que no entiendo, que me superan, me desbordan, me arrastran, y entonces no sé si hago bien del todo con el rincón erótico, si el mundo necesita más excitación y provocación sexual o no... quizá por eso lo dejo en red pero rebajo el tono sexual, doy algo de prioridad a la literatura erótica, cambio las fotos y pongo más portadas de libros... algo más de sensualidad... y sin embargo leyendo el clásico de Cleland, me pregunto si Cioran tiene razón y todas las palabras son decentes o es mejor eludir las palabras tenidas por groseras, o las científicas y admitidas socialmente... por una parte reconozco que ciertas palabras o ciertas expresiones verbales me resultan desagradables por mecánicas o bruscas, y por otra que me hacen gracia las metáforas exageradamente rimbombantes en lo del sexo, pero en el fondo no veo nada malo en el tratamiento claro y explícito, es más, creo que tanta censura sobre la desnudez y la expresión sexual, en especial la masculina en plenitud, no es algo natural, ni quizá bueno, aunque por otra parte la sociedad liberal tampoco deja de ser hipócrita con todo esto, se dejan dominios xxx, se deja que se produzcan películas sexuales, pero a la hora de la verdad todo queda en guettos, a los que es fácil llegar pero guettos, y eso me da que pensar sobre lo que se piensa del sexo en la sociedad y su posible carácter transgresor, cosa que no sé si existe o es una ilusión, porque lo verdaderamente transgresor es el celibato, que no perpetúa la especie... no sé, tengo poco claro también que el sexo sea tan amoroso como creía, veo cosas sombrías en el sexo, entre otras cosas veo la vida más sombría que hace años y el sexo es lo que perpetúa la vida, entre alegrías pero la vida no es alegre, y sobre todo el sexo carece de toda racionalidad, es algo que fomenta la perpetuación pero a menudo no la felicidad de los progenitores, hay a menudo como una ceguera de la razón con toda la sangre y la energía concentrada en las partes, así que es como una temporal amnesia de lo humano... no sé, no llego a ninguna conclusión con estas cosas, yo era bastante romántico y apasionado pero ahora pienso mucho las cosas, aunque el explícito dicho italiano afirma "lu cazzo nun vo pensier", y Bataille viene a decir lo mismo, que el sexo pierde temperatura si se piensa, pero si somos animales racionales y no pensamos, dejamos de ser racionales... y luego hablamos de pecados de juventud, cuando no son pecados pero sí tonterías, y no creo que solamente propias de la edad sino sobre todo de la pasión, ah, la pasión puede arruinar la vida de cualquiera y total para la vida somos casi nada, si uno se arruina otro lo conseguirá porque al final lo que le importa a la vida no es la felicidad sino la mera reproducción de la especie, y de eso va el sexo, no sólo de pasarlo bien, en realidad la diversión es el cebo de la reproducción, de no ser por eso quizá nos daría pereza el asunto, que si lo miramos con lupa un rato monótono puede llegar a ser... por eso hay que ponerle imaginación al asunto!!!
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casi nadie habla de las víctimas del "optimismo", de los millones de tarados que crea el "american dream", no se suele hablar del "insomnio americano", ni de lo negativo que es el pensamiento positivo, las leyes de la atracción, los secretos y demás timos monetarios.
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algunos conocemos la existencia de los libros... bastantes saben de algo misterioso, hecho de páginas de papel, con cubierta y todo, a veces de colores, que tiene letras, y a veces imágenes, dentro...  otros quizá ni sepan de oídas lo que es un libro en un tiempo, pero eso no sé si es tan importante, pues demasiados libros no aportan lucidez ni bondad a la vida, así que de todas formas, si desaparecieran los libros se perdería algo pero no tanto, lo que ocurre es que los bibliófilos nos hemos acostumbrado a llevarnos libros a la cama, y un ordenador no es lo mismo, aún dando calor es más frío, y pesado, ruidoso, aunque para consultar en vez de leer es mucho más práctico. De todas formas no me asusta un futuro sin libros de papel, aunque sería una pena que se perdiera porque aporta algo que no puede aportar el ordenador, es algo físico, que se impregna, que te impregna... 
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creo que es importante decir algo que valga la pena ser dicho... por otra parte creo que es importante la manera de decir... sin embargo, no quiero ser ni un plasta panfletario carente de estilo, ni un amanerado que adorna la nadería.
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El gran escritor respira; el mal escritor se da aires.
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error de concepto... por una manía de alcanzar y comparar, se trata simplemente de fluir
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Hay que alegrarse cuando las cosas salen bien, no es lo más probable.

Hay que alegrarse cuando intentamos hacerle algún bien a alguien y lo logramos, tampoco es lo más probable. Incluso con las mejores intenciones, es más fácil perjudicar que beneficiar, pues no es fácil hacer el bien, además de las cosas del mundo, no es raro equivocarse y, por lo general, un error es más dañino que beneficioso es un acierto.  
Hacer el bien es más difícil que hacer el mal. Y además, insisto que incluso con buena intención, es más fácil perjudicar a alguien con un error que beneficiarla con un acierto. Además, ya sé que no es muy optimista decirlo, un acierto a menudo tiene poca repercusión comparado con la influencia de un simple error, que puede ser devastador. Milagros hay pocos, pero los desastres y las catástrofes nunca han escaseado... ¡por eso hay que alegrarse tanto cuando las cosas salen bien!.
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Santa lascivia
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Te busco cielo arriba,
entre la hierba y la tierra,
tan náufrago como faro.

Te busco con el mordisco y el beso,
el mordisqueo,
el común y voraz magreo.

Te busco las manos con las que juegas entre las sábanas,
las gotas de agua caliente
en la ducha
y en el frondoso bosque
a la luz de la luna.

Te busco la nuca y la lengua,
los labios, la espalda,
los futuros biberones y chupetes, gloriosas tetas y delicioso pompis,
sin olvidar
la salvaje humedad
del “origen del mundo”
y su eléctrica selva negra.

Te busco lo profundo.

Santa lascivia.

Te busco los pies desnudos
bien adorados por mi sensual lengua, bien acorralados por mis dientes mordisqueándote
centímetro a centímetro,
hora a hora,
y ver tus preciosos ojos de tierra, cerrados en un grito puro,
el desplegar de tus alas,
sentir que levitas un instante, pellizcada en el trasero,
acariciada con mis yemas
en tus muslos
y algo más que besada
en la gloria de tu centro,
como quien lame miel de una cucharilla.

Te busco lo profundo.

Santa lascivia.

Te busco cielo arriba,
entre la hierba y la tierra,
tan náufrago como faro.
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El problema no es la animalidad humana sino la pretensión niñata, megalómana y egocéntrica de creerse Dios, el centro de universo y alrededores. El problema no es escapar de la animalidad sino escapar del endiosamiento.
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Es complicado hacerse cargo del pasado, de los errores, de los aciertos que son de una vida anterior, de otro tipo que vivió en mí hace tiempo. Y creo que nunca es agradable recordar, si son recuerdos desagradables se les da nuevo aliento, y si son agradables hacen más desagradable la tibieza o miseria del presente.
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Un poco de luz nos hace olvidar la noche.
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La vida no merece tomarse muy en serio, ni se puede tomar del todo a broma.
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En los planes del creador, si existe un creador, parece que no entraban la justicia ni la felicidad, pero no se sabe muy bien porqué quedaron como ideales humanos. Quizá eran planes que quedaron olvidados en algún rincón, tenía tanto que hacer el creador, y en el último momento los intentó meter en el horno de la creación pero se quedaron a medio hacer.
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los años enseñan muchas cosas, eso dicen, pero lo que no suelen decir es que con los años se olvidan muchas cosas, las cosas más importantes se suelen quedar por el camino, se rebajan los sueños, se abandonan en una cuneta, se olvida la alegría de jugar y se persigue la triste victoria, se deja de mirar ojosadentro y se mira lo que dicen los demás, se pierde la curiosidad y se entra una rutina ruinosa... y más cosas, también se deja de amar, de intentar, de luchar, de opinar, de buscar y hasta de encontrar, aunque siempre queda alguien que no cae en las trampas, y sigue erre que erre a su aire, sin concierto ni orden, pero escuchando su propia melodía, la que el universo envía a quien aún se atreve a escuchar los sonidos dulces y lóbregos de la vida. Bastantes prefieren la tibieza de la música de ascensor, la radiofórmula y con suerte el easy-listening.
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Me pregunto si los ideales y los sueños hacen que la vida tenga más sentido, al enraizarse en la corriente de quienes antes los defendieron y soñaron junto a quienes los defenderán y soñarán, o si por el contrario nos desconectan del presente y nos hacen más difícil la vida. Quizá las dos cosas. 
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el final del verano ¡¡¡y de más cosas!!!     miaku_ (2011)

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la vida no planta una sola semilla en la tierra, ni las riega todas por igual... 
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no tengo ni idea de hacia dónde voy, si es que voy hacia algo, pero me doy cada vez más cuenta de la de años que he empleado en creencias e ideas que no merecían ni un instante, pero así son las cosas, hice lo que creí, hice lo que sentí, ahora creo y siento otras cosas, no sé muy bien qué cosas pero no las de antes en muchos casos, sólo algunas cosas permanecen en mí desde hace décadas, y permanecerán mientras viva, mientras sea yo quien viva, pues si alguna vez me pillara una neurodegenerativa podría olvidar muchas cosas que ahora pienso quizá, y quedarme más bien vegetal, pero yo a eso no lo consideraría estar vivo... creo que uno está vivo mientras le funciona a uno el cerebro, la capacidad de razonar y de sentir y no depende por completo de los demás o está dispuesto a asumir esa dependencia de todas formas, con tal de seguir sintiendo y pensando, aunque este último caso lo veo complicado, pues hay una especie de regresión en la que no hay crecimiento sino profunda preparación para la muerte... la muerte llegará, eso también lo sé.
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yo era optimista, bueno, en realidad yo era un iluso que ni Cándido, el de Voltaire... ahora estoy bastante cerca del pesimismo, o de lleno en él, aunque sigo siendo optimista en el sentido de que a pesar de todo habrán siempre algunas flores, cosas buenas, algún destello de bondad y ternura, esas cosas, pero en el conjunto del mundo soy muy pesimista, y con motivos, y ahora este pesimismo me lleva a plantearme si la vida en su conjunto es un don, una carga, algo esencialmente bueno, mediocre, malo... y no lo tengo claro...  supongo que pienso sobre todo en estas cosas por lo de tener o no tener descendencia, cosa que primero no sé si está en mí o no, pero que de todas formas no puedo tomarme a la ligera... y no sé, por una parte el mundo me parece más atroz que benevolente en su conjunto, el azar salude y despide a quien quiere, y luego influyen tantas cosas en la genética, ajenas a los progenitores y en la educación en un mundo tan ruidoso, furioso, intrusivo...  la verdad es que me da miedo la cosa, y quizá eso es motivo de sobra para declararme poco preparado para la labor, quizá por exceso de conocimiento y de ansiedad al respecto, puede ser que lo ideal sean progenitores todavía dotados de una gran fe en la vida, sobre todo por haberla ignorado bastante en sus aspectos más complejos y dolorosos, puede que mi vida sea demasiado compleja y dolorosa y eso eclipse mis esperanzas, mis ganas, mis intentos, de todas formas siempre baldíos... seguramente nunca fue el momento y cada vez lo será menos, pero se me hace raro ir notando que hay un alejamiento que me transforma totalmente, no sé si liberándome o vaciándome, porque no es lo mismo un hombre que una persona, y el papel atribuido al sexo también cambia, en el caso de no tener descendencia mi libido no ha tenido realmente ningún sentido y ha sido un error de la naturaleza (no sería el primero) o yo  no he tenido la suerte de cara, o todavía no he encontrado el roto para este descosido...
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en una época yo era el chico del espai... (EACC) ahora me pregunto si algo de lo que se considera “arte moderno” es arte, porque por moderno quizá pueda pasar pero la huida y devaluación de la vida ni el mero ingenio son todavía arte ni mucho menos genialidad... pero cuando me entero de lo que se paga por algunas estupideces o fraudes descarados me echo las manos a la cabeza, ¡la de artistas que se murieron de hambre y estos que se las dan de artistas viven a cuerpo de rey, y tienen respaldo crítico! un detractor del arte moderno llegó a afirmar que lo hacían maricones y lo compraban gilipollas, yo lo matizaría un pelín pero tampoco mucho... no insultaría a nadie, y menos por su orientación sexual, pero a fin de cuentas encima esta gente se cree lo más de lo más, super cool que no veas, se creen que cambiarán el mundo con sus tonterías, juegos bobos y provocaciones de patio de colegio, con sus escándalos prefabricados y ombliguistas, sus mensajes herméticos, lenguajes para iniciados, sectarismo elitista, siendo parte de un guetto que tocará llamar cultural, a regañadientes... a mí todo esto me aburre, tanta intelectualización inane, fetichismos de las mercancías, las series comercialoides, los estilos ad nauseam, el siempre no va más y al momento un poco más de circo, todavía, qué pesados y pesadas son, parecen casi la fauna que puebla el cotilleo, se trata de hacerla siempre más grande, más gorda, hay que dar que hablar, hacerse oír a gritos, como un niño pequeño, ¡miradme, soy un artista! ¡llamadme artista, reconoced que soy un artista! aún no sé si es más ridículo que patético o viceversa... y tiene que haber un museo de esos en cada ciudad que se precie, ¡hay que ser absolutamente moderno, toma ya! y otra muy buena es que hoy es todo arte, o lo que hace un autodenominado artista es todo arte, ¿y qué más? paciencia infinita con esta gente, lamentablemente son parte de la historia o de la histeria de la humanidad... una señal más de la decadencia contemporánea, que cada vez me hace menos gracia, y es que me he cansado ya de la risa boba, encima pretenciosamente inteligente e ingeniosa, aunque el arte yo creía que era algo más que ingenio e inteligencia...  lo creía y lo creo!!! ahora bien, yo he formado parte de eso, y supongo que mis toques irónicos y sarcásticos, y alguna que otra ingeniosidad, me culpan a veces de moderno, a mi pesar, pero me estoy quitando, al igual que del rollo contracultura, y de cosas así como el buen gusto quizá también... menuda hoguera se está alimentando en mi interior
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me pregunto a veces si la vida es lo bastante digna para traer nueva vida al mundo...
me pregunto si el sexo es alegre, necesitado, inteligente, triste, instintivo, las lagrimas de eros, violencia, diversión, divino, demoníaco, si es un simple cebo biológico que nos hace esclavos de sus instintos básicos y perpetúa la vida.
Me pregunto si el erotismo es una perversión de la sexualidad o es una sofisticación, o la ritualización erotómana básicamente pretende distinguirse de los animales, o es una muestra de creatividad, ingenio, inventiva humana...
Me choca la unión del sexo con la transgresión pues veo el sexo algo tan natural, imprescindible, necesario... también me choca la unión del sexo con la violencia, y sin embargo quizá yo he sido muy iluso creyendo sólo en el lado luminoso de la sexualidad creyendo que el sexo es sólo goce, alegría, éxtasis bondadoso y belleza del alma en alas siendo que en su repertorio no escasea la repetición seria y frenética ni la compulsión, ni la fugaz quiebra de toda razón, supuesta cualidad humana que nos distingue de los animales pero que huye del humano en esos momentos... aunque entonces accedemos a otros reinos, en esa pequeña muerte de la realidad, a la que quizá llegamos huyendo de un psiquismo como poco complejo.
Quizá la vida sexual en el fondo no sea menos compleja y violenta que todas las demás manifestaciones vitales. Si la vida es azarosa, sanguinaria y jugosa, el sexo no ha de ser distinto. Junto a su alegría está su ansia, en su búsqueda está tanto la alegría como la necesidad, y nos descubre hambrientos de infinito tanto como hormigas en una cadena de instintos, tanto si somos habitantes del instinto reproductivo como si nos empadronamos en el barrio hedonista y distante, en el placer, que a veces creo que no es raro que esconda la confesión indirecta de una profunda infelicidad, o en realidad de un desarrollo quebrado... en tales casos, al no poder ascender se puede uno refugiar en el sexo, y lanzarse a tumba abierta, o mejor aún a cuerpo abierto a los meandros del juego erótico, mejor eso en cualquier caso que lanzarse a la violencia... en realidad creo que gran parte de la violencia puede deberse a la insatisfacción sexual, aunque en una época como ésta en la que en teoría la sexualidad goza de menos represiones y todo tipo de artilugios por si las moscas, la violencia no parece que haya menguado... quizá la violencia forma parte del ser humano sin más y sus causas no se pueden reducir a tener o no tener sexo.  
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lo más bobo de escribir es que uno se cree que puede dejar la vida en palabras, ¡expresar la vida!, o aún peor que uno puede cambiar la vida, y las dos cosas son posibles pero en proporciones casi insignificantes, infinitesimales, en relación con lo que es la vida y no cabe en las palabras, y por otra parte con los deseos y buenas intenciones
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me parece que la profesión de escritor es probablemente la más díscola, filantrópica, soñadora, megalómana y quizá necesaria de todas, pero también es peligrosa porque abarca toda la vida y a menudo uno escribe sin saber hacerlo y encima sobre lo que no sabe... Probablemente de las incontables páginas que se han escrito no se salvarían muchos miles si nos pusiéramos verdaderamente críticos, claro que la humanidad muy crítica no es... por eso un montón de gente más bien del montón viven de distraer y confundir a la mayoría, e incluso se hacen de oro con el entretenimiento ajeno.
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todo debe superar la prueba de la negrura
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sé que la vida no es divertida y creo que sobre todo es un drama insignificante en su conjunto pero que hay prodigios que la hacen digna de ser vivida, mientras haya prodigios... creo que puede ser al mismo tiempo insignificante sin dejar de ser digan, lo que no creo es en boberías como que la vida es bella o la naturaleza es sabia, y demás fantasías que miran la realidad con unas gafas rosadas, aunque hay momentos de alegría, bondad, comunión, ternura, creatividad... y esas cosas no hacen que la vida tenga sentido, pues también existen y no en pequeño grado las contrarias, pero sí aportan una entidad y dignidad a la vida.
Y habrían momentos que ya irían más allá de la dignidad y alcanzarían el heroísmo y la genialidad, aunque por lo general el ser humano apenas si ha logrado crear un mundo digno. Vivimos en un mundo indigno, en el que de vez en cuando hay flores dignas y de muy vez en cuando destellos heroicos y geniales, pero abundan siempre la inercia y la mediocridad, cuando no la cruel y cobarde astucia, las coacciones o la puerca violencia, quizá menos canalla que las manipulaciones sutiles y devastadoras.
En su conjunto la humanidad siempre ha sido indigna y siempre lo será, se deja engañar y pisotear o directamente engaña y pisotea, y además incluso el mejor y mayor creador apenas es una estrella en una noche cerrada que apenas ve alguien con problemas de visión. Alguien dijo que la manera preferida de la humanidad parar afrontar los problemas es ignorarlos, ponerse la venda en los ojos.
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no puedo darlo todo por bueno ni quedarme en lo malo
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quizá ha llegado el momento de dejar ciertas cosas para otros, más preparados, más favorecidos, más constantes...  si no siento en mí  esa pasión, esa fe, esa creatividad, ese impulso, si no fluye, pues hay que dejar el escenario y ya aparecerá alguien que sí, la vida no arroja una sola semilla a la tierra, ni las riega todas por igual...  yo apenas he tenido más agua que la de mis lágrimas, pero es triste decir verdades tristes, y eso no me parece un camino que me alegre.
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es curioso que al final tanto dolor personal no sea sino el lamento primitivo de la vida que no logra darse, encontrarse, crearse... durante años he llorado casi hasta secarme por esa vida que en mí latía hacia su vida, hacia la nueva vida... al final he llorado yo, ha llorado la vida, han llorado los hijos que no llegaron a nacer... pero me pregunto si en realidad ya lloramos los tres o hemos comprendido que en este caso no hay final feliz, como en tantos otros... yo hice lo que pude, lo que supe, no siento que pudiera hacer nada más, ni siquiera creo que si hubiera sabido algo más, creo que si tuve alguna posibilidad era muy remota, y si no la había pues tampoco pasa nada, era joven, estaba en la edad de intentarlo, y cuando empecé no era del todo descabellado... pero ya son otros tiempos, ya soy otro, ya soy demasiado mayor y alejado para esas cosas, lo que no quita que en diez o veinte años, si aún estoy por aquí, podría ser otra cosa, nada tan grande, quizá algo que sí pueda vivir... y si no es así, pues se verá, el amor, las mujeres y la muerte, y en ese orden quizá
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el orden de caída puede parecer casual pero peor es el orden alfabético
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me voy dando cuenta de que el buen gusto, el mundo del arte y el de tantas cosas a veces son guettos chovinistas y narcisistas ad nauseam, refugios para iniciados en los que al final impera la mediocracia más que el entusiasmo, la alegría y la bondad
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sueños que no eran para mis manos, y también que el mundo está ya lo bastante mal como para tomárselo a la ligera, con frivolidad o sin la lucidez y perspicacia suficiente, y ponerse a escribir significa meterse en el mundo y atreverse a meterle mano por todas partes, más vale que uno sepa distinguir un pezón de un grano, por decirlo de aquella manera...  es preferible un silencio reflexivo que una cháchara insustancial, sin profundidad, estereotipada...

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siempre actuamos según lo que interpretamos.
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En los últimos meses bastantes cosas han causado conmociones en mis ideas, y debo seguir esas conmociones para alcanzar algo más lúcido, profundo, verdadero y con sentido. Si no soy capaz de asumir que me he equivocado durante décadas en muchas cosas, no tengo décadas por delante. Y la verdad es que me he equivocado muchas veces, y no sólo en fallos de apreciación, de interpretación, sino que también he basado comportamientos en ideas que no son reflexiones sino quimeras, errores, fraudes, simplificaciones... así que tengo mucho que hacer, desmontando hábitos mentales anquilosados en estructuras erróneas, o anticuadas... si no lo hago, si no profundizo y amplío mi vida, seguiré repitiendo errores, círculos, callejones, y eso además de triste no tiene ningún sentido. Sólo si soy capaz de dejar atrás los errores del pasado, recuperar, conservar, afianzar, sembrar con la base de lo bueno de mi pasado, iré tejiendo un presente y un futuro que más o menos tendrá un sentido, un crecimiento. Además, con la edad que tengo, lo que es evidente es que más alto no voy a ser, ni más rápido, ni más fuerte, pero puedo crecer mientras todo lo demás que hay en mí lentamente se extingue. La ley de vida no es la muerte, es el crecimiento de la vida incluso mientras la muerte va avanzando, como va sucediendo desde cierta edad.
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De todas formas no estoy integrado en el mundo con normalidad, lo que quizá tampoco sea para tanto, a fin de cuentas, integrarse en este mundo tampoco me parece que sea un objetivo a toda costa. Quiero decir que si uno encaja naturalmente, pues perfecto, pero si tienes que hacer siempre un esfuerzo de adaptación entonces la cosa es muy distinta y de todas formas ni el mundo ni yo seremos eternos, y en realidad el mundo irá por su lado cuando yo no esté, tengo que pensar más en mí y menos en el mundo, que por cierto no va a pensar en mí, tampoco piensa en mí nadie, así que tampoco creo que yo deba al mundo más consideración de la necesaria. Sin embargo, hay principios que debo respetar, y en esas estoy, sin reverencias pero con respeto, y a veces con admiración.
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En el fondo si quiero hacer algún bien con las palabras debo llegar a las ideas correctas, a los comentarios precisos, a verdades en vez de a retóricas o meras palabrerías. Si quiero y si puedo, si soy capaz de tanto. Si no lo soy, tampoco pasa nada, aunque mejorables, los blogs de cine algo han hecho, aunque son medio fallidos y se han quedado a medio camino quizá. De las palabrillas... eso ya no lo sé, pero me alegra no haber publicado en papel, hoy recelaría de algunas cosas, ¡o de muchas! He caído en lo cool, en lo arty, en lo chic, en el rollo contracultura, progre, erotómano, en el rollo transgresión, originalidad y todo eso. Tengo que plantearme la vida con más realismo y menos fantasías y errores. Me va la vida que me quede en esto. Si no soy capaz de ir dando un cambio bastante grande, lo que me quede será lamentable. Me cuesta tomarme la vida en serio, y lo que no puedo es acabar en la superficialidad o la frivolidad tras haber atravesado infiernos tan dolorosos, quizá tontos a veces, quizá equivocados a veces, pero por lo general puros en cierto modo en vez de corruptos. No debo disculparme de mis faltas ni de mis limitaciones, ni de mis  errores, ni tampoco de las trampas en que he caído, ni de las cosas poco amables de los demás. Tampoco debo caer en la culpa sino más bien asumir la responsabilidad pero no asumir más responsabilidad que la que me toca, ni un gramo más. No me hace nada pasarme la vida haciendo el imbécil, ni en público ni en privado, no quiero ser esclavo ni payaso, ni tampoco el mensajero de las malas noticias, ni un predicador de fantasías...  no sé muy bien si hay un camino equilibrado en mí, que yo pueda desarrollar en mí, o esas cosas son demasiado complicadas y al menos, consciente de mis limitaciones y de lo que debo exigirme, dejo esa vertiente pública y por otra parte empiezo a escuchar más y más para seguir aprendiendo, y hablo con más dudas quizá en más cosas, con cuatro ideas medio claras que sin embargo defenderé siempre. De todas formas, cuando era un chaval, intuí que había mucho más de lo que me dijeron, y no he dejado de descubrir que estaba en lo cierto. Me creí que descubriría más cosas buenas que malas y en el fondo no ha sido así, y también me creí que las malas las podía cambiar, ¡yo cambiaría el mundo!. Vale, sonrío un poco, pero por otra parte, creo que quien no ha sentido estas cosas no merece ser llamado humano. Yo quizá soy un inadaptado, y sin duda un fracasado en muchas cosas, pero humano soy, en un mundo que de animal tiene más que de racional. Soy consciente, de todas formas, de que si yo no estoy para obras mayores, ni medianas, de todas formas hay gente de sobra preparada para intentar e incluso lograr más cosas. De todas formas, no hay que engañarse, el ser humano es limitado y la influencia de un ser humano, incluso del más excepcional, sobre el mundo es pequeño en las cosas buenas, pero no lo es en las malas. Hay que andarse con cuidado porque descarriar es fácil, incluso sin proponérselo, pero encauzar no es tarea fácil. Una labor así sólo la puede hacer quien domina bien el terreno, sabe el suelo que pisa, y tiene muy claras las cosas, incluso se anticipa a las cosas. Son cualidades que o bien yo no tengo, o yo no he desarrollado. Todo está por ver, pero no debe darme miedo, si es lo que sucede, el hecho de abandonar los blogs, no publicar, y volver como hace 20 años a escribir para intentar aclararme, y descubrir que dudar tampoco es tan raro, que motivos hay de sobra para dudar. Por otra parte, no puedo estar pensando en el dinero, si lo pienso bien, si tuviera 100 pensaría que ojalá fueran 200, si 1000 que con 2000 aún sería mejor, y así sucesivamente, y por lo general no es que me falte dinero, aunque hay cosas a las que no puedo acceder por falta de dinero, pero si lo pienso bien, gracias a internet cada vez son menos. Tengo mucho que hacer todavía, espero hacerlo. Sí creo que tengo un libro corto y de algún valor en mi interior, no sé si por encontrar entre lo que he escrito, a medio hacer, o todavía sin empezar, pero si resulta que estoy equivocado, tampoco pasa nada, algún verso se ha colado en mi corazón, y quizá alguna vez en el de alguien. Eso está bien, y hace que tenga un sentido, pequeño quizá, pero un sentido. De todas formas, con mi edad no se puede uno quedar siempre en lo pequeño, no puedo tomarme en serio este mundo pero no hay otra manera de tomárselo, creo que la risa tampoco viene al caso, pero que la gravedad me deprimiría. Si encuentro la distancia y la actitud precisa, entonces adelante, si no es así, pues para atrás y a fin de cuentas esto no era como poner cuños en el papeleo. Puede que esté agotado o puede que necesite un reinicio del sistema. Creo que todo el que ha creado algo acaba sintiendo el paso de la vida, los cambios que damos en la vida, mucho más que el resto, que también lo notan como es natural, porque la obra está ahí para enfatizar el acierto, la ilusión, el error, la bobería...  Yo ahora mismo no puedo enarbolar una bandera que no es de mi país, sino de un país que no sé muy bien si fue el mío y aún lo es bastante o ya tan poco que no es el caso. Tendría que hacer un prólogo extraño, de esos en que el autor, pasado el tiempo dice que hay cosas que ahora ya no las siente así, matizaría esto, lo otro lo cuestionaría, esto otro lo quitaría del todo, faltaría una aclaración en tal punto...  Puede que yo sí sea un escritor, pero no uno de esos que son capaces de una constancia, de una coherencia, tanto en forma y estilo como en el sustrato ideológico. Tampoco sería un problema, yo el problema no lo veo en si dejo de escribir sino en si dejo de crecer, si dejo de sentir que a pesar de tanta niebla y zozobra, día a día algún horizonte nuevo se hace más grande, algún error me queda al fin al descubierto, y alguna felicidad. Si soy sincero conmigo mismo cambiaría sin dudarlo un instante cualquiera de celebridad o influencia en el futuro por una sencilla vida de hogar con una mujer que me apreciara, con la que cada día fuera un esfuerzo amable, que me enseñara algo de lo que no sé, a la que enseñar algo de lo que sé, o de lo que dudo quizá. Es la verdad, no sé si por el miedo a quedarme solo, o porque en el fondo pues soy un hombre y no una piedra, esto es con diferencia lo que más anhelo, pero no estoy dispuesto a renunciar a nada, a encajar a presión. Difícil es que suceda, yo lo veo cada vez más improbable, pero por otra parte no he perdido del todo la fe en que sea posible algún día. Si lo pienso bien, estoy en la mitad de la vida, en teoría, así que lo que se dice prisa... creo que en mi vida casi nunca hubo motivos para la prisa ni tampoco para la excesiva paciencia que tuve. Paciencia cada vez tengo menos y ojalá nunca hubiera tenido. Prisa tampoco tengo y ojalá nunca hubiera tenido. Se trata de andar, no de correr ni cojear. Mi vida está saliendo y entrando, no sé muy bien nada más, pero me debo antes que nada a mí mismo, sin olvidar que para bien y para mal, soy parte de los demás, los demás son parte de mí. El punto en que primero deben ser los demás o debo ser yo es algo que me cuesta encontrar, pero me estoy preparando, no sé muy bien para qué. Quizá gran parte de mi vida algún día se revelé del todo y piense que toda mi vida estuve esperando ese momento. Pero si la gran ola no llega nunca, y jamás encuentro un alma (y un cuerpo dulce y lascivo) gemela, o mejor dicho complementaria, pues no he de olvidar que el mar regala oleajes a cada momento, y los pequeños instantes están llenos de oportunidades y bondades si han esquivado las calamidades y mediocridades. Y por otra parte tengo un problema de identidad pública, creo que necesito un nombre distinto al que tengo, marcar una distancia, reservarme un trozo a mi intimidad y vida privada, y otro a mi posible faceta pública, creo que eso me facilitaría las cosas, que en un mundo tan confuso, y siendo yo tan vulnerable, necesito la protección simbólica de otro nombre, pero tiene que nacer de mí, y de momento no nace, y veo imposible un crecimiento creador sin un renacimiento total . Ya se verá. Debo tener fe y el valor de cuestionarlo todo, por difícil y doloroso que sea, de lo contrario no hay sino inercia, y yo quiero más, sé que hay más. Hay mucha más vida que ésta, ni siquiera he empezado a escalar la cumbre, aunque ya no estoy en una cueva. Algo he avanzado, un montón, pero no es bastante, y nunca será bastante. “Abandona lo que tienes y ve a por más quizá sea un lema exagerado”, o quizá sólo le cambiaría la primera parte, creo que hay que conservar lo bueno de lo que tienes, abandonar el resto e ir a por más. Es lo que estoy haciendo.
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algunos conocemos la existencia de los libros... bastantes saben de algo misterioso, hecho de páginas de papel, con cubierta y todo, a veces de colores, que tiene letras, y a veces imágenes, dentro...  otros quizá ni sepan de oídas lo que es un libro en un tiempo, pero eso no sé si es tan importante, pues demasiados libros no aportan lucidez ni bondad a la vida, así que de todas formas, si desaparecieran los libros se perdería algo pero no tanto, lo que ocurre es que los bibliófilos nos hemos acostumbrado a llevarnos libros a la cama, y un ordenador no es lo mismo, aún dando calor es más frío, y pesado, ruidoso, aunque para consultar en vez de leer es mucho más práctico. De todas formas no me asusta un futuro sin libros de papel, aunque sería una pena que se perdiera porque aporta algo que no puede aportar el ordenador, es algo físico, que se impregna, que te impregna... 
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creo que es importante decir algo que valga la pena ser dicho... por otra parte creo que es importante la manera de decir... sin embargo, no quiero ser ni un plasta panfletario carente de estilo, ni un amanerado que adorna la nadería. 
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El gran escritor respira; el mal escritor se da aires.
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error de concepto... por una manía de alcanzar y comparar, se trata simplemente de fluir
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Hay que alegrarse cuando las cosas salen bien, no es lo más probable.

Hay que alegrarse cuando intentamos hacerle algún bien a alguien y lo logramos, tampoco es lo más probable. Incluso con las mejores intenciones, es más fácil perjudicar que beneficiar, pues no es fácil hacer el bien, además de las cosas del mundo, no es raro equivocarse y, por lo general, un error es más dañino que beneficioso es un acierto.  
Hacer el bien es más difícil que hacer el mal. Y además, insisto que incluso con buena intención, es más fácil perjudicar a alguien con un error que beneficiarla con un acierto. Además, ya sé que no es muy optimista decirlo, un acierto a menudo tiene poca repercusión comparado con la influencia de un simple error, que puede ser devastador. Milagros hay pocos, pero los desastres y las catástrofes nunca han escaseado... ¡por eso hay que alegrarse tanto cuando las cosas salen bien!.
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El problema no es la animalidad humana sino la pretensión niñata, megalómana y egocéntrica de creerse Dios, el centro de universo y alrededores. El problema no es escapar de la animalidad sino escapar del endiosamiento.
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Me pregunto si tendría frialdad o todavía ternura, si tendría indiferencia o todavía ira. Lo sabré. O no lo sabré, tampoco me importa mucho.
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Es complicado hacerse cargo del pasado, de los errores, de los aciertos que son de una vida anterior, de otro tipo que vivió en mí hace tiempo. Y creo que nunca es agradable recordar, si son recuerdos desagradables se les da nuevo aliento, y si son agradables hacen más desagradable la tibieza o miseria del presente.
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Un poco de luz nos hace olvidar la noche.
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La vida no merece tomarse muy en serio, ni se puede tomar del todo a broma.
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En los planes del creador, si existe un creador, parece que no entraban la justicia ni la felicidad, pero no se sabe muy bien porqué quedaron como ideales humanos. Quizá eran planes que quedaron olvidados en algún rincón, tenía tanto que hacer el creador, y en el último momento los intentó meter en el horno de la creación pero se quedaron a medio hacer.
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El instinto se impone a menudo a la inteligencia, así que igual lo de que somos animales racionales es verdad pero sobre todo la primera parte.
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La vida no es alegre, tiene sus alegrías, que es distinto.
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